Marvel Studios se ha dado a la tarea de crear un mundo de superhéroes con diversidad: cada película dentro de su Universo Cinemático ha intentado ser diferente de algún modo. Winter Soldier es una película de espionaje con tintes noir, Civil War es un thriller psicológico, Guardianes de la Galaxia es una ópera espacial y en esta ocasión, Doctor Strange se mete de lleno al mundo místico, provocando la apertura hacia un a un sinfín de posibilidades para Marvel.
Stephen Strange (Benedict Cumbertbatch) es un renombrado neurocirujano con un ego tan grande como su reputación. Tras perder parcialmente la movilidad de sus manos en un accidente, Strange se aventura a un viaje místico para descubrir nuevas formar de curarse y regresar a una vida normal. Así conoce a la Ancient One (Tilda Swinton), quien comienza a guiarlo por el mundo de las artes místicas que pronto serán necesarias para defender al mundo de ataques bastante locochones encabezados por Kaecilius (Mads Mikkelsen).


Lo voy a decir de una vez: Doctor Strange es el espectáculo visual más impresionante que he visto en una sala de cine. Normalmente las películas en 3D son un repugnante fraude, pero Doctor Strange está a años luz de todo eso, convirtiéndose en la mejor película que ha usado esta tecnología. Verla en IMAX vale todos y cada uno de los centavos que gastes, pues los efectos visuales que son presentados ante tus ojos te quitarán al aliento y te harán pensar que tal vez los empleados de la dulcería pusieron LSD en tu refresco.
Doctor Strange se siente diferente a otras películas de Marvel: Scott Derrickson (Sinister) tomó un riesgo al alejarse de lo que sus películas ‘hermanas’ han hecho para contarnos la historia de cómo un ojete se convierte en un héroe, de cómo Strange tiene que combatir contra su propia personalidad egocéntrica para abrir su mente a impensables posibilidades. Al mostrar la arrogancia de nuestro personaje principal desde los primeros minutos de la película, su transformación personal se vuelve mucho más interesante. Por cierto, este filme tiene el humor típico de Marvel pero en menor medida y de hecho algunos chistes se sienten innecesarios.
El elenco de la película es de primerísimo nivel y todos cumplen con las expectativas. Aunque me tardó en convencer, la actuación de Benedict Cumberbatch (Sherlock) le agrega mucho peso a la película, pues en ella nos muestra todos los defectos del personaje y como va evolucionando como ser humano: Cumberbatch termina por adueñarse 100% del personaje de Doctor Strange. Rachel McAdams (Diario de una Pasión) no hace mucho, pero su actuación es clave para el desarrollo de Strange, siendo ella quien le recalca sus deficiencias.


Tilda Swinton (Las Crónicas de Narnia) es tal vez la mejor parte de la película pues además de que su presencia es magnética, realmente se mete a su personaje y se convierte en esta sensei llena de sabiduría a quien siempre tienes que escuchar. Chiwetel Ejiofor (12 Años de Esclavitud), como Mordo, es bastante bueno y aunque no es un punto clave, su arco en esta película prepara al personaje de manera adecuada para ser de peso en un futuro. Benedict Wong (The Martian) encarna a Wong de una manera simple pero efectiva, entregando sus línea de manera impecable y provocando que te enamores de su peculiar personaje.
El punto débil de las películas Marvel también asomó su fea cabeza aquí: el villano. Madds Mikkelsen (Hannibal) como Kaecilius es un tanto decepcionante por el poco tiempo que ves de él. Sí, su look es cool, sí, es intimadante, pero… ¿por qué? Ni idea. Siempre es lo mismo con Marvel Studios: un excelente actor encarna a un interesante villano del que quisieras conocer más, pero a fin de cuentas termina siendo uno del montón, sin nada que le ayude a salirse del molde pues no recibe el tiempo suficiente para desarrollarse como personaje. Kaecilius para nada es el peor, pero tampoco es el mejor antagonista marvelita. Y es que estás tan metido en el camino personal de Stephen Strange, que queda poco espacio para explorar no solo al villano en turno, sino al resto de los personajes de la película que tal vez pudieron haber ofrecido más.


El tercer acto, aunque se siente insatisfactorio, debo reconocer que es algo totalmente inesperado y refrescante. La historia es sencilla pero bien ejecutada gracias a las tremendas actuaciones del elenco y si alguna vez has leído cómics de Doctor Strange, lo más seguro es que ver el Sanctum Sanctorum y al ojo de Agamotto en acción te provoquen bastante placer.
Doctor Strange no es la mejor película que ha hecho Marvel Studios pero es una de las más creativas y arriesgadas del repertorio. Los efectos visuales son para dejarte la boca abierta y por ello, ver esta película en el cine es una experiencia obligada. Una de las escenas post-créditos se siente apresurada, pero la otra te dejará sudado y con hambre por más Marvel.