Arthur, una amistad sin límites: un viaje inspirador junto a Mark Wahlberg

Las producciones basadas en hechos reales cargan mucho peso sobre sus hombros a la hora de trasladar la historia a la pantalla grande. Por medio de ellas se busca un retrato fiel y casi preciso de la historia que nos brindan y en algunos casos, todo debe ser amenizado con tal de llevar un cierto ritmo y tinte para que funcione. Arthur: Una amistad sin límites es ese tipo de producción que apelará a nuestro ojo Remi, nuestro amor por los perritos y que necesitará que tengamos unos kleenex cerca para que no les caiga lágrimas a nuestras palomitas.

Basada en el libro de ARTHUR – El perro que cruzó la selva para encontrar un hogar, escrito por Mikael Lindnord; nos hará que acompañemos a Mark Wahlberg en un drama donde creemos que encontró su zona de confort, aunque esta producción cuenta con buena alma y un par de tropiezos.

De qué va Arthur, una amistad sin límites

Mikael Lindnord (Mark Wahlberg) deportista de resistencia sueco no logró completar una carrera de 700 km con su antiguo equipo, aunque hizo lo posible y ocupo su máximo esfuerzo acompañado de arrogancia, no pudo llegar a la preciada línea de meta como lo deseaba. Tras ese resultado, una foto en Instagram retratando su derrota y el paso del tiempo, él ha estado devastado física y mentalmente, entrando en una monotonía que lo aprisiona.

Así que, tras hablar con su esposa, pelear con su padre y escucharse espiritualmente, buscará patrocinadores para volver al ruedo con un nuevo equipo que reclutará personalmente y limando asperezas con alguien del pasado, todo sea para TERMINAR SU HISTORIA y hacer de esta última carrera algo memorable.

Durante los próximos 10 días, el equipo de Broadrail recorrerán más de 640 KM “sin descanso”, utilizando atajos y sorteando caminos muy complicados. Los atletas tendrán que andar en bicicleta, escalar sin cuerda e impulsarse en tirolesa; hasta remar en kayak para llegar a la línea de meta y ser el primer lugar.

Pero, durante su trayecto tendrán un extraño encuentro con un perro callejero al cual alimentarán. Lo que ellos no saben es que este amigo peludo los acompañaría por el resto de viaje a lo largo de la selva del Ecuador.

El director Simon Cellan Jones (Plan Familiar, 2023) hace suya esta historia real que se ganó los corazones de millones de personas, volviendo a formar mancuerna con Wahlberg para contarnos una historia bonita, agradable y de buen corazón, aunque técnicamente no sea la mejor dentro del género y cuente con uno que otro tropezón a la hora de trasladarlo del guion a la pantalla; pero vamos por partes.

Cellan Jones nos brinda una mezcla de drama y deportes con una pizca de comedia, aunque utilizando uno que otro cliché logra hacer que esto funcione de la mejor forma posible al inyectar de espíritu al contar la historia y hacer pasable -de buena forma- la hora y media que tendremos de este viaje.

¿Puedo considerar esta cinta como un “road trip”? De entrada, se define a este género como un viaje en coche, un recorrido del cual se desprende la visita a diferentes destinos al realizar un desplazamiento por carretera. Y quizás algunos me puedan seguir la idea y otros no, pero me atrevo a decir que esta película tiene en esencia ese concepto que es más o menos establecido desde que comienza la carrera; con uno que otro visual “mágico” y ciertas canciones para amenizar los momentos importantes en su ejecución.

La trama y guión de Michael Brandt nos lleva por un camino bastante predecible, pero digno de ser contado, más por sus personajes y momentos entrañables. Claro que es un melodrama y algo manipulador en su acto final donde es seguro que te aferres al asiento por dos momentos y no quieras derramar lágrima alguna.

Aunque para sorpresa de muchos, este viaje no resulta aburrido, pero quizás ya visto de otra manera.

Pese a que añade una trama de “Caminos Separados” (Separate Ways) para contarnos la pelea interna de Mikael y el camino como destino de Arthur “El Rey”, esta puede desentonar mucho con el ritmo inicial de la película y su primera hora que se plantea como un drama deportivo y de puro hueso como calibre. Y es que esta decisión se siente fuera de sincronía con todo aquello que nos quieren contar con avance y póster, dando como resultado algo forzado cuando llega el momento y diferente. Pero descuiden, que con poco sudor en la frente llegamos a ese momento ansiado y lo que viene con él es magia y entretenimiento puro del cual no te puedes arrepentir si eres amante de los perros.

Mark Wahlberg vuelve al ruedo dentro de este género, en el cual vuelve a encontrar confianza y el poder necesario para contarnos una historia muy pequeña, pero de gran corazón. Wahlberg como Mikael Lindnord refuerza ese estereotipo de hombre rudo, solitario, arrogante y algo “traumatizado” por no conseguir una victoria y la cual, definiría su vida.

Por medio de este personaje entenderemos un poco sobre ese apartado técnico que tienen los promotores y este mundo deportivo a la hora de entrar a la acción. De igual manera nos ayudará a conocer de manera rápida a cada personaje y momento que los trajo hasta aquí. Es hasta que llega Arthur, que Mikael cambiará toda construcción que teníamos de él y nos dará un respiro de líder nato, escucha atento y alguien que no culpa a su equipo por sus problemas: “Ganar es ganar, aunque seamos derrotados o quedemos con un segundo o tercer lugar.”

Mark lidera un buen reparto compuesto por Nathalie Emmanuel, Michael Landes y Simu Liu. Cada actor desarrolla -de la mejor forma posible- a su personaje, dando al clavo su superación ante sus adversidades y como de ser entes separados y solitarios, forman un vínculo como equipo y familia que se fortalece con la llegada del adorable, enérgico y poderoso Arthur “El Rey”, que por momentos se roba la película en su totalidad con su carisma canino.

Quizás no es el gran producto que esperas ver con ansías y que posiblemente podría haber sido pensado para un servicio de streaming y pudo haber tenido el mismo efecto, ¿cuál? Algo sorprendente para pasar un rato agradable. Una mezcla de deportes y drama que nos hará llevar un pañuelo seguro para esas lágrimas u ojo remi que nos salga del alma y más con su tercer acto.

Este tipo de trabajos son aquellos que suelen ser más de lo mismo y del montón, pero no necesitan de grandes despliegues de efectos especiales o hasta publicidad para darnos la atracción necesaria para vivir su historia, acompañar a los personajes en su desarrollo y sentir sus historias como nuestras, así como crear un vínculo único y conmovedor, conquistando el terreno del entretenimiento como un verdadero rey.