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Assassin’s Creed Valhalla: un duro viaje a la gloria de Odín
Skal! Ubisoft finalmente escuchó las plegarias de sus millones de aficionados que durante años, pedían una aventura de Assassin’s Creed en territorio nórdico durante la era vikinga. Así, a la par de la nueva generación de consolas, llega Valhalla, una gigantesca aventura ambientada en el siglo IX donde las batallas de los grandes héroes del norte, caen en medio del famoso conflicto entre la Hermandad y los Templarios. Disponible desde el 10 de noviembre para PS4, PS5, Xbox One y Series X, la saga mantiene su narrativa en un punto alto pero de alguna forma, recayó en el abismo que condenó la franquicia durante varios años: los problemas técnicos.
En Valhalla, controlas a Eivor, miembro de un clan que ha sido brutalmente humillado durante años. Cuando su hermano, Sigurd regresa de una aventura, las viejas glorias renacen en cada batalla. Él no regresa solo: es acompañado por Basim y Hytham, quienes pertenecen a la hermandad de asesinos sin dar un motivo claro de su decisión de partir al norte. Al llegar el momento de expandir el reinado de los vikingos hacia la isla de Britania, enfrentan a personajes históricos famosos como Alfredo el Grande. Aquí, entrarán en conflicto con los reinos de Wessex, Mercia y varios más, mientras el paganismo también comienza a opacarse por el cristianismo. Es misión de Eivor alcanzar el Valhalla sin negar el inevitable destino que Odín, le ha mostrado a través de visiones.
Desde Origins, AC evolucionó con gracia en un RPG de acción, con vastas opciones de personalización en tu personaje y bases. Editar a Eivor es tan divertido como siempre, con un árbol de habilidades a la Final Fantasy X y un amplio arsenal de armas. Aunque subir de nivel puede ser bastante tardado, sin importar cuantos enemigos navajees, la acción se mantiene constante a ritmo con la trama. Ayuda mucho que el mapa a explorar, dividido en once partes, es muy detallado, con un diseño inteligente para ayudarte a conseguir tesoros y resolver misterios, importantes para elevar tu reputación y poder sobre la región.
Los gráficos son impresionantes en PS4 (desconozco otras consolas) y el nivel de detalle, cuando al juego le da por correr bien, es maravilloso. La iluminación juega un protagonismo importante, al cubrir todo el entorno bajo la aurora boreal le da una atmósfera distinta a Valhalla. Por fortuna, regresa el modo foto, una sencilla herramienta para capturar estos momentos y darles una rápida edición, que incluye desde contraste y exposición, hasta profundidad de campo. Lo malo es que por default, la función está asignada a presionar L3 + R3 a la par, algo inconveniente cuando corres (con L3) pero quieres fijar a un enemigo (con R3). Bendita sea la opción de personalizar el control.
Más allá del pillaje y la batalla, hay varias distracciones en cada poblado que alimentan la exploración. Junto a las misiones secundarias que te piden algunos aldeanos (una mujer quiere que incendies su casa para que su esposo se excite. Ok.), hay varios minijuegos jocosos, como concursos de tragos, peleas clandestinas, concursos de versos y el mejor: orlog, un duelo de dados con mucha estrategia que te mantendrá horas apostando.
Desafortunadamente, parece que Assassin’s Creed ha vuelto a caer en un bache similar al que vivió en Unity. De entrada, el sistema de juego es una calca de los dos títulos anteriores; los asaltos son idénticos a Odyssey y la modificación de bases, similar a Black Flag. En realidad, lo más novedoso es formar alianzas diplomáticas con otros clanes. La evolución es escasa y encima, los momentos de sigilo que tanta personalidad le daban a la serie, son escasos para favorecer el combate mano a mano junto a tus subordinados… Con una pobre IA, ¡mejor déjenme pelear solo! Y sí, como en los viejos tiempos del PS3, su mayor problema son las fallas técnicas.
Un juego de enorme mundo abierto con un sinfín de rincones donde despliegan errores. Nada como ver escenas intermedias con audio desfasado, personajes flotando por intentarse acomodar al encuadre prestablecido de la conversación, que tu barco quede trabado a la orilla de una isla o mi favorito, estar en el campo de batalla con el mismo enemigo reapareciendo en incontables ocasiones. A eso añadan a la fórmula unos abruptos errores de cámara, pausas en la música y caída repentina de cuadros, ni siquiera cuando la acción es tan intensa. Triste.
Assassin’s Creed Valhalla es un juego brillante en muchos aspectos. Sobresale lo adictivo de la exploración, su dirección artística, actividades secundarias, narrativa y la importancia histórica de retomar a estos héroes de leyenda, poco explotado en los videojuegos.. Sin embargo, la gastada fórmula de navajazos, las malditas microtransacciones, la notoria omisión del sigilo cuando era una de sus mejores características y sus risibles bugs (que no se trata de solo corregir con un parche más adelante, sino de dar una presentación impecable desde el principio), lo vuelve una compra dudosa para estos primeros días.
Quizá lo mejor para Ubisoft será descansar la franquicia algunos años para volver a la grandeza, como lo hicieron en Origins hace unos años. Sugiero esperar a que arreglen sus desperfectos para que brindes con los cuernos bien en alto. Skal!
Calificación: 7.5