Entrevistas
Rosamund Pike: el desapego y la frialdad aristocrática en Saltburn
Una de las cintas que más dará de qué hablar en esta temporada de premios que está por iniciar sin duda será Saltburn de Emerald Fennell. Pólvora tuvo la oportunidad de conversar con una de las actrices de reparto de esta gran tragicomedia negra, Rosamund Pike, quien interpreta a la gran y desalmada patriarca de la familia y que comienza a hacer ruido con una nominación al Globo de Oro en esa competida categoría.
Preparando a Elspeth: el proceso creativo de Rosamund Pike
“Mi investigación para este rol fue algo intenso porque ella prácticamente no hace nada. En realidad, tuve que liberarme de mis pensamientos, leer algunas revistas del 2007 y tratar de pensar, como Elspeth, acerca de esas personas que no eran ella, pues su vanidad no tiene límites“, comenzó rememorando la actriz acerca de su aproximación para dar vida a este personaje.
“Pero regresando de unas vacaciones, cuando llegamos a la casa donde grabamos, me di cuenta del significado de la línea en la cinta que se refiere a que la gente suele perderse en este lugar, Saltburn, o jamás se va pues el lugar es tan grande que hubo habitaciones y escaleras que no conocí. Cualquier escala que imaginen en cuanto a este lugar, cuadruplíquenla y es así como uno se siente en ello”, detalló Rosamund Pike, nominada al Óscar por su papel en Perdida (Fincher, 2014).
Y es que la personalidad de Elspeth es digna de una villana de telenovela. “Es una matriarca muy inusual, completamente desinteresada de sus hijos. Ella trata de hacer las paces con esa parte suya tratando de conectar con gente de fuera porque le resulta mucho más sencillo pues son desechables y no le implican ningún compromiso, a diferencia del reto de entender a su propia familia. Le gusta tomar ciertos proyectos y Oliver, el rol de Barry Keoghan, es perfecto porque parece vulnerable y busca sacar provecho de su benevolencia, embrujándolo de cierta manera”, expresó la actriz acerca de la complejidad de su rol.
De Emerald, Barry y Jacob: una familia retorcida en Saltburn
Pero el mérito de este gran papel no depende de Rosamund Pike, sino de un guion de Emerald Fenell que la concibe de esta forma. “Dotó de muchos colores esta historia. En mi caso, es una persona anoréxica emocionalmente y vive constantemente evitando tener un sentimiento real. Cuando algo traumático le sucede, se aterroriza de lo que sucedería si dejara entrar esos sentimientos de preocupación. Prefiere mantener todo eso enterrado. Eso me pareció muy interesante pues era complicado reflejar ese desapego en las mismas condiciones, donde actúa de la misma manera con actos reprobables como con algo significativo. Y eso es todo mérito de la escritura de Emerald”, afirmó.
También destaca la química entre ella y Barry Keoghan, también nominado al Globo de Oro. “Es todo un disidente. Nunca sabes qué vas a obtener de él. Cuando nos tocó hacer esas escenas juntos que forman parte del tramo final de la cinta, Elspeth esta en una situación vulnerable donde no sabes que le espera. Mientras, la cámara siguió a Barry, que es impredecible, y todo fluyó de maravilla. Simplemente es emocionante el poder crear algo con un actor así. Compartimos la sensación de que atravesamos las llamas por Emerald e hicimos todo lo que nos pidió. Todos en el cast jugamos nuestra parte y cada uno de nosotros era un ingrediente específico con diferente sabor”, manifestó.
“Tomó su tiempo poder sacudirme este papel. Es curioso porque como Elspeth no experimenta emociones de la forma en que los roles en las cintas normalmente lo hacen, esa frialdad se metió en mi sistema, algo de lo que me percaté hasta después. En mi caso, fue cuando Emerald nos llevó a regrabar sonidos que me pidió hacer un grito que me di cuenta que tan profundo en mi piel se había metido la historia y ella misma. La situación con la actuación es la sorprendente facilidad de volver a un personaje así de la nada. Es difícil despegarse de ello”
Lo mismo sucedió con Jacob Elordi, que interpreta a su hijo. “Emerald me contó que había casteado a un actor australiano muy guapo que nos impresionó al llegar al set, pero siempre me surgía la pregunta de cómo lograría el acento inglés específico del personaje. Ya que lo conocí mejor, hablamos sobre su madre para saber quién es él en el extenso sentido de la palabra. Fue ahí que me convenció de que era auténtico. Ver lo que logró en el filme es asombroso, cómo captura la esencia de un adolescente británico me pareció brillante, especialmente para nunca haberlo experimentado o conocido”, declaró una emocionada Rosamund.
Para crear la retorcida química de esta familia a la que llega Oliver de improvisto, Pike confesó que hubo una gran convivencia que ayudó a sentar esas bases. “Emerald insistió en que nadie se resguardara en su propio mundo. Ella busca que todos compartamos momentos en el mismo espacio, desde los que formamos parte de esta familia aristócrata hasta quienes hacían papeles de servicio. Reímos, jugamos, desarrollamos un gran ambiente familiar entre todos. Incluso Josey (McNamara) y Margot (Robbie), productores del filme, rondaban por ahí, lo que hacía sentir que todos estábamos en sintonía para hacer este filme. Fue una situación curiosa donde nos sentimos cómodos y acompañados en nuestra compañía”.
A pesar de lo duro del tema, Rosamund recordó que también hubo grandes momentos durante la filmación. “Las escenas más divertidas siempre fueron cuando estábamos todos juntos en escena. Posiblemente, la mejor para mí fue cuando estoy sentada con Carey Mulligan a mi lado, hablando de la inminente llegada de Oliver y su potencial de manera un tanto malvada. Además, trabajar con ella, creando esa hermandad donde conectamos bastante bien, fue increíble. También está la escena de la fiesta, pues Emerald concibió esa imagen de la casa siendo destrozada después de lo extrema que fue. Se sintió como un ambiente donde cualquier cosa podría suceder y donde casi olvidábamos que estábamos filmando”, afirmó la londinense.
Finalmente, Pike reflexionó acerca del tema principal de Saltburn: la crítica a la aristocracia y la obsesión de un sentido de pertenencia retorcido. “Ella decide reflexionar en el tema de la obsesión y cómo nos impacta cuando no tenemos lo que queremos. Me parece que la aristocracia británica define perfectamente esa idea, pues no importa cuanto dinero puedas ahorrar o ganar, lo que esas familias tienen en sus hogares y que ha sido pasado de generación en generación, es algo a lo que nadie puede aspirar. Jamás puedes ser partícipe de ese mundo a menos que nazcas en él”, concluyó.