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Crítica de M3GAN, el nuevo juguete asesino de James Wan

Otro relato de terror por parte de James Wan, ahora con M3GAN, una muñeca diabólica electrónica cuyo mayor pecado es tomarse muy en serio.

AJ Navarro

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M3GAN es la nueva creación de terror de James Wan. Foto: Universal Pictures
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¿Qué pasa cuando mezclas el terror a la tecnología con el normalmente infame subgénero de la explotación de juguetes? Obtienes un producto tan de nicho, tan kitsch que no sabe caminar entre la delgada línea de lo risible con lo serio. Sin embargo, parece que M3GAN, la muñeca malvada, hará que uno se pregunte: ¿pero qué le pasó a Chucky?

Los Muñecos Diabólicos detrás de M3GAN

La relación entre Cady y su tía e complicará con la presencia de M3GAN. Foto: Universal Pictures.
La relación entre Cady y su tía e complicará con la presencia de M3GAN. Foto: Universal Pictures.

En 1963, la aclamada serie de suspenso, ciencia ficción y terror conocida como La Dimensión Desconocida, lanzó un episodio llamado The Living Doll, dirigido por Richard C. Sarafian, donde una madre llamada Annabelle le regala a su hija Christie una muñeca parlante: Talky Tina, quien de repente cobra vida para desatar el mal en contra del padrastro de la pequeña, Erich. Eso marcaría el comienzo de un género que daría pie a clásicos de culto del terror. Ni más ni menos que el toy exploitation.

De aquí en adelante, los muñecos diabólicos tendrían una presencia interesante casi de culto a manos de realizadores y escritores legendarios como Charles Band (la saga Puppet Master y Demonic Toys), Stuart Gordon (Dolls), Don Mancini (la saga de Chucky) hasta el mismo James Wan, que produce y coescribe la historia de M3GAN, una extraña mezcla entre ese juguete sesentero malvado con tintes del Muñeco Diabólico ochentero con el peluche tóxico asesino de Benny Loves You (Holt, 2019).

Curiosamente, pareciera que Wan tiene cierta fijación con los muñecos poseídos o malvados. Basta ver su filmografía para observar que, desde Saw, tiene una fijación por estas figuras. Ahí está Billy The Puppet, ese extraño payaso en triciclo usado por Jigsaw. También se encuentra El Títere (2007), donde una maldición da vida al muñeco en cuestión y ni que decir de Annabelle, aquella creación de madera sacada de las experiencias paranormales de los Warren que ya tiene su propia saga, convirtiéndose en uno de los juguetes explotables favoritos del reconocido director, productor y guionista.

Tecnología y relaciones tóxicas: la historia de M3GAN

M3GAN se une  a la larga lista de muñecos diabólicos. Foto: Universal Pictures
M3GAN se une a la larga lista de muñecos diabólicos. Foto: Universal Pictures

M3GAN se une a este ¿fetiche, obsesión, trauma? de Wan, que junto a Akela Cooper, dejan el guion en manos de Gerard Johnstone donde una peculiar muñeca con inteligencia artificial creada por una ingeniera de robótica (Allison Williams), consigue un lazo entrañable con su sobrina huérfana, Cady (Violet McGraw). Pero la pequeña androide tendrá otros planes, desarrollando no sólo sus funciones habituales, sino una fijación enfermiza.

El problema con este juguete malévolo es que explota todo lo antes visto, tomándose muy en serio la necesidad de crear un terror que no logra, principalmente por mostrar las mejores partes de la cinta en su corto. Esto arruina la sorpresa de los actos violentos de M3GAN ante aquellos que presentan una amenaza para su querida Cady.

Asimsimo, el guion de Wan y Cooper alude mucho a previas referencias, especialmente las dos versiones de Chucky, entre otros filmes similares, llenando al relato de constantes momentos ridículos y predecibles, como les sucediera en su anterior colaboración, Maligno (2021). Es así que este Model 3 Generative Android (el nombre completo de la androide) carece de originalidad en el planteamiento de su suspenso, los miedos y problemáticas que plantea.

Nunca confíes en una inteligencia artificial tóxica. Foto: Universal Pictures
Nunca confíes en una inteligencia artificial tóxica. Foto: Universal Pictures

A pesar de no ofrecer más que un relleno de clichés antes vistos, es cierto que hay reflexiones interesantes como ese peligro de la tecnología sobrepasando al ser humano, esos miedos plasmados en las leyes de la robótica de Asimov a los que parece nos acercamos peligrosamente y seguimos ignorando, así como al tema de la maternidad y las ansiedades derivadas de la misma.

Incluso, M3GAN tiene algunos tintes del clásico literario Frankenstein al poner al inventor en contra de su propia creación, una que aborrece a pesar de desearla con todo su ser. Pero aquí, es la ambición de Gemma (Williams) la que la lleva a romper las reglas y arriesgarse para matar dos pájaros de un tiro sin saber las duras consecuencias que eso le traerá, viendo en esta inteligencia artificial no sólo la vía al éxito sino la solución a sus problemas de cuidado parental.

Tan mala que es buena: lo kitsch de M3GAN

Bailando al ritmo de muerte, M3GAN tiene momentos tan absurdos como entretenidos. Foto: Universal Pictures
Bailando al ritmo de muerte, M3GAN tiene momentos tan absurdos como entretenidos. Foto: Universal Pictures

Para dar vida a este relato híbrido, Jenna Davis fue la actriz elegida para darle voz a la muñeca maldita. Este es uno de los grandes aciertos del filme pues Johnstone, como en su anterior comedia de humor negro de horror, logra darle un balance a la personalidad de este juguete a través de las expresiones verbales de la misma. Si bien a veces raya entre lo enervante y lo hilarante, es una parte fundamental para el relato.

Por otra parte, Violet McGraw y su Cady resulta una niña muy desesperante, aquella que no puede superar la pérdida de sus padres y que, a través de esta mona tóxica, libera sus pesares. Pero es Allison Williams con su Gemma quien se lleva las palmas del peor personaje, pues es incapaz de tener empatía por su sobrina, no queriendo la responsabilidad de cuidarla. Tal vez por eso es que la gente conecta con M3GAN, quien es capaz de hacer lo que sea, hasta despertarle el lado materno a latía abnegada, a través del asesinato.

Al final, la más reciente entrega de James Wan como productor y guionista se siente como una versión satírica no muy bien equilibrada pero suficientemente entretenida acerca de un androide maligno, que se olvida de las sutilezas de los temas que la historia misma presenta para ofrecer un absurdo de locura con un clímax de pena ajena, colocándola entre esas cintas tan malas que resultan buenas, digno material de culto en un futuro.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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