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Crítica de The Witcher 3, el inicio del adiós de Henry Cavill
Geralt de Rivia está de vuelta para darle una última aventura a su personaje en The Witcher, cuya primera parte de su despedida llega ya a Netflix
El personaje salido de la Saga del Brujo, Geralt de Rivia, escrita por Andrzej Sapkowski, está de vuelta para el último ruedo de su guardia en el comienzo de la tercera temporada de The Witcher, que con cinco episodios toma el rumbo de lo que será la última batalla en esta serie para el popular brujo encarnado por Henry Cavill.
¿De que va la primera parte de esta temporada de The Witcher?
Mientras monarcas, magos y bestias que deambulan por el Continente siguen tratando de capturar a Ciri (Freya Allan), Geralt trata de ocultarla de todo peligro, decidido a proteger a su ‘familia’ de toda amenaza. Con el apoyo de su amada Yennefer (Anya Chalotra), ella los guía hacia la fortaleza de Aretuza para desarrollar mejor los poderes mágicos de la princesa de Cinthra.
Sin embargo, el brujo y compañía descubrirán que van justo a la boca de una batalla de poderes, corrupción, magia negra y engaños. Ante ello, Geralt y sus fieles amigos deberán poner todo en juego para salir airosos o perder todo, incluso ese lazo que los une, para siempre.
La showrunner Lauren Schmidt Hissrich (Daredevil, The Umbrella Academy) continúa las intrigas para este nuevo volúmen de The Witcher, siguiendo la misma línea narrativa del brujo, dejando de lado las líneas de tiempo diversas para concentrarse en algo mucho más lineal, decisión que tomaron a partir de la anterior temporada. Esto permitía poder ahondar en los lazos y diferencias entre sus protagonistas que, en el comienzo de esta temporada, se centran en Yennefer y Ciri.
Asimismo, sigue expandiendo ese universo extenso de criaturas, mostrando la gran explotación de los monstruos y ese diseño de producción fantástico que es tan atractivo como una cruza entre El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder y Game of Thrones., creando su propio mundo alrededor de The Witcher que se alimenta más no depende ni de las novelas ni de los videojuegos.
Además, el trabajo del cast es destacado, mostrado la gran química que tienen entre ellos a pesar de muchas veces tener que enfrentar historias por separado. Pero al estar juntos, es notoria la vibra familiar que existe entre ellos. Además, el regreso del trovador Jaskier y su peculiar atracción por cierto príncipe es casi equiparable a la que tiene Geralt con él y Yennefer.
No cabe duda que Henry Cavill queda perfecto como Geralt de Rivia. Si bien lo había demostrado en dos temporadas anteriores, en esta última vuelta lo ratifica. Su personalidad, carisma y capacidad de transmitir cosas a través de estoicos gruñidos, miradas o gestos es y será uno de los factores más atractivos de esta serie, por lo que la nostalgia se siente al saber que después de esta temporada, The Witcher tomará nuevos rumbos.
Pero uno de los mayores problemas que ha azotado a la serie desde sus inicios y que ningún encanto mágico ha podido arrebatarle es la estructura de sus guiones. Desde que comenzó el relato con sus líneas de tiempo no lineales que chocaban entre sí, las complicaciones narrativas pegaron duro en el espectador que tenía que navegar como podía a través de encuentros y desencuentros aparentemente inconexos que resultaban complicados de seguir.
Si bien se trabajó en ello, esta primera parte de la temporada tres sigue adoleciendo de muchas escenas de diálogos, subtramas perdidas en el horizonte y el exceso de intrigas políticas en las que Ciri es el centro de atención de todas. Aunque la idea de la amenaza latente de su poder y existencia revelada previamente predomina aquí, es su entrenamiento con Yennefer lo que motiva los primeros episodios de los nuevos capítulos de The Witcher.
De repente, es el exceso de los aspectos dramáticos sucedidos en diversos frentes lo que hace que la emoción detrás de esta épica medieval pierda el gas, ofreciéndonos una misión ambiciosa por parte del equipo querido de la serie pero que, al menos en estos primeros episodios, parece un tanto vacía, predecible y hasta complicada, dejando un poco de lado el panorama de las repercusiones que el Continente puede tener de no detener la maldad.
Aunque, las escenas de cacería y acción siguen presentes, logrando ser lo más atractivo y efectivo del relato, es la falta de intensidad en el drama y la gran cantidad de involucrados tras el poder que hace que el interés se pierda por momentos. Afortunadamente, es en el quinto episodio donde todo parece retomar cauce para revelar interesantes dilemas que tendrán que ser resueltos en la segunda parte de esta temporada.
A pesar de las complicaciones que The Witcher pueda presentar en esta última aventura de Geralt de Rivia, la serie sigue entregando grandes detalles para los fans no sólo de la serie, sino del universo literario y de los juegos. No se puede negar que este temporada puede ser la más ambiciosa en muchos aspectos, aunque sigue adoleciendo de ese mal de querer abarcar demasiado sin apretar las tuercas necesarias en la intriga como otras de sus competidoras similares.
Así, Cavill comienza su despedida con un relato lleno de muchos hechos, cajas de pandora y vueltas de tuerca que buscan alargar el misterio del gran villano de la serie para no hacerlo tan evidente, haciendo del relato algo irregular pero entretenido con un cliffhanger intenso. ¿Será que, después de tanta política enredada, pronto sepamos las verdaderas intenciones detrás del reino de Nilfgaard? Eso lo sabremos a finales de julio, cuando The Witcher temporada 3 llegue a su final y el brujo de la cabellera blanca diga adiós a Netflix.