Fotos Cortesía Ocesa / Lulú Urdapilleta
Me encuentro recargado en una pared exterior del Bar Miramar. Contemplo, inquieto y con ganas de ir al baño, el acceso al Teatro Metropólitan. Resulta Irónico sentirme ridículamente solo entre los tres mil fanáticos que agotaron las entradas para la presentación de Fito Páez.
Desprevenido, siento un empujón que me envía de frente contra los pilares de la escalera central, me dolió la nariz. Un individuo en indudable estado etílico se tambalea por los pasillos tratando de llegar a su asiento. “Caballero, le vamos a pedir que se retire del inmueble”, le ordena el supervisor de Lobo -los perros guardianes de Ocesa, pues-. Supe que trató por más de una hora, sin éxito, entrar de nuevo al Teatro.
Tras la aparición del cinco veces ganador del Grammy Latino, enfundado en un traje negro, y como si se tratase de una odiosa hinchada argentina, se escucha el grito unísono de los asistentes: “Oe, Oe, Oe, Oe, Fito, Fito”. “Cadáver Exquisito” y “Yo Te Amo” abrieron la primera velada del argentino en la Ciudad de México.
“Giros” y “La rueda mágica” fueron las piezas que antecedieron a “11 y 6”, éxito de 1985 y puesto número 29 entre las mejores canciones en la historia del rock argentino según la revista especializada Rolling Stone.
“Yo vengo a Ofrecer mi corazón”, además de “Gente sin swing”, dieron paso al momento que más excitación causó entre los asistentes: el cantautor y su piano. Todo empezó con “Tumbas de gloria”, me fue imposible no cantar sintiéndome el mismísmo Fito: “Y no sirvió de nada porque todo el día estabas dando vueltas y más vueltas que pegué en la vida para tratar de reaccionar…”.
“Payaso” interpretada en solitario por Fabiana Cantilo, con quien Fito vivió un breve romance cuando ambos iniciaban su carrera bajo el brazo cobijador de Charly García; “Ennio en mí”, del disco Dreaming Rosario (2013); “Naturaleza sangre”; “Un vestido y un amor”, “El amor después del amor” con Loli Molina y el tan querido clásico “Circo Beat” también formaron parte de este repertorio con 30 años de vida.
“Dar es Dar”, esa que conocí por un comercial de chocolates –ja- y “Mariposa Tecknicolor” fueron los temas que se encargaron de clausurar una fecha más del argentino en México.
Resultó inevitable cantar esa gran melodía mientras camino hacia el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM): “Todas las mañanas que viví, todas las calles donde me escondí, el encantamiento de un amor, el sacrificio de mis madres, los zapatos de charol…”.