Cine
Crítica: Socias en guerra (Like a Boss)
Está mejor el maquillaje de 3×10.
Socias en guerra es la nueva película protagonizada por Tiffany Haddish, Rose Byrne y Salma Hayek y dirigida por Miguel Arteta (quien hace muchos años hizo la genial Una buena chica). En este estreno, la belleza, el glamour y la ambición, chocan para crear una comedia sosa con risas nulas (a lo mucho, algunas sonrisas tímidas) que no vale tus bien ganados pesitos.
Mel y Mía han sido mejores amigas durante 20 años. Ambas manejan su propia compañía de cosméticos, la cual por malos negocios, está por quebrar. Es aquí cuando entra la magnate de la belleza, Claire Luna, quien está dispuesta a invertir en su compañía. Desafortunadamente, los planes no salen como esperaban y no solo las jóvenes están por perder su negocio, sino su amistad.
A favor, está un soundtrack pop bastante agradable, hasta una versión improvisada de “Proud Mary” que funciona en su escena. El resto, es un maratón interminable de inmundicia yankee como hace mucho no se veía.
Sí, hay algunas bromas ocasionales divertidas, en su mayoría cortesía de la genial Tiffany Haddish. El problema, es que no existe timing alguno para el humor, todo el tiempo se pretende llegar a la risa fácil y termina por convertirse en un relato cansado de la clásica pareja dispareja en constante conflicto. A la larga, pierde toda gracia, sobre todo ante su predecible conclusión donde para variar, todo depende del éxito económico.
Sin esperarse más, Salma Hayek es el mediocre personaje de telenovela malvado, manipuladora para su conveniencia con ese innecesario toque latino super sensual todo el tiempo. Claro, siempre acompañada por su lacayo que al final, también recibe su lección de humildad. El otro par antagónico es un par de machitos interraciales que al final, no afectaron en lo más mínimo la película.
No solo es una cuestión del ritmo o lo predecible que luzca la trama, sino el tono cómico donde solo aborda chistes picantes o sobre la modernidad con pésima ejecución, digno de señoras locochonas. “Jeje, sí, que divertido hablar de Instagram y Youtube”, es el tipo de reacciones que genera, igual a un momento incómodo en una reunión familiar. ¡Hasta hacen que los cameos de Seth Rollins y Lisa Kudrow pasen desapercibidos!
Pero lo más insoportable es que a lo largo del filme, buscan propagar la belleza interna como el recurso más importante en la vida cuando la conclusión, se basa en el mero éxito económico y el poder compartido solo con tus más cercanos. Cuanta contradicción en menos de hora y media.
Socias en guerra es un esfuerzo desperdiciado que desde un inicio, no debió existir. El humor manejado es un rezago de película del 2003, con todos los estereotipos favoritos de la época: la chica blanca ambiciosa que aprende su lección, la latina sexy, la afroamericana liosa bien cotorra, el gay bien loca y la madura locochona. Es triste hasta el hecho de que una actriz como Jennifer Coolidge, capaz de darle momentos muy simpáticos hasta a la película más rancia, fuese tan mal dirigida. El resultado final es una cinta que ni a tu tía fan de Mijares le gustaría. Huyan.
Calificación: 1.0