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Matrix Resurrecciones, una cuarta parte para redimir la saga

No muy convencidos, pero otra vez tomamos la pastilla roja.

Mario Valencia

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Matrix Resurrecciones reseña

En este bello espacio he hablado de distintas sagas cinematográficas. Pero nunca sobre una cuyo boom, recuerdo tan vívidamente. The Matrix lo fue todo a inicios de los 2000: una moda en la vestimenta, una tendencia a seguir con el famoso bullet time, un soundtrack emblemático, objeto de incontables parodias (inolvidables las ilustraciones donde ponían a personajes de Los Simpson como parte del elenco) y en especial, un análisis hacia los temores del inicio de la era digital. No tardó en convertirse en una de las franquicias más populares del cine, con secuelas de dudosa calidad, un spin off animado y hasta videojuegos. Matrix parecía un producto limitado a su época cuando de repente, llega Matrix Resurrecciones, la cuarta parte de una saga donde el estigma de sus altibajos, han pesado hasta entre los más fans.

Sin embargo, Resurrecciones busca ser ese equilibrio entre la acción y los temas existenciales que la trilogía original planteó. Aunque inmerso en una visión demasiado romántica, el intento está ahí. Igual, al final ya Keanu Reeves es incuestionable, ¿cierto?

Matrix Resurrecciones reseña
Imagen: Warner Bros.

Matrix Resurrecciones: siguiendo al conejo blanco

En Matrix Resurrecciones encontramos a Neo llevar una vida normal años después de la revolución. Ahora vive absorto como el diseñador de un popular videojuego… Llamado Matrix, próximo a lanzar… Su cuarta edición. Sí.

Pronto los recuerdos del pasado comienzan a agobiarle hasta que una nueva versión de Morpheus, se aparece frente a él para ofrecerle una nueva pastilla roja que le ayudé a volver a la Matrix, ahora más vigilada y complaciente para los seres que la habitan (Meta, ¿acaso eres tú?). Por supuesto no estará solo, pues pronto Trinity, gracias al poder del amor, le ayudará en esta nueva misión.

A diferencia de sus antecesoras, Resurrecciones juega gran parte con la idea de la metaficción y la ruptura de la cuarta pared. Este concepto aplicado a la Matrix es francamente excelente, más en el primer momento que ocurre cuando mencionan como “el amado estudio Warner Bros.” les pidió hacer una cuarta parte. La meta Y gran parte de este juego entre ensoñación y realidad se lo debemos al mejor personaje de esta nueva entrega, El Analista, encarnado por Neil Patrick Harris.

Harris es la base de este relato de un delirante Neo y un entusiasta grupo de revolucionarios inspirados por sus hazañas pasadas. Un guía cuya forma para manipular la situación a través de discursos que por lo visto, han estancado a Neo en una rutina durante años. Nunca pierde el temple ni ese humor sarcástico a pesar de la inevitable reconexión del héroe.

Pero el apartado psicológico de la cinta funciona no solo a partir de la presión dialogada: la edición juega un papel vital al menos en los primeros dos actos. Ver el desarrollo temeroso de Reeves entre una vida común, nos remonta a situaciones muy cercanas a nosotros y que tan aprehensivos como sociedad nos hemos vuelto. La secuencia con “White Rabbit” de Jefferson Airplane, un himno para esta saga, es genial a más no poder, la conjugación entre música, pasado y el desconcierto del futuro.

Matrix resurrecciones reseña
Imagen: Warner Bros.

La metaficción funciona no solo como forma para acercar al público (como algunos desconcertados a mi lado), sino como un análisis para que el espectador, haga conciencia de nuestra propia Matrix.

“Le pagó mucho a una persona para que me responda esas preguntas”, responde en un momento el buen Keanu. Dependientes a todo pero sin un fondo en concreto. Neo no está conforme pero le teme a lo que desconoce. Es cuando entran estos flashbacks hacia la trilogía original con dos propósitos, el fan service y el amable recordatorio de ser El Elegido. Aunque también hay que reconocerlo, a veces se abusa un poco del recurso.

Conforme avanzo este texto, es inevitable no percatarse de las demás virtudes de Matrix Resurrecciones. Sentada a la derecha de don Harris, tenemos el regreso de Carrie Anne-Moss como Trinity, condenada al mismo destino genérico de Neo. Aunque más trágico al hacer conciencia de manera más concisa de como las mujeres, a veces parecen programadas a cumplir ciertos estándares. Gradualmente, adquiere un notorio rol de poder que inspira a la escuadra a su alrededor. Ella luce como la Elegida lista para despertar. Pero… Aquí también entra el mayor defecto del filme: el maldito y excesivo uso del poder del amor como resolución de varios obstáculos.

Querida Lana Wachowski, entiendo la catarsis de realizar esta película para superar una pérdida. Pero cuando hasta las escenas de acción terminan opacadas por el sentimentalismo y el ritmo cae de manera espantosa, no hay mucho hacia donde voltear. Que bien retomar este romance dosmilero tormentoso, el problema fue su incapacidad de distribuirlo a lo largo de la película. Y esto, vaya que se vuelve exageradamente aburrido y hasta inverosímil cuando es la excusa para resolver el conflicto.

Matrix Resurrecciones reseña
Imagen: Warner Bros.

Conclusión

Te odio, Neil Patrick Harris. Gran parte de la calificación e inevitable recomendación de Matrix Resurrecciones recaen en él, su actuación y simbolismo del personaje al ser las cadenas del Mesías. Ya se había intentado crear estos gurús místicos que encierran en laberintos a sus antagonistas pero él, lo logra con enorme malicia. Ni que decir de Moss que al momento de despertar, recupera y obtiene habilidades aún más impresionantes que las de Neo.

¿Qué si es mejor que la segunda y tercera? Joder, claro que sí. Pero tampoco escasea en defectos y reciclaje para complacer con frases del tipo “oh, ¿recuerdas eso que pasó en la primera?” o “¿viste ese homenaje?”. Hay escenas emblemáticas en las tres películas pero recaer en este vicio de la industria, lo lleva al riesgo de convertirse en otro producto olvidable.

Finalmente, claro que se extraña ver a Hugo Weaving y Laurence Fishburne, los enigmáticos rostros de la trilogía que le dieron sentido al antagonismo y heroísmo respectivamente. Aunque bueno, los fans férreos sabrán el por qué de sus ausencias (al menos sé que Fishburne es porque falleció en uno de los juegos y en este universo, todo es canon) pero no por ello deja de sentirse un vacío en lo que en teoría, es una celebración de Matrix.

Los aficionados a la franquicia la amarán pero curiosos ocasionales pueden abstenerse, a menos que estén interesados en un perverso discurso psicológico… y tengan la paciencia para verlo edulcorado por el poder del amor.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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