Crítica – Dolittle

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Para el centenario del famoso doctor que podía hablar con los animales, llega a salas nacionales Dolittle, estelarizada por Robert Downey Jr., Antonio Banderas, Michael Sheen y las voces de Emma Thompson, John Cena, Rami Malek y Tom Holland. La película llega después de una problemática producción, pues originalmente sería lanzada el año pasado pero debido a las fuertes críticas iniciales, tuvieron que grabarse nuevas escenas. Lo cual tampoco ayudó mucho.

Esta es la tercera adaptación a la obra creada en 1920 por el escritor británico Hugh Lofting, quien concibió una ambientación durante la Inglaterra victoriana. Lo interesante, es que el personaje de Dolittle nació en las cartas que Lofting enviaba a sus hijos mientras estaba en servicio durante la Primera Guerra Mundial.

El primer filme llegó en 1967 con la actuación de Rex Harrison. Aunque a la crítica especializada no le gustó para nada en su momento, logró obtener varias nominaciones al Oscar, incluida una mención a mejor película. Increíble lo que un buen trabajo de lobby te puede llevar.

Pero la que quizá sea más recordada, es aquella versión de 1998 protagonizada por Eddie Murphy. Por supuesto, su única relación con el libro es el titular y su habilidad de hablar con los animales, así como guiños a una criatura fantástica concurrente en las historias originales. Fue un éxito en taquilla y la gente aún recuerda con cariño esta cinta por las peripecias de Murphy. Cabe destacar que después de este reboot, se lanzaron cuatro secuelas más directas para DVD, sin la participación del actor.

En esta nueva aventura, Downey Jr. interpreta al doctor que tras perder a su esposa, ha decidido aislarse en su reserva acompañado solo por sus amigos animales, particularmente un gorila cobarde, un oso polar con problemas de temperatura, un ansioso avestruz y una sabia guacamaya. Un día, recibe dos visitas inesperadas: un niño que busca su ayuda para sanar una ardilla que disparó por accidente y una mensajera que viene a pedir su ayuda para rescatar a la Reina, quien ha caído enferma.

Al revisar a la convaleciente mujer, Dolittle cae en cuenta que la única forma de salvarla, es con el fruto del árbol del Edén, el destino de la última expedición de su amada. Ahora los tres junto con toda la brigada animal, se embarcan en una aventura para salvar a la Reina.

No me cabe la menor duda del buen corazón de Dolittle en su búsqueda de ser un producto llamativo para los más pequeños del hogar. A lo largo de la obra, hay buenos mensajes sobre amistad, compañerismo y crecimiento bastante agradables, nada forzados. El cast de voz es otro punto favorable, en especial las oportunas intervenciones de Rami Malek. Sin embargo, el resto del filme es un maratón de incoherencias cubiertas por un humor estúpido.

Gran parte de la trama se basa en improvisar reacciones y acciones para lo cual, todo tiene una solución de la mano del doctor o la buena voluntad de terceros. Hay momentos en verdad risibles, como la parte antagónica de Michael Sheen con su bigotazo falso de nervios o el giro idiota al cierre con el personaje de Jim Broadbent. Y no, maldita sea, los chistes de gases dejaron de ser graciosos desde que Beavis and Butthead salieron de la TV.

Las actuaciones son sosas, con poca sustancia en general. ¡Alguien dígale a Jessie Buckley que la estuvieron filmando todo el tiempo, no debía ser muerta en vida! También es triste, porque alguna vez Robert Downey Jr. fue uno de los mejores actores sobre la faz de la Tierra y se ve que este es tan solo un inicio para encasillarlo en papeles para menores.

Dolittle es una película cuyo corazón quedó enterrado bajo la estupidez de chistes que ningún niño merece escuchar. La aventura es predecible, cuenta con todas las características que podríamos esperar de un recorrido británico (barcos, piratas, traiciones, jodidos dragones) y el entretenimiento es escaso. Huyan a desempolvar el VHS de la versión Murphy, al menos tenía sus momentos cotorros.

Calificación: 4.0