Reseñas Discos
Foo Fighters – Medicine At Midnight
Ni como ayudarte, Dave.
Nunca me ha quedado muy claro la dirección que Dave Grohl le quiere dar a Foo Fighters. Fuera de sus tres primeros álbumes, el resto ha parecido un refrito constante de ellos mismos con sus ocasionales chispazos de grandeza (Concrete and Gold no estuvo nada mal, la verdad) y hits de temporada para pasar el rato. Con Medicine At Midnight, el otrora baterista de Nirvana prometió en incontables ocasiones que este sería el equivalente a Let’s Dance de Bowie en el universo Foo. No porque fuese new wave, sino una experiencia “divertida, llena de himnos”. Algo que evidentemente, no consiguió.
Empieza con “Making A Fire”, un intento decente por crear un coro pegadizo para presentaciones en vivo, nada más. Un gancho muy de fórmula de coristas a ritmo de un “na na na”. “Shame Shame” fue de los primeros sencillos que escuchamos y pues… Nada especial, algunos coquetos arreglos en teclados nada más.
No pasan ni tres canciones cuando es inevitable sentirse agobiado por el tedio del álbum. Fuera del vibrante trabajo de Rami Jaffee en los teclados, en verdad hay poco por rescatar en el resto de la placa. “Cloudspotter” suena más a clon descarado de Franz Ferdinand que otra cosa. ¿Momento de guitarra acústica genérica? Ahí está “Waiting on a War”, aunque su segunda parte es más dinámica y joyita. Si se preguntaban que era el muro del sonido ahora que falleció Phil Spector, acá tienen un ejemplo de ello.
Por fortuna, hay un par de momentos que vuelven más ameno Medicine at Midnight. “Holding Poison” es una gran canción, se nota que en realidad esto era lo que quería hacer al principio pero sin idea de como introducirlo a las demás canciones: coros y versos pop con un cañero solo de guitarra gracias a Pat Smear. Después tenemos “Chasing Birds”, una genial balada a la Pink Floyd en Wish You Were Here que alegrará a los fans de sonidos clásicos y encenderá las linternas de celulares en sus conciertos.
Y de repente, pum. Una canción olvidable más y terminó. Media hora de álbum. Se le aplaude que no hayan querido expandir más este intento “fiestero”.
Medicine at Midnight de Foo Fighters estará disponible a partir del 5 de febrero por si el morbo de escucharlo les gana como a nosotros. Es triste, pero la banda es un disperso congal de emociones que bien enfocadas, pueden dar cosas buenas. Este en cambio es uno de los trabajos más mediocres de su discografía y no es como si se les exigiera reinventar la rueda en cada disco, sino que tan solo mantuviera esa energía y espíritu iniciales. No se trata de mantenerse activos en redes todo el tiempo por la nostalgia, sino por ese extra que nos hizo voltear a verlos en los 90. Sólo para fans clavados o curiosos, no hay de otra.