Casi se nos pierde en la irrelevancia.
Presentada en el Festival de Morelia, Perdida es la nueva cinta dirigida por Jorge Michel Grau (Somos lo que hay), un remake del hit colombiano de 2011, El rostro oculto, misma que recibió gran aprobación en su momento. En esta nueva versión, Grau reunió a José María de Tavira, Paulina Dávila y Cristina Rodlo para darle nueva vida a un interesante thriller que por desgracia, se ve sofocado por sus pretensiones burgueses.
Eric es un exitoso director de orquesta que regresa a México para vivir en una aislada mansión en el Desierto de los Leones, tras estudiar y trabajar en diversas partes del mundo. Viene acompañado de su esposa, Carolina, quien desapareció subitamente. A los pocos días, Eric encuentra consuelo en los brazos de Fabiana, una camarera de bar con quien entabla una relación. Sin embargo, la joven pronto dará cuenta que algo en la casa no está del todo bien y comienza a sospechar del destino de Carolina.
Aunque al inicio Perdida se presenta como un pastiche de tintes eróticos con una atmósfera esnob irreal que resulta chocante, evoluciona en un thriller decente gracias a las actuaciones de sus protagonistas femeninas. El duelo entablado entre ambas es el pilar donde se sostiene el filme, pues los roles pasivo/agresivo deambulan en todo momento. Esto conlleva a un interesante suspenso que logra rescatar gran parte del filme, en especial por su sobrio cierre. Si hubiese sabido mantener este ritmo, estaríamos ante un thriller estupendo.
Es una lástima que Tavira sea un protagonista tan mediocre, plano en su actuación con ningún atractivo como para sentir empatía por su situación. Su personaje como director de orquesta es tan pedante e irreal, que resta cualquier posible encanto. En especial cuando se dan a conocer todas sus infidelidades, termina de sellar el desdén.
El resto del reparto, funge como mero ornamento para introducir las siguientes situaciones, sin un desarrollo concreto o algo que alimente más la tensión, como la antigua dueña de la casa o el detective encargado de la investigación. Es triste ver como ese potencial se desperdicia en su enaltecimiento de los lujos. Y por más que la intentaron, la Sala Nezahualcóyotl jamás lucirá como el recinto austriaco que tanto aspiraban.
Perdida, así como el resto de la filmografía de Graue, es un ejercicio más de estilo sobre sustancia. El erotismo introducido en el primer acto resulta un tanto morboso conforme la trama avanza, deshaciéndose de tal elemento. Y sobre todo, estos elementos de la clase alta se sienten demasiado falsos en la realidad mexicana. Hay algunos movimientos de cámara interesante, aunque sin duda lo mejor de la película es su genial diseño sonoro. La banda sonora es excelente, cortesía nuevamente de Enrico Chapela (mismo responsable de Somos lo que hay). Triste que el resto de la obra, no pueda estar a la altura. Véanla cuando esté en Netflix un sábado en la tarde.
Calificación: 6.5