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Beekeeper: Sentencia de Muerte, un cliché de acción a lo Statham

AJ Navarro

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Beekeeper: Sentencia de Muerte muestra que Jason Statham comienza a convertirse en un chiste de acción con un relato absurdo y simple de acción
Beekeeper: Sentencia de Muerte
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Jason Statham, el denominado héroe de acción británico por excelencia, está de vuelta con una más de esas cintas en donde se le requiere para hacer lo que mejor sabe: golpear gente, patear traseros y vengarse. Beekeeper: Sentencia de Muerte se une a esos proyectos donde si eres fan acérrimo del actor, podrás disfrutar a pesar del tremendo absurdo de la historia que plantea, convirtiéndose peligrosamente en un cliché al más puro estilo de Liam Neeson.

De qué va Beekeeper: Sentencia de Muerte


Adam Clay (Jason Statham) vive su vida tranquilo como cuidador de abejas, creando su propia miel y con la amistad de una anciana que se preocupa por él y le permite hacer lo que necesite con tal de seguir su vida. Sin embargo, una estafa arrebata a Clay de su paz y su ser más querido, por lo que ahora regresará del retiro para cobrar venganza y de paso, detener una conspiración en los niveles más altos del gobierno. Eso si, el ‘beekeeper’ no parará hasta cumplir su cometido: eliminar a quienes le hicieron daño y a todo el que se meta en su camino.


Antes que nada, hay que ser claros. Es completamente válido si una cinta decide tomar una idea absurda con el mero propósito de entretener sin complicación alguna. Statham lo hizo el año pasado enfrentado a tres malditos tiburones gigantes en Megalodón 2 y abrazó la sátira de la imposibilidad que le ofrecía esa historia. Sin embargo, algo pasa cuando el tono y la forma no conectan, que simplemente el entretenimiento se diluye y la gracia termina por convertirse en tedio o repetición.

Dicho esto, el guion de Kurt Wimmer, director de la infame Ultravioleta (2006) y escritor de dos de las peores cintas del año pasado, Los Niños del Maíz y Los Indestructibles 4, muestra nuevamente esa incapacidad que tiene para aprovechar el carisma de un protagonista como Statham, alguien acostumbrado a ser el chico de acción que patea traseros y desata su venganza, creando aquí un relato tan simple que raya en lo estúpido más que en lo divertido.

Statham vuelve a ser un vengador que lo pierde todo en Beekeeper: Sentencia de Muerte. Foto: Diamond Films
Statham vuelve a ser un vengador que lo pierde todo y busca justicia en Beekeeper: Sentencia de Muerte. Foto: Diamond Films

Y aunque no es necesario que en una cinta de esta índole exista una profundidad existencialista, Wimmer si se atreve a hacer un apunte muy por encima acerca de las diferencias de clases, de aquellos olvidados y abusados por los poderosos y de la retaliación a la que son objeto cuando meramente joden al que no debían, en este caso nuestro adorado Beekeeper, Adam Clay, quien se ve obligado a tomar armas para proteger a la colmena a al que pertenece… o algo así.

Desde ahí comienzan los problemas y dado que la dirección también recae en un irregular cineasta como David Ayer, odiado por muchos gracias a aquel nefasto incidente en el DCEU conocido como Escuadrón Suicida (2016), la dupla repite y aumenta muchos de los problemas que tuvieron en su anterior colaboración juntos, Dueños de la Calle (2008) al no lograr un adecuado balance entre el absurdo de su planteamiento, la escasez de motivaciones y que todo parece suceder por obra y gracia de la inteligencia y habilidad del Beekeeper Statham.

Esta dupla de detectives ofrece algunos de los diálogos más absurdos del filme. Foto: Diamond Films
Esta dupla de detectives ofrece algunos de los diálogos más absurdos del filme. Foto: Diamond Films

Nuestro querido Jason parece una extraña mezcla entre el John Wick de Keanu Reeves y el Jason Bourne de Matt Damon, pues gracias a la pérdida de algo querido, decide volver a la práctica de esas habilidades aprendidas en un programa especial (cómo no) en donde tenían que cumplir sus misiones. Esto hace que Statham carezca de una personalidad interesante, sintiéndose como una mezcla de papeles que incluso él ya ha interpretado antes pero sin las razones claras. ¿Es justicia lo que busca, pura venganza, o es la voz del pueblo en contra de los poderosos? Nadie lo sabe.

Al lado de él tenemos un cast variado que en su mayoría da pena. Josh Hutcherson, quien desesperadamente busca un tipo de redención por el bodrio aburrido de supuesto terror llamado Five Nights at Freddy’s , aquí encaja como un niño riquillo mantenido y caprichoso que no duda en usar su poder para estafar a la gente. Si bien le queda como anillo al dedo, realmente es una caricatura de personaje digna de un serial televisivo de acción de los 80s. Ni qué decir de Jeremy Irons, que aquí es desperdiciado completamente como el líder con dudosa brújula moral que busca detener a como dé lugar al susodicho Beekeeper Clay.

Beekeeper: Sentencia de Muerte cuenta con un villano de calidad mal aprovechado en Jeremy Irons. Foto: Diamond Films
Beekeeper: Sentencia de Muerte cuenta con un villano de calidad mal aprovechado en Jeremy Irons. Foto: Diamond Films

Y por el lado de los buenos, la cosa no mejora, pues los agentes de policía encarnados por Emmy Raver-Lampman y Bobby Naderi nomás no dan una en la pista detrás de nuestro héroe de acción preferido y un tanto anquilosado, teniendo incluso diálogos realmente vergonzosos. Ese es el justo problema de esta Sentencia de Muerte, que jamás logra abrazar esa estupidez latente de su premisa ni la simpleza ridícula de todo lo que plantea en cuanto a desatar un justiciero en contra del sistema opresor que lo creó.

Si bien Ayer saca lo mejor de su dirección en varias secuencias de acción que se ven desairadas por algunos malos efectos especiales que le restan realismo e impacto a las secuencias, Beekeeper: Sentencia de Muerte es uno de esos filmes que funciona para los amantes del ex atleta convertido en actor, mismo que poco a poco sigue repitiendo el cliché que lo está llevando peligrosamente a desgastarse y ser el próximo subgénero de acción antes de que se le acabe el gas madreador a Statham como ya se le agotó a otros colegas.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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