Desde que épicas melodías de música clásica resuenan en las bocinas del cine y el primer cuadro aparece en pantalla, te das cuenta de que estás a punto de ver algo totalmente fuera de lo normal. El Sacrificio del Ciervo Sagrado es distinta. Es un vengativo y surreal viaje de horror psicológico en el que no puedes despegar tus ojos de la pantalla: cualquier cosa puede pasar en la nueva película de Yorgos Lanthimos.
La trama se centra alrededor de una familia, encabezada por Steven (Colin Farrell), un respetado cirujano que vive muy feliz con su esposa Anna (Nicole Kidman) y sus dos hijos (Raffey Cassidy y Sunny Suljic). La vida de la familia cambia cuando Steven decide proteger y entablar una amistad con un joven sin padre llamado Martin (Barry Keoghan), algo que eventualmente lleva a radicales tomas de decisiones y desquiciados acontecimientos.
Antes que nada El Sacrificio del Ciervo Sagrado es una película psicológica. En todo momento te sientes perturbado y con la sensación de que hay algo mal con uno de los personajes y de que en cualquier momento todo va a valer gorro. El director Lanthimos (La Langosta) se balancea en una delgada y peligrosa línea entre el horror psicológico y el absurdo, logrando mantener el equilibrio en todo momento para dejarte el ojo cuadrado.
La dirección es perfecta. Es asombroso cómo Lanthimos es capaz de provocarte incertidumbre, escalofríos y risa al mismo tiempo, pues de pronto ves escenas que no tienen sentido lógico pero que en la realidad de la película, y por la manera de actuar de los personajes, son totalmente coherentes sin importar que rayen en lo absurdo. El guión es fascinante: todos hablan de manera propia, con tranquilidad, como si quisieran dejar totalmente claro lo que está pasando por su mente; son casi como zombies letrados y eso le agrega al sentimiento antinatural de la película.
La película tiene tintes cómicos pero el humor es diferente al de cualquier otra producción. Cuando te ríes te llega esa sensación de culpa. ¿debería estar riendo?… es una risa incómoda, pues la aterradora premisa no es cosa de comedia pero el guión de Lanthimos y Efthymis Filippou está estructurado de tal manera que, como audiencia, aceptes el mundo surreal y te rías de su absurdidad sin dejar de sentir escalofríos. Es como si el director te dijera: “está bien, ríe, pero no olvides lo inquietante que es la escena a cuadro”.
La atmósfera sonora es aterradora, una combinación de agudos violines y estruendosos acordeones están aquí para hacerte sentir pánico y meterte en la cabeza el terror psicológico por el que están atravesando los personajes. Pero como todo en esta película, también hay ironía en la música, que a veces es utilizada de manera exagerada para acentuar lo ridícula de una situación, aunque sin romper la tensión que esta misma provoca.
Lanthimos y su cinematógrafo Thimios Bakatakis hacen de El Sacrificio del Ciervo Sagrado una de las películas visualmente más impresionantes del año. Las tremendas tomas pueden ser claustrofóbicas o a veces excesivamente limpias, todo con el objetivo de provocarte terror de manera creativa.
El elenco fue seleccionado impecablemente. Barry Keoghan (Dunquerque) nació para este papel: el irlandés no duda en ponerte los pelos de punta con sus extravagantes diálogos y expresiones faciales que encajan con la cara de loco que ya tiene. Si por mi fuera, en este momento le daba el Oscar a Mejor Actor de Reparto. Por segunda vez, Colin Farrell hace dupla con Lanthimos y el resultado es otro home run. Farrell hace magistral trabajo con este demandante papel en el que su personaje tiene un poderoso temple, aquél necesario en un hombre que realiza cirugías a corazón abierto, aunque por lo mismo cree que no tiene defectos y le cuesta trabajo aceptar que es humano… y todo esto manteniendo un borde cómico. Con tanta situación incoherente sucediendo a su alrededor, el hecho de que Farrell sea tan serio, solo le agrega más hilaridad al asunto sin romper el hilo de la trama.
En los últimos años, Nicole Kidman ha tenido una de sus mejores fases como actriz y esta película es una de sus más destacadas participaciones: está en el papel de la esposa y madre que parece tener todo bajo control, pero que se ve orillada a cambiar y a llegar a ciertos extremos con tal de aliviar la situación en la que se encuentra su familia. Al igual que Farrell, Nicole Kidman logra entregar sus diálogos con inquietante sentimiento, elevando exponencialmente el humor negro que algunas situaciones provocan. Los chamacos Raffey Cassidy y Sunny Suljic no se quedan atrás: ambos siguen la antinatural línea que todo en esta película lleva para perturbar tu mente.
El Sacrificio del Ciervo Sagrado parece un episodio de La Dimensión Desconocida escrito por Franz Kafka y con los productores de Black Mirror. Y no, tal vez esa descripción ni siquiera le haga justicia a la sublime explosión cerebral que es esta película. Con creatividad y locura, Lanthimos calibró todos los elementos a su disposición para dejarte sacudido y que nunca olvides la experiencia que viviste en esa sala de cine.