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Afterlife CDMX: lluvia, oscuridad, visuales monumentales y miles de celulares en mano

La experiencia inmersiva del Afterlife, demostró con sus mastodónticas proyecciones porque es una de las fiestas de música electrónica más esperadas en la capital.

Alejandro Piña

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Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña

El hombre que cae no para de girar, su esbelto cuerpo color plateado metálico brilla justo en el centro de la pantalla del escenario mientras recorre un infinito digital. La característica figura humanoide que representa el logo de Afterlife hace recordar el mito de “Ícaro” cuando cayó al mar o en tiempos más recientes a “The Falling Man”, la fotografía más famosa de un hombre que cae durante los ataques del 9/11 en Nueva York.

Citando al arquitecto “Dédalo” padre de “Ícaro”: “Los hombres no tienen alas, pero nosotros las construiremos y entonces podremos volar”; una idea muy cercana a la visión de Matteo Mileri y Carmine Conte (Tale Of Us), juntos crearon el concepto de uno de los shows más innovadores en la industria de la música electrónica. 

Aunque la oscuridad es parte fundamental de la ambientación de Afterlife, para está edición las tornamesas comenzaron a girar en horarios de tardeada; situación que molestó a muchos fans en días previos, pues se proyectaron volando hasta el amanecer pero se les olvidó que la delegación Iztacalco no es Tulum. A las 4 de la tarde el dj 19:26 fue el encargado de abrir pista con un set de una hora, seguido de la ucraniana 8Kays quien tuvo que detener su acto debido a la aparición de Tláloc en el oriente de la CDMX.     

Por un momento la feroz lluvia que azotó sobre el Autódromo Hermanos Rodríguez parecía ser lo único capaz de frenar el vuelo de Afterlife. El cielo abrió dando la indicación de que después de la tormenta llega la danza; así fue, el hombre que cae volvió a girar y entonces la fiesta continuó por casi ocho horas.

Un vuelo a la imaginación de mundos utópicos donde la naturaleza, la humanidad y la tecnología coexisten a la perfección. Esa atracción a lo desconocido es lo que ha vuelto de Afterlife un sarao masivo, la necesidad de ver en vivo sus gigantescas proyecciones y grabar un registro en el celular; igual que aquellos videos virales que habitan en las redes sociales desde 2016 cuando el espectáculo hizo su debut en el festival Sónar en Barcelona.

Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña
Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña

Los decibeles del melodic techno volvieron a subir cortesía del deejay británico Massano, la combinación de su bajos hipnóticos y un sonido agresivo restableció la energía para volver a juntar a la audiencia debajo de la enorme pantalla principal. Tras una hora y media de acción, el set de Massano acompañó al ocaso hasta caer la noche; para esta primera parte de Afterlife los visuales iban in crescendo, de fondos sencillos a líneas tridimensionales hasta llegar a glitches complejos que al descomponerse parecían el magma dentro de un volcán o como si voláramos hasta el centro de una supernova.

Ya con la oscuridad encima, el poder del techno y la euforia del trance se mezclaron a cuatro manos con el back to back entre Cassian y Kevin de Vries. Bajos amplios y agudos ácidos que sonaban al ritmo de las luces del macro escenario que ya estaba operando con su tres de tres: música, visuales y luces. Conforme avanzaba la noche las proyecciones desplegadas en el mega monitor iban alternándose cada vez más, sensibilizando los sentidos y dando una previa de la locura audiovisual que faltaría por llegar con los actos finales del festival. 

Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña
Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña

El lado Oscuro de Afterlife        

Una semana antes del show en la capital, lugar elegido para cerrar su gira por latam, Afterlife llegó primero a la ciudad de Guadalajara el viernes 17 de mayo al estadio Akron; sin embargo lo relevante de aquella fecha no fue que el festival visitara por primera vez “La Perla de Occidente”, sino la denuncia en Instagram de la usuaria @li.1111.li, quien al parecer es una mujer mexicana que reside en Guadalajara y que acusó públicamente al dj Carmine Conte, mejor conocido como Mrak quien también es la otra mitad de Tale Of Us y fundador del festival, de supuestamente haberla violado en abril del 2023 cuando el músico se presentó para un show en Buenos Aires, Argentina.

De acuerdo con lo que dice su publicación en Instagram, la fanática conoció al artista en febrero del año pasado cuando Tale Of Us tocó en una fiesta en la CDMX. La denuncia señala explícitamente que Mrak la drogó para después violarla, causándole un desgarre con el cual se tuvo que regresar en el avión desde Argentina a México. 

El día 7 de abril terminando la fiesta de Afterlife el animal de Carmine Mrak, porque no encuentro otra forma de llamar a esa persona, me drogó y abusó sexualmente de mí. Había perdido toda la consciencia y ni siquiera tomé alcohol. Me desperté y estaba desgarrada, me dolía mucho cuando caminaba no podía ni sentarme. Le pregunté que me había pasado y me dice: Ah es que tú querías más, así lo pediste.” Parte de lo que escribió en su funa pública a través de su cuenta de Instagram. 

Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña
Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña

Además de acusarlo por la presunta violación, la fanática mexicana también compartío sus teorías conspirativas en las que señala al músico como un devotó del satanismo y que usa los visuales del show para burlarse del cristianismo, también aseguró según sus teorías que el logo de Afterlife representa la cruz volteada.

Un día noté un tatuaje de cruz en su mano a lo que pregunté: ¿Crees en Jesús? Y él respondió: No, eso era antes cuando era joven ahora me gusta más el diablo. Enseguida me mostró sus tatuajes en los dos brazos con demonios y cuernos, me dijo que esos diablitos ya le habían dado todo lo que él quería: fama, dinero y poder.” , añadió en el mensaje el cual sigue disponible en su cuenta de Instagram donde se puede leer completa la denuncia.  

Hasta el cierre de este texto tanto Carmine Conte, Mrak como la junta ejecutiva de Afterlife han decidido guardar silencio; no ha habido ningún pronunciamiento de su parte con respecto a la denuncia de la joven mexicana. 

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Como si nada hubiera pasado y ante casi 65 mil asistentes, Mrak subió al centro de la tarima para presentar su show titulado “We Don´t Follow”. Su característico sonido ultra oscuro cubrió como un manto la explanada del Autódromo, los visuales que acompañaron la música parecían reforzar las ideas conspirativas satánicas de la denuncia en su contra. 

Entre sus proyecciones más perturbadoras vimos:

  • Una enorme letra M que estaba formada por un par de cruces que asemejaban una mezcla de entre el logo de las Cruzadas y los Caballeros Templarios. 
  • La pantalla totalmente cubierta en una tonalidad roja intensa con explosiones de luz como si se tratase de un viaje al centro de la Tierra o a los infiernos de Dante.
  • La formación de un hoyo negro en el espacio o que también podía parecer una explosión estelar. 
  • La entrada a las puertas del cielo como si se tratase de una pintura en estilo barroco. 
  • Un vitral de iglesia estilo gótico que abarcaba a lo largo y ancho de la pantalla. 
Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña
Afterlife CDMX / Foto: Alejandro Piña

Quizá era mucha coincidencia y sugestión para los que llegamos al festival sabiendo sobre la denuncia en contra de Mrak, pero es innegable que su línea como artista es de oscuridad total; sin embargo eso no lo convierte automáticamente en culpable, de eso se encargaran la autoridades pertinentes en caso de que así sea, pero al menos para muchos si generó la duda razonable sobre qué clase de personas son los artistas que consumimos en sus horas más oscuras. 

Por su parte la otra mitad de Tale Of Us, Matteo Mileri conocido también por su proyecto solista llamado Anyma ofreció su show “Genesys” el cuál ya había sido visto en México a principios de año en Afterlife Tulum y que venía de presentarlo en Coachella.

A diferencia de su novia la “artista” Grimes, quien hiciera el ridículo a nivel mundial en el festival californiano por demostrar en horario estelar que no sabe ni usar las tornamesas, Anyma atrapó al público no con su música sino con sus macro visuales, una película de hora y media donde los robots y la tecnología fueron los principales protagonistas de un mundo utópico donde los humanos quieren ser androides y los robots quieren ser seres sintientes.

Presentaciones como este show de Anyma no se prestan tanto para el baile; al contrario, se vuelve una obsesión colectiva en donde lo más importante es grabar todos y cada uno de los visuales, convirtiéndose en un show que cada vez se mira más a través del celular y no con los ojos. A pesar de las innovaciones tecnológicas que el festival representa, muchas voces de la industria y los fans se han manifestado en contra de Afterlife porque cada presentación que pasa se convierte más y más en lo que varios consideran un show pre-grabado, donde la esencia de la música, la improvisación y el baile quedan relegados a segundo plano.        

       

Periodista transmedia, dj amateur y entrenador de boxeo certificado. Escribo sobre música electrónica, deportes y cannabis.

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