Cine
Crítica de Tetris: las buenas ideas no tienen fronteras
Tetris no los dejará indiferentes y mucho menos aburridos, nos hace entender como esos acontecimientos moldearon el mundo en el que vivimos.
¿Cómo hacer una película de videojuegos sin centrarse en él mismo? Y además lograr una historia que sea capaz de sostenerse sin caer en los estereotipos que por lo general predominan en acontecimientos relacionados con la guerra fría y de paso hacerla dinámica y ¿porque no? Entretenida.
Pues esa es la apuesta de Jon S. Baird (Vinyl, 2016), en Tetris (2023), donde a través de un bien logrado thriller donde nos muestra otro ángulo de la historia detrás del popular videojuego de los bloques de colores que a principios de los 90 fue el responsable de que las tortillas llegaran frías a las mesas de muchos hogares mexicanos.
Tetris, el juego soviético por excelencia
La historia de centra en Henk Rogers (Taron Egerton) y su descubrimiento del Tetris en 1988 durante su paso por la Feria Tecnológica de Las Vegas, visionario y hábil busca por todos los medios posibles de hacerse de los derechos del video juego para poder comercializarlo a nivel mundial y forrarse de billetes con la idea sin imaginarse que esa búsqueda lo llevará a las entrañas mismas de la extinta Unión Soviética y enfrentarse a enemigos dignos del agente 007.
Lo que comenzó como un simple juego de computadora desarrollado por el ingeniero Alexey Pajitnov (Nikita Yefremov) para pasar sus ratos de ocio en el trabajo, es visto por las autoridades soviéticas como una poderosa arma que amenaza la sobrevivencia de su sistema económico que no tarda en implosionar.
Su primer acierto es no caer en la trampa del cliché gringo capitalista bueno vs ruso comunista malo, y presenta con bastante habilidad que en ambos sistemas económicos la corrupción es el verdadero enemigo a vencer, el segundo punto a favor de la trama es como logra mantener no solo la atención sino el interés del espectador en una guerra fría pero de la industria de los video juegos, incorporando de manera ágil igual que los bloques aspectos de la vida cotidiana en la Rusia previa a la caída del comunismo.
El problema no estaba en la ideología sino en la corrupción desmedida del gobierno y sus integrantes que, ante la falta de visión e ignorancia sobre el tema, cometen una serie de errores que no solo le cuestan la pérdida del juego en cuestión sino la fe de sus ciudadanos en la ideología que defendieron por décadas a punta de pistola. Los capitalistas occidentales (El consorcio Maxwell) tampoco salen bien librados pues su ambición desmedida y corruptelas también les pasan factura.
El tercer punto a favor es el soundtrack, muy bien seleccionado para cada parte de la historia sin caer en los excesos, muy equilibrado acompaña a la perfección todas las escenas, pero en particular dos, cuando Alexey y Henk salen de fiesta (“The Final Countdown” de Europe) y el final (“Opportunities (Let’s Make Lots of Money) Full Length 7″ Mix de Pet Shop Boys), mejores temas no pudieron ser elegidos para reforzar el sentido de cada una.
Sean o no fanáticos de los videojuegos, esta película los dejará con muy buen sabor de boca y tal vez hasta con ganas de volver a jugar Tetris, ya sea porque en su época lo jugaron en Game Boy o en alguna farmacia, o simplemente porque conocer la historia detrás de su éxito les cambió la forma en que lo ven.
Lo que si les puedo asegurar es que no los dejará indiferentes y mucho menos aburridos, porque como decía mi maestro de historia mundial en la facultad, la historia no se trata de un montón de nombres y fechas para memorizar sino de entender como esos acontecimientos moldearon el mundo en el que vives independientemente de donde vivas.