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Crítica de El Exorcista del Papa, Russell Crowe también puede contra el chamuco

Cayendo en algunos clichés del género, El Exorcista del Papa sobrevive a la posesión y demuestra que Russell Crowe puede ser mejor que los Warren.

AJ Navarro

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El Exorcista del Papa
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Años después de ser un detective rompecaras en Los Angeles al Desnudo (Hanson, 1997) o de ser el máximo luchador en Roma y sacrificarse en aras de su venganza con Gladiador (Scott, 2000), Russell Crowe ha tenido altos y bajos pero nunca se había enfrentado a tal maldad como en El Exorcista del Papa, donde da vida al Padre Gabriele Amorth. ¿Podrá vencer al chamuco con su estilo desfachatado y no tan serio? Aquí te lo decimos.

¡Ay mamachita!: los hechos reales detrás de El Exorcista del Papa

Antes de comenzar a desatar la locura sobre El Exorcista del Papa, hay que destacar que esta cinta está basada en hechos reales, específicamente en la existencia no del chamuco sino del Padre Gabriele Amorth que fue nombrado exorcista por la Diócesis de Roma en junio de 1986 para después tener su ascenso a Jefe Exorcista seis años después.

Aunque no es la primera película que retoma su experiencia, pues existe el documental The Devil and Fathr Amorth lanzado en el 2017, donde William Friedkin, director de la aclamada cinta de horror El Exorcista, viajaría a Alatri, poblado italiano para ser testigo de un exorcismo realizado por el famoso cura. Hay que resaltar que este filme de Julius Avery está basado en dos de las memorias escritas por él.

Combatiendo al diablo con clase. Russell Crowe encarna al desinteresado Padre Amorth en El Exorcista del Papa. Foto: Sony Pictures

Amorth clamaba haber realizado una cantidad exorbitante de batallas contra el diablo (cerca de 160 mil), algo que ha sido puesto en duda por varios, pero es un hecho que este sacerdote, que murió a los 91 años, dejó un legado comparable al de los Warren, dejando los derechos de sus libros para ahora crear un relato ficcionalizado de las aventuras (o ejercicios religiosos) de Gabriele, interpretado ahora por el ganador del Óscar, Russell Crowe.

Pecados y absoluciones: entre el cliché y lo original de El Exorcista del Papa

Julius Avery, cuya previa experiencia en el terror también coqueteaba un poco con la historia en Operación Overlord (2018) y las locuras extravagantes de la experimentación nazi, en El Exrocista del Papa llega a la década de los 80 para presentar la figura del Padre Amorth (Crowe), un sacerdote desgarbado, bromista y nada propio de la mirada conservadurista de la Iglesia Romana, casi como un rockstar perdido dentro de la diócesis papal.

Tomando como inspiración los escritos y casos de este cura, el guionista Michael Petroni, junto a Evan Spiliotopoulos y R. Dean Mcreary. crean un universo en el que dotan de bastante autenticidad a una película más de exorcismos, género que parece ponerse muy de moda este año, entregando relatos bastante irregulares a malos. El Exorcista del Papa no está exento de esos pecados como la explotación de clichés del terror de los 70s y 80s, pero afortunadamente no se queda ahí.

La premisa nos lleva a un enfrentamiento en una abadía española, donde Gabriele en plena crisis de fe (como dicta el canon de casi toda cinta de posesiones) tendrá que enfrentar un mal como nunca antes. Y es que la llegada de una familia estadounidense al lugar es el perfecto pretexto para que cierto demonio tome el cuerpo del hijo menor, provocando la intervención de la Iglesia.

El Exorcista del Papa explota referencias desde El Exorcista de Friedkin hasta El Despertar del  de Raimi. Foto: Sony Pictures

Si, esto suena a todas las cintas existentes de exorcistas, incluso hay referencias muy descaradas a clásicos del horror ochentero, pero es gracias a la presencia del ‘gladiador exorcista’ que la película se mantiene a flote en medio de su solemnidad pues su sentido del humor con los paradigmas de los curas como Merrick y Karras para mostrar a alguien que se está divirtiendo enormemente en su primera intervención en el género.

Pero es a la mitad de esta historia aparentemente común que todo da un giro. Pareciera que tanto Avery como los compañeros de aventura de Crowe comprenden que tomarse en serio el relato no irá a buen puerto, además de que la atmosfera se torna mucho más crítica hacia la figura de la Iglesia, mostrando una interesante teoría acerca de la Inquisición así como los paradigmas del bien y el mal.

Los pecados siempre vuelven: lo inesperado de El Exorcista del Papa

Es esa parte del guion, aunado a la manera en que está escrito, pues se utilizan idiomas como el italiano, español e incluso los rituales religiosos en latín, donde El Exorcista del Papa comienza a atrapar al espectador, devolviéndole preguntas desprendidas de la dicotomía del bien y el mal, atravesando una escala de grises entre lo moral y religioso que se complementan con secuencias entre divertidas y llenas de gore donde Crowe resalta como casi un héroe de acción vestido de sotana.

Aunque Amorth es el centro de atención, la presencia de Daniel Zovatto como el Padre Esquibel sirve como perfecto añadido a la ecuación que se complementa muy bien con la irreverencia de Crowe conforme va avanzando el relato, llevándolos a hacer un dúo dinámico del cual acaba uno queriendo ver más, especialmente con esa conclusión que promete más de este tipo de aventuras.

Gracias a Russell Crowe y su capacidad de burla, la cinta sobrevive y ofrece una segunda mitad que nos salva de ser chupados por el diablo. Foto: Sony Pictures

El maquillaje práctico resulta eficiente y los efectos especiales van muy de la mano del cine serie b. Incluso la explicación del mal dentro de esta abadía y todo lo que hay alrededor de ello son las mejores aportaciones para una aventura que, de un horror serio pero aburrido, se convierte en una comedia de terror que funciona mejor que cualquier entrega de los Warren o que las mediocres cintas de fórmula que hemos visto hasta el cansancio.

Así, El Exorcista del Papa es un ejercicio de lujo para un Russell Crowe que demuestra que es capaz de reírse de sí mismo y cuyo mayor punto no recae en la simple visión de buenos o malos, sino en ver cómo ambas partes se subvierten muy al estilo de El Exorcismo de Dios (Hidalgo, 2022), mostrando que hay curas con onda que son capaces de madrearse al diablo sin ser puritanos. Y si no, pregúntenle a Franco Nero, que con su cameo del Papa vale la pena el boleto.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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