Pólvora Live
División Minúscula: feliz (1er) 25 aniversario
“Si crees que te llevaste algo de mí, más vale que regreses porque sigue aquí, muy bien… Un S.O.S emití, pero no era para ti…”
Intenta googlear cualquier cosa que involucre a Matamoros, Tamaulipas y la música, el rock n roll en concreto. Busca en libros, hojea revistas. Pregúntale a los mayores. A los chavales. A los expertos. A los profesionales. En la radio. A los locales.
Hasta 1996 el panorama no era muy lúcido, podríamos decir que desalentador, si no fuera porque sus calles comenzaron a llenarse de un espíritu punk que la movía duro al otro lado de la frontera, y la inspiración rocanrolera importada desde los estados vecinos.
Entonces comenzaron a surgir los músicos radicales, esos que nadaban a contracorriente, y que decidieron romper las bases tropicales del profeta Rigo Tovar.
En ese contexto, masomenos, cuatro músicos empezaron a escribir letras acompañadas de ritmos duros, melodías salvajes y corazón rebelde. Se hicieron llamar División Minúscula, apodo que hasta el día de hoy, a 25 años de soñar con ser estrellas de rock, todavía causa escalofríos en la espalda, arrebata lágrimas, y pone a temblar gargantas.
El Pre
“Y todos la pueden ver, pero pocos pueden entender la magnitud de su risa y su actitud…”
Parado en el medio de la pista del Palacio de los Deportes, esperando la llegada de División Minúscula y escuchando los mejores éxitos de Delux con el culerísimo audio que caracteriza dicha esfera de cobre, no parecen tan lejanas nuestras épocas de secundaria donde aprendimos a curarnos las heridas con canciones.
Triste, enojado, con el corazón roto, el espíritu vencido y el viento en contra, nada nos hacía más felices que poner unas buenas rolas de Javier Blake (guitarra y voz), Kiko Blake (batería), Luque (bajo) y Ricci (guitarra). Entonces no las entendíamos muy bien, pero narraban capítulos que cualquiera de nosotros ha vivido.
Para entonces había solamente dos discos de los cuatro que acumulan hasta el momento. Extrañando Casa y Defecto Perfecto. No necesitábamos más. Ambos tienen en su ADN de acordes, solos, riffs, escalas y tamborazos una buena dosis de adolescencia, en el primer caso, y juventud en el segundo.
Ya entrados en la realidad de la vida, viciados, enamorados y locos, comenzaron a filosofar, a plantearse la música desde otro lugar, con otras intenciones. Apareció así el Sirenas, un disco de letras mucho más oscuras, pero maduro en su estructura musical, y luego División, con el espíritu bien corrioso, forjado a base de tropezones, caídas y levantadas, putazos, cachetadas y puñaladas.
Ahí, rodeado de gente extraña, pero a quienes raramente conozco, entiendo y respaldo, alcanzo a reflexionar que esa conexión de la banda con nosotros no es un hito fácil de conseguir, hay que vivir en carne propia lo que atormenta el corazón, las tripas y el cerebro de los que abrazan tu arte.
El festejo
“Somos las voces que nunca se callan, somos el fuego que nunca se apaga y hoy brindaremos mientras arde la ciudad….”
Por eso y más, el festejo de los primeros 25 años de División Minúscula fueron más que una simple noche de complacencias. Tocar punk rock frente a miles de personas, representa un acto de valentía, cuasi revolucionario, de supervivencia, resistencia y pasión.
Lo saben bien, y por eso lanzan solamente sus grandes éxitos. La primera parte, plagada de adrenalina para chicos y grandes. Canciones de todos los discos que emocionan por lo profundo de su mensaje, y lo extremo de sus melodías.
De la indomable “Veneno es antídoto”, a la dulzura de “humanos como tú”, pasando por el brutalmente honesto (dr house) “Último linaje de hombres lobo”.
Un segundo acto de pura nostalgia con el popurrí del disco Extrañando Casa que hace apenas un año vinieron a tocar completito en el Pepsi Center por su XX Aniversario. Un álbum que si bien se hace viejo, como todos nosotros, no ha pasado de moda, no suena anticuado, y será por siempre un pilar para la escena punk rock nacional.
“Siempre hemos hecho lo que nos da la puta gana”, contó el Javi. En efecto. Porque después de ese disco, influenciado meramente por el punk rock extranjero, pasó a mejor vida y comenzaron a diseñar una identidad propia.
Así pudieron, sin empacho, unir su punk rock con baladas románticas, con pop, con hard rock y con un poco de hardcore, hasta quitarle la intensidad, ponerle un cuarteto de cuerdas y estrenar un disco de orquesta. No hay quien les reclame, pues los resultados fueron maravillosos, originales, pegajosos, cantables, nostálgicos, y un largo etcétera. Salidos de toda norma.
Quedó demostrado con el último bloque del festejo. Canciones románticas, versiones acústicas, arreglos de cello, y canciones nuevas que siguen sin sonar a cualquier otra cosa que hayan tocado en sus cuatro discos anteriores, pero al mismo tiene la esencia que te hace decir: eso es un temón de División Minúscula.
Aunque no todo el mundo puede quedar siempre complacido, este setlist de 25 años nos demostró que el ahora sexteto (en vivo) fue lo suficientemente capaz de de enamorar a toda una generación, pero también de aprender de las nuevas, de los chavos, su cultura, sus ideales y los momentos que les rodeaban, sin entregar el alma al mejor postor, utilizando siempre de la mejor manera, con respeto y madurez, los espacios que les han permitido mostrar sus capacidades musicales. Como ellos, ninguna otra banda. Nunca.
Setlist
- Humanos como tú
- Veneno es antídoto
- Escombros
- Sed
- Último linaje de hombres lobo
- Diamantina
- Tan fuerte tan frágil
- Frenesí
- Cada martes
- Última llamada
- Extrañando casa popurrí: Extrañando casa/ Radical/ Betty Boop/ Cansado de pedir perdón/ Simple
- Laberintos
- Control
- Cursi
- Maquillaje
- Altamar
- Sognare
- Las luces de esta ciudad
- Sismo
- Préstame tu piel
- Pastilla
- Año nuevo
- Mundo
- Voces