La Memoria Infinita, un documental imposible de olvidar

La cineasta chilena Maite Alberdi está de regreso con un proyecto emotivo donde gracias al permiso del periodista Augusto Góngora y la actriz ex ministra de Cultura de Chile, Paulina Urrutia, grabó un testimonio de amor imborrable en La Memoria Infinita, cinta que inauguró la 18va edición del Festival DocsMX este año y que muy pronto llegará a salas mexicanas gracias a Cinemex. Aquí les contamos qué esperar de este documental.

De qué trata La Memoria Infinita

La encantadora pareja de Augusto y Paulina, un dúo mediático a todas luces debido a sus carreras, enfrenta el mayor reto de sus vidas. Después de estar juntos por 25 años, a él le diagnosticaron Alzheimer hace poco. Alberdi despliega ante nosotros un relato no sólo de amor incondicional sino de lucha, de resistencia, de fuerza y sobre todo una historia que habla de la importancia de la memoria como individuos y sociedad a la vez.

Después de experimentar una docuficción estremecedora con El Agente Topo, la cineasta pone foco en un tema mucho más humano donde esta pareja ideal teme el día en que deje uno de ellos de reconocer a su ‘polola’. Sin embargo, Alberdi tiene la sensibilidad suficiente para irnos mostrando paso a paso esta relación entre ambos, sus causas y ese camino que los llevó a unirse hasta el último momento, aquel en que todo queda como una página en blanco.

Por una parte está el siempre sonriente Góngora, quien fue una de las voces más importantes en su país durante la dictadura de Augusto Pinochet, dando cobertura televisiva de todo lo acontecido en esos terribles años hasta el popular plebiscito que sacó al militar del poder. Por otro, tenemos a Paulina, figura pública y legendaria actriz chilena que tuvo el privilegio de abogar por la cultura en su país. Ambas caras se conocen y desconocen a la vez mientras la memoria sucumbe ante la inevitable enfermedad.

“Maite tuvo un proceso de filmación muy distinto en este caso, pues le llevó unos cinco o seis años este documental. En el caso de nosotros, nos tomamos un tiempo para decidir hacerlo. Fue algo que Augusto quiso hacer rápidamente pero su entorno, particularmente yo, me resistía a llevarlo hasta el final”, comentó Urrutia en la presentación de La Memoria Infinita en nuestro país, algo que curiosamente no se nota dada la naturalidad y la química que existió entre ambos siempre.

Ese es parte del encanto del filme, que a pesar del dolor que pasan, es siempre la sonrisa de Paulina o los bellos momentos de su adorado Góngora los que elevan la cinta sin sentirse manipuladora o entrometida. Las escenas donde salen ilustran ese amor que algunos comparan con aquel de la pareja de ancianos en Amour (2012) de Michael Haneke. Pero aquí, Alberdi lo lleva más allá, ahonda en sus pasados, sus emociones y no teme en mostrar la lenta caíd donde el esposo comienza a perder lo que más aprecia.

Claro que La Memoria Infinita se suma a una larga lista de títulos que nos hacen hablar de ese tema tan importante como es la salud mental, la demencia senil o, en este caso, el Alzheimer. Pero en este proyecto, es un pretexto para ahondar en otros temas más interesantes como la cuestión de la identidad y lo que implica el olvidarse de uno mismo y su legado, algo que también resuena gracias al intimismo de la cámara y las expresiones de ambos.

“Esta cinta fue la tesis original de Maite para graduarse en la escuela. Siempre fue pensada como una historia de amor donde dos personas enfrentamos una dificultad, en este caso esa enfermedad. Pero lo bonito de compararla con otras películas similares es que reflejan el tipo de obra de la que hablamos. Esas cintas son creaciones de la humanidad, ficciones, pero lo más maravilloso es que nosotros la vivimos, es algo que fue un amor real“, explicó la ex ministra de Cultura chilena.

Es esa dosis de realidad la que causa momentos conmovedores en la audiencia y que se equipara a otros relatos como No Son Horas de Olvidar de David Castañón, pero Alberdi dota a La Memoria Infinita de un giro sorpresivo en cuanto a las capas de su historia. Si bien el amor y la enfermedad son los elementos clave del relato, es esa reflexión punzante acerca de la memoria y el porqué jamás debemos olvidar, a pesar de que parezca inevitable.

Y es que la memoria tiene la gran virtud de forjarse primero desde lo individual para irse conectando poco a poco con los demás, convirtiéndose en una especie de ente social que forja la identidad de una sociedad entera. Ante la conmemoración de cincuenta años del golpe de Pinochet y las ideologías derechistas que están renaciendo en la sociedad, es importante recalcar esta capa en el documental de Alberdi y quine mejor que Góngora y su labor, esa que también resalta la historia en busca de no repetirla jamás.

Es así que La Memoria Infinita logra ser no sólo un bello retrato de amor real que vence cualquier ficción romántica, sino que se convierte en un testimonio de dos personas que lucharon entre sí y que gracias a la magia del cine conservan el recuerdo de lo que fueron través de un documental que nos recuerda que, efectivamente, la memoria debe permanecer infinita y jamás debemos dejar que el olvido nos carcoma lo que somos, lo que fuimos ni lo que seremos.