Gigantes, una bonita animación familiar que revive a Don Quijote

Si bien este año las cintas animadas han vivido a la sombra del éxito de Pixar y su secuela de Intensamente, por ahí existen historias como Gigantes, que proviene de otras casas productoras que se animan a crear su propio estilo y relatos mientras conquistan al público de otras formas. Después de obtener el premio a Mejor Película de Animación en los Vancouver International Movie Awards 2024 y ser nominada a Mejor Película en el Festival Internacional de Cine Infantil de Beijing en China, llega a salas mexicanas esta historia que nos lleva al legendario poblado de La Mancha y nos recuerda a cierto ingenioso hidalgo español.

De que trata Gigantes

Alfonso es un niño de 11 años, lleno de imaginación y valentía que lleva en la sangre un importante legado al ser pariente del legendario Don Quijote. A pesar de que su imaginativa forma de ver el mundo le mete en problemas como a su antepasado, cuando la amenaza de una tormenta que azotará a su querido poblado de La Mancha, él y sus amigos, Pancho Panza y Victoria (Karol Sevilla) emprenden una divertida misión para salvarlo antes de que destruya todo a su paso.

Gigantes es el primer trabajo de Gonzalo Gutiérrez en animación después de estar detrás de cámaras de un filme de ciencia ficción colombiano de terror titulado Pacífico (2022), marcando así un giro en su carrera. El también guionista argentino ahora apuesta por un proyecto infantil producido enteramente en animación 3D en el que, gracias al apoyo del colega Carlos Kotkin en el guion, quien ya es un experimentado en la creación de este tipo de filmes como Río 2 (2014) o La estrella de Belén (2017), consiguen reimaginar el clásico de Miguel de Cervantes Saavedra para ponerlo a la mano de una generación que no lo conoce.

Ese es uno de los principales aciertos de este filme. A través de Alfonso Quijote, su protagonista, Gutiérrez y Kotkin crean una maravillosa fábula infantil y familiar que, si bien elude la solemnidad de la obra literaria enfocada al público adulto, le permite acercar la misma con un tono mucho más amable a una nueva generación que parece olvidar el poder de la imaginación y la creatividad ante la presencia de la tecnología. Todo esto a través de un cuento que además ahonda en encontrar el significado de la amistad y el trabajo en equipo mientras enfrentan sus miedos.

Además, Gigantes cuenta con una animación y diseño de personajes bastante llamativo. Alejándose de la perfección de los altos estudios y de esa forma que últimamente está de moda con la mezcla de diferentes estilos de animación en un solo filme, la cinta alemana-argentina se alimenta del 3D de forma correcta para crear a sus humanos imperfectos pero con diferentes virtudes, recordando un poco a la forma de otra animación argentina, Metegol (2013). Incluso se da el lujo de explorar ese lado fantástico de las visiones del Quijote para alimentar el toque imaginativo de nuestro protagonista.

Tal es el caso de los amigos conejos de Alfonso, que solamente él puede ver debido a que tiene el mismo “mal” de su antepasado, así como la capacidad de mirar a los gigantes tanto en su forma real de molinos de viento y de gigantes, que es como los percibe el pequeño sucesor del ingenioso hidalgo de La Mancha o incluso del gran referente a otro gran nombre, Tesla, en un canino que por instantes resulta más brillante que algunos protagonistas. Ni qué decir de los diseños de la familia Panza y los Quijote, que claramente hacen alusión a lo descrito en esa joya literaria que aquí se desenvuelve de forma mágica.

Ni qué decir del caso de Victoria, interpretada de buena forma por la artista Karol Sevilla en su segundo trabajo dando voz a un personaje animado, después de su breve participación en Wi Fi Ralph (2018) como Dani Fernández. Aquí, su personaje le da un giro muy especial al otrora interés romántico del Quijote, Dulcinea, para hacerla una chica ingeniosa, huérfana pero igual de imaginativa que sus amigos y que ayuda a solucionar todo.

Pero Gigantes no sólo cuenta con este buen factor de la historia y el doblaje, sino también con una canción pegajosa por parte de esta artista que le añade sabor al trabajo del compositor Pablo Borghi (El Prófugo, Me Casé con un Boludo). La labor del músico argentino ayuda a resaltar los momentos de aventura de este trío, mostrando la gran capacidad que tiene para experimentar desde guitarras de rock hasta sonidos mucho más épicos que acentúan este sencillo pero lindo relato.

Si bien Gigantes si peca de esta cuestión que puede resultar excesivamente infantil para aquellos amantes del Quijote de la Mancha, o de tener un villano en el Señor Carrasco que realmente resulta una caricatura que representa la falta de creatividad y la amargura del ser adulto junto a una motivación bastante simple, es el gran corazón similar al del ingenioso hidalgo original la que captura en buena parte al público infantil, mostrándoles la importancia de ver el mundo a su manera.

Pero sobre todo, la cinta nos deja esa moraleja sobre escuchar a los niños, comprender su visión del mundo y ver que la imaginación no se desaparece ni nos enloquece, sino que nos abre puertas a ser más empáticos y aprender a observar que a la dura realidad del cuadrado mundo de los mayores le hace falta un poco de esa magia e inocencia infantil. Porque así, tal vez los gigantes se vuelvan nuestros aliados en salvar al mundo, aunque éstos vengan de algún lugar de La Mancha, de cuyo nombre ya no nos acordamos.