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Las enseñanzas del “Poeta Oscuro”: Bill Hicks en la escena musical de los 90
La misantropía, la crítica social, el nihilismo, la metafísica y el humor más ácido eran la carta de presentación de Bill Hicks, el Poeta Oscuro.
Por Rafael Rosado Domínguez
La misantropía, la crítica social, el nihilismo, la metafísica y el humor más ácido y negro hacían acto de presencia en el escenario cada vez que Bill Hicks pisaba las tablas. Todo esto acompañado de una tenue y cínica fracción de esperanza en que las cosas algún día cambiasen a mejor o en su lugar al menos, un recordatorio de que a pesar de todo no había que tomarse la vida demasiado en serio: “But It´s doesn´t matter, because it´s just a ride”.
El oriundo de Valdosta (Georgia), fue sin lugar a duda uno de los comediantes de stand-up más políticamente incorrecto del pasado siglo. Ya en vida el humorista tuvo que enfrentarse a la censura en numerosas situaciones, como en aquella ocasión en El Show de David Letterman en la que no emitieron su monólogo al completo, o de forma más directa cuando un grupo de rednecks le increpó a la salida de una actuación haciéndole saber que eran cristianos y que no les gustaba lo que solía decir, a lo que les respondió con “Bueno, entonces perdónenme”, apelando al irónico sentido común que le caracterizaba.
Surge la incógnita de cómo serían recibidos en la actualidad algunos de sus comentarios más drásticos en una sociedad en la que los límites del humor y la libertad de expresión están cada vez más en tela de juicio de forma evidente. Por suerte (o por desgracia) nunca tendremos ocasión de saberlo debido a su prematura muerte en 1994 a la edad de 32 años.
A pesar de que un cáncer de páncreas truncara su vida de forma tan temprana, la multifacética carrera de Bill Hicks sobrepasó la comedia en directo para tocar ocupaciones como las de guionista, director, actor, periodista o escritor.
BILL HICKS Y SU HUELLA EN EL ROCK NOVENTERO
Sin embargo, es su faceta como músico, así como su retroalimentación con algunas de las grandes bandas que surgieron en la década de los 90 una de las más interesantes, ya que es la que menos relación guarda en proporción con el resto. Fueron varios los grupos que compartían y comulgaban, bien en parte o en su totalidad, con la visión que Hicks tenía respecto a la sociedad de consumo, la estigmatización de las drogas o la crítica y el cinismo frente a la clase política o la religión.
Así lo demostró Radiohead, que cuando publicó su segundo álbum de estudio titulado The Bends, lo dedicó a la memoria del cómico que para entonces llevaba ya un año fallecido. Por su parte, Bill concebía la música no solo como un elemento de evasión y elevación espiritual, sino también como una verdadera herramienta de expresión y reivindicación contra el sistema. Fue recurrente en sus últimos shows que utilizara el estribillo de “Killing In The Name” de RATM para finalizarlos.
Pero sus reflexiones respecto a la música no se basaban de forma única en aquellos artistas que apreciaba y respetaba. En numerosas actuaciones criticó duramente a músicos que consideraba más bien productos de consumo como George Michael o New Kids On The Block: “Fuck that. When did mediocrity and banality become a good image for your children? I want my children to listen to people who fucking rocked! I don’t care if they died in puddles of their own vomit, I want someone who plays from his fucking heart!”.
Ahora bien, si hay que hablar de una banda que se nutrió de las ideas del cómico y con la que guardó una vinculación más que significativa, debemos sacar a Tool a la palestra. La admiración mutua entre Hicks y Maynard y los suyos trascendía con creces las temáticas comunes que abordaban.
Guardaban una estrecha relación, lo que justifica las numerosas ocasiones en que el cómico abrió los conciertos de la banda. El propio Maynard, que sin ningún tipo de duda fue en el que más caló la personalidad de Hicks, repetiría con el paso de los años algunas de las bromas que este realizaba en dichas ocasiones, como parar un concierto ante miles de personas para instar al público a buscar sus gafas.
Pero lejos de la influencia en la faceta cómica y centrándonos en la plenamente artística, hay que pararse a analizar el disco Ænima para contemplar el culmen del influjo que tuvo el comediante en Tool. Este álbum que como el ya mencionado The Bends de Radiohead está dedicado a la memoria de Hicks, presentaba en la contraportada una ilustración del mismo representado como un doctor junto a un paciente deforme, acompañada de la frase “Bill Hicks, Another Dead Heroe”, obra de Kevin Willis.
En “Third Eye”, el corte más largo y que cierra el álbum, encontramos en la intro algunos pasajes de actuaciones en vivo de Hicks, apelando a como el consumo de drogas al margen del intrínseco debate social, ha sido en muchos casos de la historia reciente, una aliciente casi vital para la composición de algunas de las mejores canciones que se han escrito, haciendo referencia a la hipocresía de la gente que si bien rechaza y critica el consumo de sustancias estupefacientes, admiran, aprecian y disfrutan algo que en parte es resultado de un viaje lisérgico.
Finalmente, con Ænema llegamos, ahora sí, a la cúspide del nexo conceptual entre la banda y el “poeta oscuro”. Todo parte de la figura de Edgar Cayce, un afamado médium estadounidense que vivió hasta mediados del s. XX. En una de sus supuestas visiones el denominado “profeta durmiente” predijo que el estado de California sería engullido por el mar. En base a este concepto Hicks grabaría el disco “Arizona Bay”, en el que narraba alternando canciones y segmentos recitados dicho suceso.
A su vez, los de Tool recuperarían en “Ænema” la temática para su canción y es precisamente el significado del título, fusionando las palabras enema y ánima pretendieron hacer referencia a una limpieza de alma, un renacer resultado del saneamiento que provocaría la gran inundación, llevándose consigo la inmundicia que representa la civilización y la sociedad moderna.
Sirva de despedida a este artículo (y también de aviso por si finalmente Cayce tenía razón) el guiño de la banda a Hicks y su disco en el último verso del estribillo: “Learn to swim, I’ll see you down in Arizona Bay”.