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Hijos de Perra, una malhablada e hilarante comedia animal

Albures, groserías y humor obsceno es lo que ofrece Hijos de Perra, una comedia sin límites donde la perra vida se disfruta más de lo que uno creería

AJ Navarro

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Albures, groserías y humor obsceno es lo que ofrece Hijos de Perra, una comedia sin límites donde la perra vida se disfruta más de lo que uno creería
Hijos de Perra
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En el cine siempre encontramos historias de animales que atraviesan una aventura con tal de encontrar un hogar o a sus dueños (Volviendo a Casa, 1993), incluso de viajes introspectivos en primera persona acerca de la vida animal y su importancia (La Razón de estar Contigo, 2017). Hijos de Perra se burla de todos esos relatos al mostrar la historia de venganza de un pequeño canino que, con apoyo de otros ‘callejeros’, buscará darle una lección a su tóxico dueño mientras disfruta de su ‘perra’ vida.

¿De qué trata Hijos de Perra?

Si bien el perro es el mejor amigo del hombre, cuando éstos son unos completos idiotas se necesita a veces una revancha para nivelar las cosas al estilo perrito. Tal es el caso de Reggie (Will Ferrell), un border terrier que es abandonado a su suerte por su dueño Doug (Will Forte). En su aventura por las calles conoce a Bug (Jamie Foxx), un malhablado canino callejero que ama su libertad y que le abre los ojos al nuevo callejero. Ahora, ellos dos y sus amigos Maggie (Isla Fisher) y Hunter (Randall Park) se embarcarán en una aventura para que Reggie vuelva a casa y le arranque a su ex dueño lo que más ama.

Ballarta, O’Farril, Rodriguez y Mario Filio dan voz a estos irreverentes Hijos de Perra. Foto: Universal Pictures.

Nuevamente tenemos una comedia obscena ante nosotros, pero esta vez no se centra en los actores sino en el mejor amigo del hombre, hasta que éste lo abandona, trata mal y lo olvida. Hijos de Perra, dentro de su simpleza, tiene un par de mensajes interesantes acerca de las relaciones tóxicas, la importancia de las amistades y uno que otro golpe bajo a esas historias cursis de amistad entre caninos y humanos.

Reggie es un perrito tan pero tan noble que es incapaz de entender el maltrato de su dueño. De alguna forma, el pequeño canino tiene su despertar ante el abandono del mismo, donde tendrá que aprender a madurar y sobrevivir por sí solo. Si bien suena a un tipo coming of age perruno, tiene más que ver con una sátira hacia esas clásicas aventuras caninas antes mencionadas, donde el apoyo lo encuentra con otros callejeros un tanto inadaptados, con complejos y problemas ‘adultos’.

Perros, drogas y muchas obscenidades, los Hijos de Perra se burlan descaradamente de otras cintas del género. Foto: Universal Pictures.

Por ejemplo, Bug, quien tiene un rencor por todos aquellos de su especie con dueño, añorando la total libertad que le da el no tener que rendirle cuentas a nadie. Por otra parte, está Maggie y su complejo de desatención ya que su dueña la ha cambiado por una perrita más joven que le sirve para hacer poses en Instagram y vestirla, entre otros desfiguros. Completa el cuarteto de estos Hijos de Perra Hunter, el más grande en tamaño de ellos pero también el más ‘barco’, que permite que todos lo molesten además de tener un severo crush con su perrita amiga.

Cada uno con su particular personalidad, se convierten en guías para Reggie. Pero como todo despertar es duro, el pequeño border terrier quiere venganza ante aquel que le hizo tanto daño. Entonces la cinta se convierte en una travesía para volver a esa casa pero con todas las razones equivocadas. Es ahí donde la cinta adquiere sus mejores momentos, llenos de irreverencia y sin razón mientras desarrollan los arcos de cada uno de ellos mediante las locas experiencias que enfrentan juntos.

A eso le añadimos la labor de doblaje, que en México corre a cargo de los standuperos Carlos Ballarta, Ricardo O’Farrill y Michelle Rodriguez, acompañados por Mario Filio, donde le dan rienda suelta a su vena alburera cual roast de comediantes en una labor que hace ver a lo hecho en ¿Qué Paso Ayer? (Phillips, 2009) como un juego de niños. Sin temor a la censura, sobre todo Ballarta y O´Farrill, quienes llenan de malas palabras a sus caninos, crean un humor bastante pesado que no es para cualquiera.

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El inocente Reggie madura a la mala mientras descubre la amistad y libertad en Hijos de Perra. Foto: Universal Pictures

Ese es uno de los sellos de Hijos de Perra, que se aleja de la convención de que este tipo de cintas usando animales sean familiares o infantiles para entregar un burdo, manchado y obsceno relato de aventuras donde los orines, la caca y hasta cameos sorpresivos le den sentido a un relato de amistad, identidad y de reflexión acerca del trato a las mascotas así como las toxicidades que luego existen entre los dueños y los perros.

Así, esta comedia obscena es bastante simple en su fórmula pero sabe sacar provecho de cada broma pesada, mostrando que a veces ser dueño de un perro no es juego de niños, como tampoco lo es esta película. Pero sobre todo, nos enseña que a veces, la vida por muy perra que sea, puede ser irreverentemente divertida. Eso sí, si no eres fan de las obscenidades o el lenguaje colorido o incluso odiaste el mismo corto, seguramente detestarás a esta peculiar camada de Hijos de Perra.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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