Cine
Mi crimen: un divertido enredo a la francesa
François Ozon regresa a salas nacionales con el estreno de Mi crimen, película protagonizada por Isabelle Huppert
François Ozon, uno de los mejores cineastas franceses de los últimos años está de regreso con Mi crimen, su trabajo más reciente que lo reúne de nueva cuenta con Isabelle Huppert ahora, en una comedia bastante jocosa llena de enredos y un interesante discurso sobre la liberación femenina que gran parte del tiempo, pesa en materia judicial. Un entretenimiento muy a la vieja escuela, construido a la usanza de la screwball comedy que tanto abundó en el cine hollywoodense con la llegada del cine sonoro.
Inspirada por la obra teatral homónima escrita por Georges Berr y Louis Verneuil, misma que ha sido llevada al cine en dos ocasiones previas, la cinta es una experiencia visual valiosa gracias a una estupenda dirección de arte y un manejo de la cámara que llevó al director a una forma que, aunque en apariencia antigua, de manejarse bien sigue funcionando a la perfección.
“¡La justicia no roba!”: De que va Mi crimen
En el París de los años 30, dos jóvenes amigas, una actriz y una abogada, comparten un pequeño departamento mientras ven sus vidas pasar entre fracasos amorosos y profesionales. Cuando la rubia y bella actriz se convierte en la principal sospechosa del asesinato de un abusivo productor, el par ve una oportunidad perfecta para lanzar sus carreras al adjudicarse la culpa del crimen en legítima defensa y así, convertirse en todo un fenómeno mediático gracias sus talentos.
Al director le sentó bien farsa para narrar esta historia, en teoría convencional pero con varios giros que le ayudan a triunfar. Nada de esto sería posible sin la química que desbordan en pantalla sus dos protagonistas, Rebecca Marder y Nadia Tereszkiewicz, ambas simpáticas por distintas razones. La primera, audaz, inteligente y con una fuerte atracción hacia su amiga. La segunda, ambiciosa, una enamoradiza sin igual pero que no deja cegarse cuando la fama al fin le llega. Son personajes muy fáciles de empatizar a los que quieres ver triunfar sobre todo.
Este elemento de amistad que entablan a partir de sus personalidades es clave para disfrutar cada sutileza mostrada en Mi crimen. Por supuesto, asumirse la culpa de algo siendo inocente, inevitablemente acarrea consecuencias con quien en realidad, fue el culpable de todo y ahí, es cuando todo lo mostrado será puesto a prueba, endulzado con cierto elemento erótico en un par de secuencias, característico de Ozon y que reflejan este amor tierno existente entre ambas.
Las amigas no están solas en un cuadro que, conforme avanza, se vuelve más deschabetado. Entre el perezoso hijo de un empresario que corteja a la actriz (“me prometió que por mí trabajaría”, presume en una secuencia), un juez por demás incompetente pero ávido de justicia, un galán que es el más beneficiado con la muerte del productor y la otrora luminaria del cine mudo interpretada por Huppert, cada uno tiene su momento de valioso y divertido aporte a la trama que no cesa sino hasta unos cotorros créditos hechos con encabezados de periódicos. Este es un excelente ejemplo de como cambiar al elenco de una fuente original y trasladarlo a personajes carismáticos, bien escritos.
Si acaso el único pero que podría tener es que Ozon, se clavó demasiado en la estructura teatral y no aprovechó al máximo todas las cualidades del medio para narrar la historia pero es nada comparado al buen tiempo que te hace pasar. Vaya, hasta el manejo de iluminación asemeja al cine de aquella época para que sus actrices, luzcan mucho más radiantes en pantalla.
Conclusión
Una comedia amena, con diálogos y situaciones memorables y sobre todo, brillante gracias a sus excelentes actuaciones, Mi crimen es un estreno muy divertido para quienes llegan a las salas sin mayor pretensión que pasar un buen rato.
Aunque muchos por lo general suelen sentirse alejados con tan solo escuchar cine francés, este es un estreno que no debe pasar desapercibido.