El Libro de los Deseos: una perspectiva diferente ante la desgracia

Tiene buen rato que no salía tan satisfecho de una película en la cual se tomaran muchas perspectivas de los privilegios que tenemos algunos y El Libro de los Deseos (Le Chambre des Merveilles) hace énfasis en lo delgada que puede ser esa línea entre la cotidianidad y un cambio radical que de un vuelco por completo a nuestras vidas derivado de un accidente.

En un inicio no me explicaba precisamente cuál iba a ser el enfoque, ya que temía mucho que fuera una película muy a la Derbez en donde con simplezas nos contarían chistoretes de las aventuras de una madre haciendo las actividades pendientes de un hijo, afortunadamente El Libro de los Deseos nos muestra otro paralelo en la relación y lucha de una madre ante la impotencia de tener un hijo en coma.

De esto va El Libro de los Deseos

La historia nos pone en los zapatos de Thelma (Alexandra Lamy) y su hijo Louis (Hugo Questel) quienes llevan una relación común de una pequeña familia en la cual no cuentan con la figura paterna.

Thelma chambea duro para darle lo necesario a Louis mientras que él tiene que sobrellevar la vida puberta que comúnmente todos hemos pasado, ya saben, tiros en la escuela, presión de las buenas calificaciones y el querer ser una estrella en algo, en el caso de Louis una estrella del skate.

Pero la fortuna no les va a sonreír cuando en un descuido de ambos un camión le da un chingadazo al pobre de Louis mandándolo a un coma bastante prolongado, ya que al parecer el atropello complicó cosas a nivel neurológico.

En este momento tan difícil y pasados algunos meses, Thelma descubre un cuaderno en donde Louis tiene algunos objetivos (metas) en la vida, posterior a cumplir uno de ellos (ofrecerle una disculpa a una compañera del colegio) Thelma está convencida que al cumplir estos deseos de su hijo, logrará que vuelva del coma.

Es así como en la aventura Thelma tiene que viajar incluso a Japón, a conseguir la firma de un afamado autor de mangas, a Portugal, a visitar la fauna marina, treparse a una patineta e infinidad de actividades que harán posible que su hijo vuelva para estar con ella de nuevo.

La perspectiva diferente de la película

Por más que me preguntaba en un inicio, ¿cuál sería el objetivo? ¿Si las metas eran del hijo, ella que ganaría? Todo lo entendí cuando me di cuenta de que la historia no era del pequeño, si no era de Thelma quien necesitaba encontrar el valor para conectarse con él, y no solo de una manera cursi, sino con el estandarte de su hijo, quien indirectamente le dio el coraje y el valor para hacer muchas cosas.

Y es que en ocasiones lo hemos podido percibir, si bien creemos que los padres son invencibles y que todo lo saben, en realidad solo son como nosotros, con muchos prejuicios y temores, los cuales los llevan a actuar de maneras complicadas.

Es por ello que el diamante que veo en El Libro de los Deseos, es el significado que nos muestra al sacarnos de nuestra zona de confort, ya que estamos tan clavados en el día a día que propiamente desconocemos la verdadera decisión de libertad, y quizá no por miedo, sino por tener un falso sentimiento de “responsabilidad” que no nos deja libres.

Quien no quisiera agarrar las maletas y embarcarse a los mares nórdicos, o simplemente no ir a trabajar una semana para pasarla con la familia, todas esas cosas nos enseña el filme, de una manera muy cruel, pero cuando alguien necesita aprender algo, lo va a aprender de una u otra forma.

Sin más es una absoluta recomendación que va con el sello de garantía de Cine Police, es una peli bastante disfrutable con buena dosis de chistoretes y unas buenas tomas en algunos paisajes de los países que se visitan.

El Libro de los Deseos estará a partir del 14 de septiembre y la podrán ver en algunos cines seleccionados, si tienen la oportunidad de verla no la pierdan es un goce absoluto que les va a poner la perspectiva de las relaciones que tienen con sus familias.