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Reseñas Discos

Lamb of God – Lamb of God (2020)

Mario Valencia

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Lamb of God - Reseña

Tras cinco años de espera, el lapso más largo entre discos que la banda de Virginia ha tenido en su carrera, finalmente ha llegado el álbum homónimo de Lamb of God vía Nuclear Blast. Esta es su primera placa sin el co fundador del grupo, Chris Adler, quien comenzó a tener un rumbo errático desde que tomó brevemente el banquillo de Megadeth y claro, sus terribles accidentes en motocicleta. En su lugar llegó el destacado Art Cruz, ex integrante de Prong, quien en teoría, pudo haber ayudado a refrescar en algún detalle el sonido, ¿cierto?… ¿CIERTO?

Si ustedes son fans incondicionales a morir de la palabra de Randy Blythe, nada de lo que encuentren en esta reseña les hará pensar lo contrario. Porque aquí encontrarán los lugares habituales a los que nos tiene acostumbrada la banda. Riffs pesados con alta distorsión, letras cargadas de una violenta catarsis, breakdowns y batería mortal. No hay duda alguna que el producto final es bueno, pulcro y efectivo para headbangear durante 45 minutos. La esencia está aquí y se agradece. Sin embargo, finalmente Lamb of God llegó a un punto donde con urgencia, deben considerar renovarse o morir.

Algo que desde el inicio brinca, es como la sombría melodía que abre al inicio de “Memento Mori”, tiene un extraña similitud con el verso de “Marian” de Sisters of Mercy. Ojalá solo sea coincidencia y no algo mayor. Como ha sido su costumbre, el disco inicia con sus dos tracks más potentes: “Checkmate” y “Gears”. Agresividad absoluta, el Lamb of God amado por chicos y grandes. De inmediato, pueden codearse como los siguientes clásicos del grupo. Pero una vez que comienza “Reality Bath”, el resto es vil paja, una repetición eterna de la misma línea.

Poco sobresale de los siguientes temas que en su mayoría, solo pueden recibir el adjetivo de “cumplidores”. Canciones que escuchas, disfrutas esos minutos y olvidas. Esos toques thrash que empezaron a salir en Resolution para darle un nuevo valor, comienzan a sentirse rancios. “New Colossal Hate” y “Resurrection Man” son insufribles. Uno llega a preguntarse donde quedó esa inspiración que desbordaban en Sacrament y Ashes of the Wake, cuando cada pieza tenía su propia identidad, el riff era de un groove apegado a a la raíz de recordarte cual canción era tal.

Por fortuna, llega este punto donde los invitados especiales, rescatan un poco de la experiencia. “Poison Dream” es un buen dueto junto a Jamey Jasta, líder de Hatebreed. Le da variedad a la placa, con un sentimiento más hardcore y la grave voz de Jasta en los coros. De la misma forma, “Routes”, junto a Chuck Billy (Testament), es extraordinaria, un momento thrasher que a su vez, nos lleva a cuestionarnos porque el último álbum de Testament también resultó tan genérico.

El cierre es bastante decente con “Bloodshot Eyes”, un track que raya en un excelente death melódico, un inicio más dinámico y unos versos en voz limpia agradables. Si tan solo esta creatividad estuviera en el resto de Lamb of God. Lo mismo con “Off The Hook”, una joyita con potencial para armar brutales moshpits.

Aunque liricamente, Blythe se encuentra en gran momento por tomar el rol de portavoz en esta fúrica generación estadounidense, la música se siente estancada, con ligeros brillos de grandeza. El álbum homónimo de Lamb of God sabe llenar expectativas de los fans más férreos pero si buscan algún motivo para reencontrarse con ellos o queriendo una obra maestra, aquí no lo encontrarán.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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