Abigail: Entretenimiento y terror de una mordida

Los vampiros, personajes aterradores y letales que en ocasiones acompañan al espectador desde su butaca o sillón con sus dientes más afilados, sed por la sangre y un aspecto aterrador u horroroso. Es así como Matt Bettinelli – Olpin y Tyler Gillet buscan con Abigail, respetan la mitología y aspecto visual que conllevan estos seres de la mejor manera posible, siempre y cuando ambos puedan poner su sello personal a esta aventura, jugando con esta figura y el género, del cual ambos son algo conocedores.

Aunque este trabajo nos puede recordar algo a la cinta francesa del 2011: Livide (Livid) de Alexandre Bustillo y Julien Maury tanto en algo pequeño de la historia como el aspecto visual, lo hecho por Bustillo y Maury se cosechó como algo elegante con ciertas escenas gore y de golpe en el grupo del “Nuevo Extremismo Francés”. En esta producción americana, todo pierde elegancia y se desemboca en algo lleno de acción y comedia en un juego del gato y el ratón de divertimento puro, acompañado de mucha, mucha, mucha sangre.

De qué va Abigail

Un “grupo de ratas”, desconocidos entre sí, son  contratados para secuestrar a una pequeña niña de doce años y bailarina grandiosa e hija de una figura muy importante del inframundo. Con reglas muy claras por parte del “líder” Lambert (Giancarlo Esposito), ninguno de estos criminales podrá ocupar su nombre real, no deben hablar de ninguna historia personal y lo más importante, no tener celulares.

Pero su misión requiere que mantengan vigilada a la niña llamada Abigail durante veinticuatro horas en una mansión aislada, para poder cobrar un rescate de 50 millones de dólares. Pero lentamente los captores comienzan a caer uno por uno, descubriendo un horror mitológico provocado por la pequeña que se libera de ellos y los atrapa en su trampa mientras su verdadero ser y un juego sádico sediento de mucha sangre se desenvuelve.

“¿Sabes qué es una promesa de meñique? Si te comportas y haces lo que decimos, prometo que todo acabará pronto.”

Últimamente, el cine de vampiros ha vuelto al ruedo, pero cambiando las reglas de juego y lo que conocemos de cierta manera sobre estos seres. Y es que dicha figura es algo mítico, letal, demoníaco, fascinante e inmortal. Él vampiro es alguien que ha caminado durante varios siglos entre nosotros con múltiples historias, personajes y poder, según el folclore que se tiene de esta figura en algunas partes del mundo, su historia será sobre una criatura, antiguo rey o deidad que absorbe la esencia vital de otros seres vivos para estar activo; camina y se mueve de manera rápida como sombra entre la basta noche y cuidándose del amanecer.

Si hay que destacar algo sobre producciones en pantalla grande en estos últimos años y en específico en 2023, primero tenemos a Renfield: “Asistente de Vampiro” de Christopher McKay, historia que nos brinda un Drácula (Nicolas Cage) bastante tóxico y un Renfield que quiere cortar lazos con su jefe, dando una comedia de acción, donde los madrazos al estilo John Wick están a la orden del día.

De igual forma, para finales del año tendríamos un poco del “pasado” y lo hecho por André Øvredal en Drácula: Mar de Sangre (The Last Voyage of the Demeter, 2023), el cual basa su película en el capítulo, el Diario del Capitán, de la clásica novela de Drácula de Bram Stoker de 1897.

Ahora, de manera rápida podríamos mencionar filmes como Blade 2 (2002) de Guillermo del Toro, el cual pinta a estos seres o cierta facción como una infección y dándonos una película de terror pura. De otro lado tenemos 30 Días de Noche de David Slade en 2007 (basada en la novela gráfica de Steve Niles y la cual primero se concibió como cómic y luego película, pero esto nos da para otra historia) con vampiros mitológicos que se comunican en otra lengua y arrasan con lugares para no dejar evidencia. La Hermandad (Daybreakers, 2009) de The Spierig Brothers que nos coloca en un universo controlado por vampiros y donde los humanos son la presa para cosechar su sangre y encontrar otra alternativa de alimento.

Claro, sin olvidarnos de mencionar a Nosferatu y que pronto tendrá producción bajo la mano de Robert Eggers. De igual forma añadimos lo hecho por Bram Stoker en páginas y lo realizado en pantalla grande por Francis Ford Coppola.

¿Por qué mencionamos algunos trabajos previos? Porque cada uno de ellos tiene una sólida voz y visión de estos seres, así como un sello permanente de originalidad, al menos para mí lo es así. Es así, que podemos darle una entrada original a Abigail, comandado y abrazado por Matt Bettinelli – Olpin y Tyler Gillet, los cuales no son nada ajenos al género de terror y han dado su paso por la antología de V/H/S (2012) así como una genial película llamada: Boda Sangrienta (2019) así como la quinta y sexta parte de la saga Scream.

Olpin y Gillet nos entregan una película de corte B con una pizca de “Heist” (película de robo, para la chaviza) como acto inicial que lentamente se diluye y solidifica en una película de horror comedy y muy al estilo de este dúo, los cuales no tienen miedo de aventar y reventar galones de sangre con tal de justificar la locura que se vive en esa mansión y misión fallida.

De igual forma se añade la acción física, la cual de vez en cuando nos dejará algo adoloridos, aunque estemos riendo por este producto muy exagerado pero que se toma demasiado en serio, apostando por algo pequeño, pero agarrando discretamente la mitología de los vampiros para hacer un buen uso de ello y de manera muy diferente a lo esperado.

La estética de Abigail repite elementos en la paleta de colores de otro de sus populares filmes, Boda Sangrienta, usando los mismos. amarillos y azules para la sensación de encierro, peligro y amenaza que viven los protagonistas. Así como un solo escenario algo elegante y donde se desarrollará la mayoría de la acción que veremos en pantalla.

Ligado a todo lo anterior, tenemos que destacar de igual forma el guion y trabajo escrito de Guy Busick y Stephen Shields, los cuales hacen que nos adentremos a algo simple y sencillo, hasta que se derrama la primera gota de sangre. Dotando un poco con el suspenso de su género y la comedia que nos permite balancearnos y respirar para conocer al equipo o desarrollar ciertas acciones. Claro, el terror yace ahí en las secuencias donde vemos a nuestra bailarina vampira hacer añicos a sus objetivos.

Quizás no todo sea miel sobre hojuelas para algunos, puede que esto te haga llorar como si tuvieras una cebolla en la mano. La cinta decide traer uno que otro tropiezo en su ejecución como un ritmo contenido en cierto momento, así como la banda de clichés y lo más obvio que podrías esperar de ciertos momentos, aunque eso nos dota de cierta familiaridad.

Es aquí donde la voz del dúo de directores se plasma y se deja oír, para darle una pequeña vuelta a ciertas cosas y colocar su sello de humor y ejecución muy característico y que no se note que es por puro encargo y apegándose a cierta biblia de matanza… ¡Sí, te estoy hablando a ti Scream VI!

Pareciera por momentos que los directores y el guion hace que cada miembro del reparto destaque e importe a la hora de verse en pantalla. Siendo Alisha Weir, Kathryn Newton y Melissa Barrera esos personajes importantes y que destacan dentro de esta historia.

Por un lado, tenemos a la pequeña danzanta y macabra Alisha Weir, quien nos da un papel demasiado físico, con sus tintes “dramáticos”, así como algo de acidez en su sarcasmo y el aspecto visual más aterrador de su personaje. Logrando, por momentos, ser un objetivo demasiado letal para los personajes y el público, el cual tratará de descubrir su siguiente paso de baile.

Mientras Kathryn Newton es ese alivió cómico que necesitamos para conocer la esencia de los directores y que esto no se torne en algo más del montón. Newton sabe llevar a su personaje a cierto nivel, donde el espectador podrá recibir uno que otro pastelazo bien pensando, trayendo parte de la cultura pop sobre vampiros, de una manera muy divertida o tonta.

Sin olvidarnos de Melissa Barrera, quien no da volteretas sobre el chiste y el terror, manteniéndose en perfecto equilibrio con la fortaleza, inteligencia y seriedad a la hora de tomar acción como su personaje, es aquella que mantiene al grupo unido ante tal amenaza y nos permite deambular seguros por los pasillos de esta aventura de forma humana y no caricaturizada.

Ni qué decir de los otros miembros del equipo como son Kevin Durand (“Peter”), el cual viene a divertirse con un personaje fuerte pero muy bobo y noble. Angus Cloud (“Dean”) en un papel de junkie y que nos permite saber el tono que por momentos llevará la película y Dan Stevens quien da una sorpresa como líder de equipo y es un eje importante para cierto evento dentro de la trama.

En conclusión, estamos ante la clásica mitología de vampiros, con una sazón moderna de juego con los clichés y género. No será la película de terror perfecta, pero es un viaje entretenido de una noche. Con Abigail no te permitas apagar el cerebro, puede que sea una más del montón, pero sabe cómo destacar y divertirse en el acto, así como deleitarnos con explosiones de sangre, diversión en los diálogos.

Su reparto es interesante y grandioso; el guión no es perfecto, pero toma sus debilidades como fortalezas; Alisha Weir y Newton son un punto destacable dentro del filme y la propia Melissa Barrera patea traseros.

Algo muy fresco que no teme a mostrar sus dientes, aunque entre ellos tenga uno que otro cliché con mucha sangre. Bettinelli-Olpin y Gillet deben de estar contentos con esta historia y no tener miedo de arriesgarse a poner su propio sello en esta y futuras producciones.