Cine
El plan del asesino, un interesante ejercicio de Michael Keaton como director
Michael Keaton regresa como director, productor y actor en El plan del asesino, un drama sobre la demencia de un hombre
Michael Keaton es un ícono de mi generación, no hay otra forma de verlo. El hombre fue Batman, el Súper Fantasma, carajo hasta Juanito Escarcha. Pero más allá de sus viejas glorias y con el renacer que le trajo Birdman a su carrera desde hace una década, es evidente que como artista, busca apaciguar ciertas inquietudes. Así llega El plan del asesino, su segunda película en la silla de director que además, produce y protagoniza junto a James Marsden, Marcia Gay Harden y Al Pacino.
Un interesante ejercicio criminal donde vemos a Keaton explorar escenarios más que conocidos, esta vez bajo su propia visión y donde, cómo debe ser, las actuaciones brillan por sobre todo lo demás, en especial un guion tan preocupado por mostrarse versátil en lugar de seguir su sencillo relato, sin tanto adorno, a su inevitable conclusión.
De qué va El plan del asesino
John Knox es un asesino a sueldo que ha sido diagnosticado con una forma muy agresiva de demencia. El diagnóstico no es nada favorable: en cuestión de semanas, perderá toda noción de su ser, sin posibilidad de cura. Como última misión, John toma la iniciativa de redimir el daño causado a su familia, incluido a su hijo que recién asesinó a un hombre por abusar de su hija.
Con El plan del asesino vemos a Keaton adueñarse de cada secuencia donde aparece en un excelente esfuerzo actoral. Él aprovecha el enorme rango que tiene y lo muestra: de este cínico sin remedio a este héroe de acción que sigue luchando a pesar de la edad hasta un retrato más conmovedor. La manera de abordar la demencia es respetuosa hacia quienes conocen a alguien con esta enfermedad. Jamás existe exageración alguna ni una caricaturización de ello. Una de las mejores secuencias es ver a Knox perdido en el bosque, sin idea de donde está. Esta sensación de frustración y tristeza se transmite increíble. Uno de sus mejores roles.
Le acompaña James Marsden, actor más relacionado al mundo cómico (ultimamente emparejado con el erizo azul, Sonic) desde que colgó el visor de Cyclops hace unos años. Su rol es común: hijo que decide alejarse de su padre al conocer su verdadera identidad. Sin embargo, los lazos de sangre siempre serán los más fuertes y deberá formar una extraña alianza con el asesino después de que él mismo, se convirtió en lo que juró destruir. Falta trabajar más su lado dramático aunque es un buen paso para Marsden.
Como el amigo y mentor de Knox, tenemos a Al Pacino en contadas pero divertidas secuencias. Siempre se agradecerá verlo en algo que no de pena ajena como ya le encanta desde hace años y el papel de gangster, casado con una mujer que podría ser su nieta, le queda perfecto. La misma historia le plantea una especie de homenaje como esta figura imponente de la que siempre nos enamoramos en su carrera. Ojalá no sea la última.
Hasta ahora, las actuaciones son pretexto suficiente para seguir el hilo narrativo, el cual comparte similitudes con Asesino sin memoria, estelarizada por Liam Neeson. El problema que muchos tendrán con El plan del asesino es su ritmo lento en diversas secuencias pero considero es necesario para ver el deterioro en la salud de Knox. Ir desde la escena en que olvida que ya le habían servido su café en un restaurante hasta la secuencia antes mencionada y llegar al momento “pero que bonita familia”, tiene su encanto.
El verdadero conflicto con esta cinta es la falta de cohesión entre sus elementos. Sí, tal vez soy un alma vieja de 60 años que disfruta el humor rancio de sus protagonistas pero, mientras el guion divaga en sus bromas (algunas más atinadas que otras, eso sí) flaquea todo el tiempo en lo que quiere ser como obra. En ningún momento termina de encajar como un drama familiar, un thriller policíaco, una comedia negra o una violenta épica de acción. Solo son piezas dispersas de un rompecabezas que al final, ya cuando es demasiado tarde, toma un propósito.
Apela de igual forma a ser un neo noir pero carece de esa estética tan marcada y un mejor manejo de los secretos que Knox, guarda a simple vista. Lástima.
Con lo que si de plano no pude, es con este discurso semi moralino que se impregna todo el tiempo. Sí, los personajes son asesinos pero solo matan traficantes, secuestradores, etc. “Es atrapar al enemigo detrás de la línea”, mencionan en una parte con esta mentalidad de militar arraigada. Iuck.
A pesar de la debilidad del guion y las obvias carencias como director de Keaton (fotografía sin personalidad, nula dirección de arte), con El plan del asesino francamente recibí la calidez de una película que gustoso volvería a repetir varias veces en la vida si la pasan en TV, inundado por la nostalgia de ver a Keaton en un futuro donde, al igual que Knox, ya no esté. Un sentimiento satisfactorio que cada vez, es más escaso. Esta es una forma muy clásica de hacer cine pero que resulta efectiva.
Es imperfecta pero un buen entretenimiento para quien se deje llevar tanto por el delicado tema de la demencia, como por el conflicto existencial de su protagonista. Es imposible no empatizar con los distintos tonos que Michael le da a su personaje. Vela sin miedo.