Pólvora Live
Brujeria: matando güeros en el Pasagüero
Un brutal regreso a la CDMX.
El pasado viernes 28 de febrero, nos reunimos en el Pasagüero junto a un montón de greñudos locos que hicieron del concierto de Brujeria en el Centro de la CDMX, un lleno absoluto. Moshpits masivos en varias partes, lluvia de cerveza, una novia que cruzaba de un extremo a otro cargando a su pareja en calidad de bulto, el simpático metalero fumando todo el tiempo hasta enfrente a pesar de las señas del encargado de seguridad, camaradas bien tronados cuando apenas empezaba el estelar y un fuerte odio al presidente Trompudo, pintaron un gran mural en la velada.
Previo a los chingazos, contamos con la actuación de Fumata, a quienes apenas vimos hace una semana en el Doom City Fest. Lo de ellos es un doom/death excelente, en parte agraciado por la teatralidad de su frontman. Precisamente por esto, creo que les vendría bien un apoyo visual para enaltecer su espectáculo y resultar en algo más llamativo. No pude evitar pensar en una indumentaria tipo Bulldozer mientras su cantante miraba al vacío con ira o gritaba en desesperación. Ellos lanzaron el año pasado su EP titulado Split y deben correr a escucharlo. Sé que estaremos viéndolos más seguido, tienen todo el potencial.
Al término tuvimos a Surgery, consentidos del death metal nacional desde hace poco más de una década. Con ellos empezó la masacre de jovenazos con mucho ímpetu y amor por el mosh, ansiosos de partirse el cráneo al centro de la pista. Ellos siempre son calidad al momento de sus shows, gracias al carisma del buen Chava tras el micrófono. Resultó joya verlos de nuevo ahora que traen su nuevo disco bajo el brazo, Anthems of Sacrilege.
Como invitados especiales, llegó Sangre desde Los Ángeles, California. Con toda la actitud chola, el cuarteto buscó ganarse nuevos adeptos con su mezcla de thrash, death y un bajeo muy funk. Sin embargo, para sus dos últimas canciones, los fans de Brujeria ya estaban demasiado ansiosos por ver a sus ídolos y comenzaron a gritarles (a pesar de que los horarios estaban siendo respetados. Es una lástima, pues Sangre es una buen banda en vivo. Su nuevo disco, Más fuerte que la muerte, llegará a plataformas el 3 de abril. ¡Síganles la pista!
La espera a continuación se sintió eterna. Aunque fue interesante ver como a la banda ya no le da pena cantar a Metallica cuando los ponen de fondo (¿al fin acabó la ridiculez del trvismo?). Para alimentar las ansias, un individuo parecido al Gober Precioso subió con la bandera mexicana al escenario. Era la primera llamada para nuestros héroes de la frontera. Finalmente pasadas las 11:30 a ritmo de “El Médico Brujo”, apareció Brujeria desde la oscuridad. Juan, echando sus pasitos bien cotorros contra una horda necesitada de escuchar sus himnos. No los defraudó ni un segundo.
Desde el inicio con “Cuiden a los niños” y “La ley de plomo”, inició una masacre en el Pasagüero donde no solo caía la cerveza del cielo (si lo sabrá mi cámara…). Las sorpresas comenzaron en los primeros minutos con el gran regreso del Pinche Peach a ritmo del clásico “Colas de rata”, donde hasta quedaría clavada una cabeza en la bandera. Ya nos hacía falta escuchar su gritadera con la que nos reclutó en el ejército de Brujeria (“Marcha de odio”), recordó la muerte de Castro (“Anti-Castro”) y pidió motita como es su costumbre. Te extrañábamos.
El concierto fue una fiesta en todo momento, aunque el público cada vez es más impaciente hacia el cotorreo de Juan Brujo y el Peach cuando se ponen a hablar, en su necesidad de seguir escuchando los clásicos. Pero parte de la gracia es todo lo que hablan, todos esos recuerdos y bromas que lanzan al aire. “Revolución”, “División del norte” y “Consejos narcos”, terminaron por agotar a todos, quienes ya mejor sacaron su celular para grabarlos antes de seguir con el último impulso. Un machete desfundado apuntando hacia el cielo, un fan subió al escenario y desde arriba, el desmadre con “Matando güeros”. Solo restó bailar la “Marihuana”. Todos los metaleros sacaron sus mejores pasos ya en modo antro. Bello.
Este va como digno candidato a ser uno de los mejores shows del 2020. De entrada, por el simple hecho de que por primera vez en años yendo a ese recinto, finalmente comenzó un concierto a tiempo. El sonido en todas las bandas fue excelente, así como la disposición de los asistentes a echar buen desmadre. Tal violencia y energía, tardará en poder ser recreada de nuevo. ¡Larga vida a la Raza Odiada!