Aquí estamos. Veintiún filmes y casi 11 años después, Marvel ha logrado algo que hubiera parecido inimaginable cuando yo era pequeño: perfectamente trasladar al cine a un universo colorido, variado y espectacular de superhéroes, desarrollando una narrativa a largo plazo para unirlo todo, creando películas con distintos tintes y convirtiendo a la cultura geek en un masivo y universalmente aceptado fenómeno. Avengers: Endgame es la culminación de algo titánico… algo que suena fácil, pero que nunca se había hecho y que difícilmente será replicado: captar la atención de millones de personas, sin importar raza, etnia o género, y unirlas alrededor de entrañables historias y personajes, resultando en un poderoso apego emocional. No importa lo que pienses del género de superhéroes: el logro de Marvel Studios es algo que marcará una etapa en la historia del cine y la cultura popular.
Avengers: Endgame comienza poco tiempo después de lo ocurrido en Infinity War, con los habitantes de la Tierra en completa depresión y un Tony Stark varado en el espacio. El chasquido de Thanos erradicó a la mitad de todos los seres vivientes del universo, y los Avengers sobrevivientes quieren buscar la manera de revertir su efecto.
Las primeras dos horas de Avengers: Endgame son un desastre. La mayoría de la película sigue una trama nada sutil, totalmente enfocada en nostalgia y eso es algo que en el momento me pareció terrible. La nostalgia es una manera fácil y poco creativa de conectar con la audiencia: en vez de buscar maneras de innovar, los hermanos Russo aprovecharon el universo que ya tenían para satisfacer a las masas. No sentí ningún temor, expectativa o emoción durante todo ese tiempo. Pero, ¿saben qué? A pesar de que no disfruté de esas primeras dos horas… lo comprendo y lo acepto. Esos dos actos son una magna celebración del increíble trabajo que Marvel Studio hizo durante los últimos 11 años: una encantadora y merecida celebración que recompensa a los fanáticos de este universo por su cariño y lealtad. Entre más conozcas del MCU (incluyendo algunas series) más disfrutas de todo esto.
Y después de la fiesta, llega el tercer acto. No importa el ritmo de la película, ni sus abundantes hoyos en la trama, o su evidente incoherencia lógica y temporal… el tercer acto de Avengers: Endgame entrega una escena que en mi humilde opinión es una de las más grandes e importantes en la historia del cine moderno: es un momento que nos deja ver qué tan lejos ha llegado el ser humano y la tecnología, que recoge los frutos de 11 impresionantes años de narrativa a largo plazo a través de los cuales hemos crecido y conectado con diversos personajes de este universo cinematográfico, personajes que hemos visto sufrir, reír y superarse a sí mismos… personajes que han inspirado a niños, jóvenes y adultos y que incluso han ayudado a mejorar nuestra sociedad. Es un momento que ejemplifica perfectamente por qué el cine es tan importante en nuestras vidas.
Entre el balance de drama y comedia, la nostalgia, los momentos de empoderamiento femenino y el orgásmico tercer acto, creo que todo fan va a salir feliz de esta experiencia, y es que, a pesar de lo que pienses de la película en su totalidad, la satisfacción por ver cómo tantos años de desarrollo llegan a un fin puntual, es inmensa.
Avengers: Endgame tiene muchos problemas y técnicamente no es la mejor película, pero es una genuina, espectacular y muy emotiva carta de amor de la familia Marvel, los hermanos Russo y el mundo de los cómics a la cultura moderna.
Tras finalizar los créditos de Avengers: Endgame y al abandonar la sala, un grupo de niños – de no más de 6 años – vestidos de superhéroes como Rocket Raccoon o Capitán América, discutían qué escena les habían hecho llorar más. Sin ocultar nada, sin vergüenza: niños hablando abiertamente de sus emociones y de su relación a la película. En cuanto dieron un paso fuera de la sala, uno de ellos dijo: ‘vamos a seguir discutiendo en el carro para no spoilear a nadie aquí afuera’. Durante toda mi infancia y adolescencia, jamás me hubiera imaginado que una película de superhéroes así pudiera existir, y mucho menos causar tal efecto. Estos preciosos segundos fueron más que suficiente para comprobarme que Marvel es magia y que Avengers: Endgame es un triunfo.