Cine
El Color Púrpura, un edulcolorado musical lleno de alma
La fiebre de los musicales continúa en la industria hollywoodense. Después de conocer los orígenes de Wonka (King, 2023) o del regreso de John Carney con Flora and Son (2023), llega ahora El Color Púrpura, adaptación del musical de Broadway inspirado en la novela escrita por Alice Walker, misma que fue llevada a cines anteriormente con un tono melodramático gracias a Steven Spielberg en 1985 y que, para sorpresa de propios y extraños, logra ser un refrescante nuevo enfoque al relato.
De qué trata El Color Purpura
La extraordinaria hermandad de tres mujeres que comparten un vínculo inquebrantable es el centro de atención de El Color Púrpura, que ahora se aleja del melodrama habitual ofreciendo una nueva versión del amado clásico de la mano de Blitz Bazawule, llevando ahora la obra de teatro musical a la pantalla grande alrededor de una música poderosa que mezcla todo tipo de música representativa afroamericana como el blues, el R&B y el gospell.
Parte de esta nueva fiebre de musicales es abarcada por cintas que retoman justamente obras de Broadway inspiradas en historias antes vistas o conocidas y traerlas a un nuevo contexto con el peligro de ser consideradas como innecesarias (así le paso a Chicas Pesadas hace unas semanas). Sin embargo, Bazawule y compañía concilian de buena forma el aspecto del musical edulcolorado y el drama de la novela original de Walker para ofrecer un buen espectáculo visual.
Una de las principales virtudes de esta versión de El Color Purpura recae en la capacidad detrás de cámara de generar números musicales que combinan bien el aspecto teatral con el cinematográfico, similar a lo hecho por Chicago (Marshall, 2002), aprovechando cada aspecto que le rodea para hacer un montaje dinámico que ayuda al ritmo del filme. Asimismo, el montaje nos remonta por momentos a esos musicales clásicos de los años 30s donde existía el apogeo del género para contrarrestar la dura etapa de la Gran Depresión estadounidense.
Otro mérito es el guion, pues respeta algunos factores de la novela fundamentales que, e su momento, ni siquiera Steven Spielberg se atrevió a abordar como el despertar sexual de la protagonista Celie (Fantasia Barrino) ante la presencia de la amante/crush de su esposo, el malévolo macho opresor y abusivo, Albert “Mister” Johnson (Colman Domingo), la extrovertida cantante Shug Avery (Taraji P. Henson) con uno de los mejores números musicales de este proyecto.
Por otra parte, existe también la inevitable comparación a nivel de las actuaciones, siendo el referente la cinta de 1985 que contó en sus líneas con nombres de la talla de Oprah Winfrey (que repite aquí su involucramiento ahora como productora), Whoopie Goldberg y Danny Glover. Afortunadamente, esta versión musical no palidece ante el original, pues el cast lo hace igual de bien, considerando incluso el añadido histriónico del baile y el canto.
Si bien Whoopi Goldberg contagiaba una mezcla de pasividad con cierta ira contenido y curiosidad, la debutante Fantasia Barrino no se queda atrás, ofreciendo un relato que, si bien respeta también esa crisis de violencia que padece con su esposo, aquí le añade un sentimiento de emancipación y empoderamiento que es equitativo al poder de su voz. Otro gran plus que tiene esta adaptación es, sin duda, la capacidad de hacer un ensamble alrededor de la protagonista que resulta por muchos momentos, más brillante que en la anterior versión.
Y es que el musical de El Color Purpura explora también algunos arcos más allá de la sexualidad y el machismo, sino que también muestra el racismo y la injusticia en contra de los afroamericanos con el personaje de Danielle Brooks, Sofia, que en su momento cayó en manos de Winfrey pero que aquí tiene un peso secundario que sirve como una guía irreverente, un alma libre que es incapaz de quedarse callada o agacharse aunque eso tenga duras consecuencias, valiéndole una nominación al Óscar.
Mismo caso con Shug Avery, que en manos de Taraji P. Henson presenta un involucramiento dentro del relato de Celie como una especie de hermana mayor que poco a poco le va enseñando que el mundo va más allá de sus deberes de casa y del marido opresor que tiene. Son ellas quienes, paso a paso, van creando un despertar paulatino en la protagonista que termina por ser clave para la historia.
Tal vez quien la tuvo más complicada en la comparación es Colman Domingo, actor actualmente nominado al Óscar por su papel en Rustin (C. Wolfe, 2023) quien ofrece una buena actuación pero no logra ser tan malvado como lo que hizo Glover en su momento con Spielberg. Sin embargo, a diferencia de aquel, esta iteración de Albert le otorga un punto de perdón que ayuda al enfoque más amable de esta adaptación.
Esa es la principal problemática que, para algunos puristas, puede tener El Color Purpura en esta versión pues tanto la novela de Walker como la mirada de Spielberg son mucho más cruentas y realistas. Aquí, como buen musical, la dureza existe pero los colores y la música le dan un aire de redención a todo este filme, uno que coquetea con el perdón religioso del gospell y el alma pura del soul para mostrar que la vida puede ser dura pero a pesar de ello, uno puede salir adelante.
Así, esta historia de hermandad encuentra una visión que causa cierta polémica pero es innegable que el impacto del relato de Walker se dimensiona de forma interesante, mostrando lo complicado de la época en que se ubica, pero sobre todo dejando espacio a la luz de una batalla por los derechos sociales, de empoderamiento y dejando en claro que esos problemas existieron y persisten. Aunque este enfoque pueda ser muy edulcolorado, no cabe duda de que El Color Purpura conserva su esencia y le da un aire de esperanza.