Pólvora Live
Molchat Doma: así bailó el Pal Norte a ritmo de post punk
Fueron el fenómeno absoluto de la pandemia. Quién diría que a estas alturas de la vida, una banda de post punk tendría niveles de popularidad ni siquiera vistos durante el auge del género a finales de los 70. Molchat Doma demostró ser más que un meme viral y a sapienza de su popularidad, la aprovecharon para sacar su tercer disco.
Pero las giras seguían pendientes por el encierro y en México, teníamos cita pendiente desde hace dos años. El plazo había terminado: momento de gozar con los sonidos lo fi heredados de la Guerra Fría.
El día parecía idóneo para su presentación, pues tras una semana de temperaturas por arriba de los 30º, el despertar de abril regio fue nublado, fresco, con ligera sensación de lluvia. Era perfecto.
Entre banda y cumbiones, Molchat Doma tiñó la tarde de oscuridad
La fila para entrar a prensa era larga, cómo si estuviesen regalando despensas. Y la cita para el bailongo a todo darks, era demasiado temprano. Sentía que no llegaba.
Por fortuna, dieron las 3 pm y nuestros héroes no salían. Varios problemas de audio tuvieron que ser resueltos antes de que el trío, tomase el escenario Fusión Telcel. Sorpresivamente, a pesar del horario tan temprano que les fue otorgado, Molchat Doma contaba con un gran séquito ansioso de escucharlos.
La siniestra voz de Egor, ataviado en su traje a la Ian Curtis, comenzó a retumbar en la Sultana del Norte, entre la pista del sintetizador, la guitarra de Roman y el bajo de Pavel.
Uno a uno sonaban los temas de Etazhi y Monument. El “Tanzevat”, “Tocka”, y claro, “la rola del Tik Tok” como muchos la han bautizado, “Sudna”. Nunca había visto a absolutamente todos los presentes de un show, poner en pausa su vida para grabar cada segundo de la canción. ¡Era su momento de sacar los pasos más acá!
Pero lo mejor del show, además de las excéntricas coreografías de Egor, fue ver a un público tan joven interesado en este tipo de música. Si esta es la primer banda por la cual, gracias al uso de redes sociales acerca a muchachones quinceañeros al género, adelante. Con el post punk de Europa Oriental, siento un fenómeno similar al nu metal a finales de los 90: una carta de presentación hacia un nuevo universo.
Con un “¡Viva México, cabrones!”, se despidieron tras 40 minutos de show. Con Molchat Doma, al fin llegamos al punto donde un acto, sin el gran apoyo de una enorme disquera por detrás, puede ser internacional sin la obligación de cantar en inglés. Esperemos el éxito les siga sonriendo. Lo merecen.