Por muchos años, Blizzard y su exitoso videojuego World of Warcraft mantuvo virgen pegado a su computadora a toda una generación de gamers, de hecho en algún punto la compañía rebasó los 10 millones de suscriptores. Con un director de renombre (Duncan Jones) y un enorme presupuesto, la película basada en World of Warcraft se convirtió en la esperanza de Hollywood para romper la maldición que tienen las adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande. ¿Podrá hacer Warcraft lo que Iron Man hizo para las películas de superhéroes? ¿Es Warcraft la película que desate una ola de buenas películas basadas en videojuegos?
El concepto de Warcraft es simple: el mundo de los orcos está muriendo por lo que, mediante un portal, se transportan a Azeroth, reino de los humanos, para conquistarlos y tener un nuevo hogar. En general seguimos a dos protagonistas, uno de cada bando: Durotan (Kebby Kethel), un honorable líder orco que busca cuidar a su clan y familia. Del otro lado tenemos a Lothar (Travis Fimmer), un guerrero humano (una especie de Aragorn) que protegerá a su rey a toda costa.
En un principio, la historia no es tan fácil de comprender, pues la película te avienta muchas cosas que no son simples de digerir y la presentación de algunos personajes es apresurada, lo que provoca algo de confusión. Por ahí hay una sub-trama de romance muy forzada que de haber sido mejor desarrollada, el desenlace hubiera sido mucho más impactante. Pero eventualmente las piezas del rompecabezas se van armando y la historia termina transmitiéndose adecuadamente. Cabe mencionar que yo nunca llegué a jugar el videojuego y supongo que aquellos que sí lo hicieron podrán comprender de manera más rápida todo el asunto.
Warcraft es entretenida. La coreografía de las peleas nos permite tener intensos enfrentamientos con satisfactorios y a veces brutales resultados; los personajes son en general muy agradables y ayudan a que mantengas la atención en todo momento. El tercer acto es frenético y ya que todo acaba, te deja con un gran sabor de boca y una admiración por uno de los personajes principales.
Algunos personajes como el joven mago Khadgar (Ben Schnetzer) son poco desarrollados, resultando en cierta indiferencia hacia sus historias. Pero otros como Garona (Paula Patton) y Durotan (Toby Kebbell) resultan ser muy interesantes, este último me pareció el mejor personaje de la película, pues todo lo que hace tiene una causa bien explicada, permitiendo que puedas simpatizar con el.
Travis Fimmer (Vikings) como Lothar, tiene gran presencia en escenas de acción pero en otros momentos de la película sufre de inconsistencia debido a la poca profundidad emocional que tiene el personaje. Las actuaciones de Dominic Cooper (Agent Carter), como el Rey Llane y Ben Foster (3:10 to Yuma) como un poderoso mago llamado Medivh son más que suficiente para darle buen sabor a la trama.
El diseño de producción, cinematografía y CGI ayudan a sumergirte totalmente a este mundo fantástico; el motion capture es impecable, no hay nada que se vea raro y particularmente los efectos especiales que revuelven el uso de magia, lucen hermosos. Warcraft es de las pocas películas que verdaderamente vale la pena ver en 3D pues visualmente te quita el aliento.
Aquellos que jugaron World of Warcraft van a disfrutar mucho del filme (en lo personal, yo la vi con uno y salió extasiado) pero otro tipo de audiencia que no disfrute de películas de fantasía, difícilmente va a sentirse atraído por este conflicto entre orcos y humanos. Además existen varios problemas: la edición fue torpe por momentos, la trama es confusa, el antagonista principal (Gul’dan) no hizo lo suficiente para convencerme de su maldad y en general el filme tiene pocos elementos que te ayuden a establecer una conexión emocional con muchos de los personajes.
Warcraft es entretenido y visualmente impecable. El director Duncan Jones logró hacer una fantástica adaptación que en otras manos podría haber sido un desastre; definitivamente quiero ver más del mundo que creó y es más que evidente que todavía hay mucho potencial en esta franquicia. No puedo asegurar que esta película sea el parteaguas para la emergencia del ‘Género de videojuegos‘ en el cine, pero sí puede ser la chispa que Assassin’s Creed, en diciembre, ayude a estallar para que Hollywood abrace estas adaptaciones.