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Cine

Crítica: Coffee y Kareem

Una simplona comedia de acción que sale a flote gracias al buen trabajo de su elenco

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La nueva película cómica de Michael Dowse, “Coffee y Kareem” cuenta la historia de James Coffee (Ed Helms) un policía que intenta ganarse la aprobación de Kareem (Terrence Little Gardenhigh), el parlanchín y atrevido hijo de 12 años de su novia Vanessa (Taraji P. Henson). Enojado por la relación, Kareem intenta contratar a un peligroso criminal para darle una paliza a Coffee y así alejarlo de su madre, pero al hacerlo, accidentalmente expone una red criminal. Kareem y Coffee deben huir, investigar y trabajar juntos para resolver el caso y proteger a Vanessa de los criminales que los persiguen. Ya está disponible en Netflix.

Esta película es lo que promete y nunca finge ser nada más. Es una comedia de acción siguiendo la fórmula de ‘pareja dispareja’, la misma utilizada por Dowse el año pasado con “Stuber”, solo que en vez de un valiente policía ciego y un torpe conductor de Uber, aquí tenemos a un torpe policía de gran corazón y un valiente niño de 12 años que se cree gangster. 

Aunque su concepto es genérico, “Coffee y Kareem” funciona gracias a buenos chistes, una historia compacta que sabe lo que quiere, y mucha química entre sus dos protagonistas. Ed Helms (“The Hangover”) está en un papel ya conocido y lo ejecuta sin problemas. El joven Terrence Little Gardenhigh camina en una complicada línea: su personaje es el de un morrito fastidioso y muy atrevido que fácilmente pudo haberse vuelto desesperante. Gardenhigh logró encontrar un balance y conectar con Helms para sacar a flote la historia.

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Otro elemento que impulsa a “Coffee y Kareem” es Betty Gilpin. Esta mujer viene de romperla en “La Cacería” y aquí vuelve a sacar chispas. Sí, es una película más simplona, pero Gilpin se luce con su timing cómico y desquiciada actitud. Los otros villanos del filme, interpretados por RonReaco Lee y Andrew Bachelor, brindan una familiar aura de cotorreo, pues más allá de malosos, son un montón de bufones. 

Estamos ante una comedia de 88 minutos que probablemente hubiera pasado desapercibida en cines, pero que en Netflix se convierte en una opción ideal para distraerte. Ojo, hay muchas groserías, sangre y balazos, por lo que no es una opción familiar. Su trama es totalmente predecible, pero se implementan algunas ideas divertidas, resultando en múltiples momentos de entretenimiento. 

“Coffee y Kareem” es una buena herramienta para apartar tu mente de los problemas y reír un rato. Es una grosera, divertida e irreverente comedia de acción que nunca intenta romper barreras y aprovecha los elementos a su disposición para entretenerte. Betty Gilpin casi se roba la película y será mejor que recuerdes su nombre, porque se vienen cosas más grandes para ella.

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