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Cine

Fantasia 2024: Berta, un cortometraje salvaje de explotación y empoderamiento

AJ Navarro

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Recordando el buen cine de explotación de los 70, Berta de Lucía Forner Segarra, estrenó en Fantasia 2024 con un duro y violento cuyo mensaje resuena
Berta
3.5 Reviewer
Calificación

El cine español es una de las voces que más ha experimentado con el género de terror últimamente. En el Fantasia 2024, Berta, cortometraje de Lucia Forner Segarra, busca seguir los grandes pasos de nombres como Carlota Pereda y más, que han creado sorprendentes cintas independientes como La Mesita del Comedor (Casas, 2022) hasta experimentos más fallidos como 13 Exorcismos (Martinez, 2022), cimentando todo un legado importante a través de relatos interesantes sobre poder femenino llevado al extremo.

De que trata Berta

Berta nos cuenta la historia de una mujer, que comparte el título de este proyecto, que está en una búsqueda violenta para encontrar a un hombre que le hizo daño en el pasado. La meta de la protagonista es que él entienda, a cómo dé lugar, lo que ella vivió en carne propio. Sin embargo, la mujer usará algunos métodos poco ortodoxos para lograrlo y hacer que su punto resuene, sea válido y nunca lo olvide.

Siguiendo el buen paso que la llevó a hacer otros dos cortos seleccionados en diversos festivales como Marta y Dana, este cortometraje utiliza un subgénero que marcó al cine de terror en su momento conocido como de explotación. Entre las cintas que forman parte del mismo hay clásicos de culto como I Spit on Your Grave (Zarchi, 1978) o La Última Casa a la Izquierda (Craven, 1972), donde la violencia y el abuso del que eran víctimas sus protagonistas causó cierta polémica y censura.

Sin embargo, una de las ventajas que presenta este proyecto es que elude lo gráfico de estos otros filmes, bebiendo solamente del concepto de la tortura justiciera sin mostrar realmente algo escandaloso. Forner Segarra elude ese punto para centrarse más en la cuestión de una venganza empoderante, algo no ajeno a las cintas antes citadas pero que últimamente también ha adquirido ciertos ecos con cintas como Hermosa Venganza (Fennell, 2020), en la que este acto es visto desde una manera empática a partir de un prisma amplio sobre los motivos y las razones detrás de estos actos de los que somos testigos.

Nerea Barros interpreta con fuerza a Berta. Foto: Fantasia Festival
Nerea Barros interpreta con fuerza a Berta. Foto: Fantasia Festival

Una de las ventajas que Berta tiene justamente es a su protagonista, la actriz Nerea Barros (La Novia Gitana, Voces), que desde la inflexión de la voz hasta posteriormente sus miradas y posturas, hace de la protagonista un sinónimo de fuerza y furia combinadas. A base de un simple incidente que ocasiona toda la tensión posterior a través de una tortura meramente psicológica a su victimario, Barros es una fuerza irresistible que poco a poco doblega el orgullo de aquel que ha olvidado el trauma creado en ella.

Esa dinámica de vulnerabilidad por parte del hombre refuerza ese empoderamiento femenino salvaje, creando un relato que no va por la humillación o la cuestión de dejar mal parado al sexo masculino, sino el duro reconocimiento de cómo el patriarcado puede lastimar sin pensar en las consecuencias a tantas mujeres. Es a través de ese sometimiento físico y psicológico que la dupla de Forner Segarra y Barros refuerzan un mensaje sobre alzar la voz peor sobre todo jamás olvidar a las víctimas de la violencia de género que tanto resuena en tiempos actuales.

El aleccionado sufrirá bastante dolor para aprender su lección en este salvaje corto. Foto: Fantasia Festival
El aleccionado sufrirá bastante dolor para aprender su lección en este salvaje corto. Foto: Fantasia Festival

Berta entonces se convierte en ese ejercicio de reconocimiento y dolor, pero sobre todo de empatía a través de la locura de ponerle nombre a todas aquellas que no han podido alzar la voz y han quedado olvidadas por la historia. Es por ello que recordar sus nombres y dejarlos presentes en la memoria colectiva en lugar de constantemente revictimizarlas y hacer como que no pasa nada termina por ser la moraleja imborrable de este salvaje cortometraje.

Y es que, al final, no importa cuantas veces el sistema o la sociedad quiera ignorar, olvidar o no sentir empatía por ellos, porque sus nombres, como el de Berta, quedan marcados hasta los huesos. Es por ello que ese final, nos recuerda que ante el silencio y los abusos, los nombres de aquellas se llevan en la piel y se vuelven imborrables, como un tatuaje que deja marcado y que va más allá de ser una cifra, en busca solamente de empatía, comprensión y justicia.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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