Reseñas Discos
Thalía’s Mixtape: un fallido homenaje al rock español
Thalía evitó salirse de su zona de confort y entregó un disco que no refleja originalidad, pasión ni rebeldía
Thalía se ha sumado al rocanrol de una manera poco esperada. Mientras Alejandra Guzmán lleva varios años creyéndose la reina del rock con algunas baladas pop, música romántica y rolas duras, pero no rebeldes, al tiempo que Belinda ha probado duetos con Moderatto, la mexicana protagonista de “Marimar” decidió hacer covers de las más grandes bandas.
El llamado rock en tu idioma se creó en América Latina por iniciativa de BMG Arriola, e hizo famosos a cientos de músicos y músicas. Algunos a nivel local, otros por todo el continente y una pequeña parte por todo el mundo. De ahí salieron estrellas, ídolos y leyendas que revolucionaron la forma en que se hacía y se escuchaba la música. Una especie de patriotismo musical.
Thalía’s Mixtape: aburrido y sin novedad
De ahí que Thalía decidiera hacerle un homenaje a varios de los miembros de dicho movimiento, y a otros tantos de los padres fundadores del rock n roll en México, Argentina, Colombia y España principalmente, lo que ya nos da un indicio de lo mal asesorada que estuvo al momento de elegir canciones de un vasto repertorio.
Thalía’s Mixtape nos da un recorrido por el rock n’ roll duro y rebelde de Charly García, hasta un latín ska romántico de la Mosca Tse Tse; de la música suave pero divertida y hasta controversial de los Hombres G, hasta la fortaleza radical de Aterciopelados o la lucha social de Maldita Vecindad y los hijos del 5to patio. Entre muchos otros.
El principal problema de cada una de las rolas elegidas, es que resulta imposible ligarla con la situación, el momento, el significado y el panorama en el que fueron lanzados originalmente. Es decir, al momento de escucharlas en voz de Thalía no te transmite ni fuerza, ni originalidad, mucho menos rebeldía. Es una artista pulcra, que canta, baila y actúa increíble, y que a lo largo de los temas evita salirse de su zona de confort. Todo está fríamente calculado, detallado, creado específicamente para su personalidad.
Lamentablemente, pese a ser lo más cuidado del mundo, cae en el pecado de hacer sonar a las canciones mucho más anticuadas, viejas y choteadas de lo que podrían llegar a considerarse. Piezas historicas por sus melodías, armonias y ritmos se ven degradas al uso de una simple caja de ritmos, tecladitos insoportables como base o aburridísimas y poco efectivas estructuras llenas de arpegios. Planas a más no poder. Sin emociones. Ningún aspecto que te haga decir: “valió la pena retomar este tema”. Es más bien un constante: “la hubieras dejado como estaba”.
Lo curioso es que muchos de los creadores de estos himnos generacionales son parte de las reversiones como duetos. Pero también están las nuevas ídolas e ídolos. Kenia Os, Leon Leiden y Bruses, por ejemplo, pero nunca se ven reflejadas sus influencias.
No quiere decir que no haya nada relevante. Por ejemplo, “Florecita Rockera” es una de las destacadas. Es de las pocas en las que se atrevieron a ser realmente duros, con guitarras algo distorsionadas, y una batería que por fin se sale del estándar simplista que mantuvieron, pero a la vez tiene un aire de música pop, algo tropicaloso, unos versos nuevecitos, inovadores y toques ochenteros que no estorbaron al resultado final.
En general es un disco que quiso ser demasiado ambicioso, pero se quedó en un simple intento. Bueno para llevar música boda a otro público, pero mal ejecutada. No sé si le queden muchas ganas a las nuevas generaciones de voltear atrás, y revivir los grandes clásicos.