The Smashing Pumpkins – Cyr

Fue en el 2018 que los Smashing Pumpkins decidieron juntarse tres de los cuatro originales, Billy Corgan hizo las paces con James Iha (quien vive una doble vida junto con A Perfect Circle) y Jimmy Chamberlin, la que no fue requerida y por mil problemas que se supieron después fue la rubia D’Arcy Wretzky.

De esta reunión se dio el fruto del disco Shiny Oh So Bright, Vol. 1 / LP. No Past. No Future. No Sun. El cual los regresó a las listas de popularidad pero sobretodo los reencontró con su público, los cuales seamos honestos, fuimos ahuyentados por años con discos terribles como Oceanía o los discos solistas de Corgan. Salieron rolas muy buenas como “Solara” y “Silvery Sometimes”, pero a pesar de ser un EP, tenía momentos tediosos.

Dos años después, Corgan anunció la salida de más música, por fin un disco completo y no solo eso, siguiendo la fórmula del mítico Mellon Collie And The Infinite Sadness, en formato doble. Obviamente nos emocionamos, más cuando salieron de golpe los primeros sencillos “Cyr” y “The Colour Of The Love”. Dos canciones que mostraban una faceta diferente, con sintetizadores y bailables, pero de gran calidad.

Luego toros dos sencillos, (porque disco de 20 temas) y posiblemente las dos mejores del nuevo álbum, “Ramona” y “Wyttch”. Así que la expectativa estaba alta y ese fue un problema, de pronto te haces muchas ilusiones sin saber que lo mejor, ya lo habías escuchado.

El disco titulado Cyr, es largo para tener en formato digital, un grave problema hoy en día y más cuando por la pandemia es difícil ir a comprar tu disco a una tienda convencional, solo queda lo online pero también hagamos la reflexión, ya no estamos en los años de que salía algo nuevo e ibas a correr a la tienda, ahora hay más precaución, los discos ya empiezan a ser artículos de colección y no quieres comprar uno por solo dos o tres canciones, a menos que sea fan from hell de The Smashing Pumpkins.

El álbum arranca bien, sintetizadores, medio pop la onda, influenciados fuertemente por New Order, un poco de dreampop por aquí y un tanto de baile por acá. Pasando los temas que ya conocimos, la verdad es que no hay mucho para recordar, el disco no sale del sintetizador amigable para el fan casual o cafetería de moda hipster. Las canciones para fans de la banda ya las pasamos, en especial ese lado oscuro (y único del disco) “Wyttch” y las de coros pegajosos como “Ramona”.

Parece que el amigo Corgan se vio muy pretencioso y quedó corto, comparándolo con Mellon Collie (él mismo lo hizo) tiene en común lo bipolar entre algunos momentos pero con menos canciones gancho y que querrías escuchar en vivo.

Entre las canciones nuevas que vale la pena escuchar está “Wrath” o “The Hidden Sun” las cuales de las que tienen una dream pop bien marcado no cansa por los coros de fondo, tiene onda y no es un tremendo atentado a la adrenalina y al sentido de ‘estar despierto’ como “Dulcet In E”, “Confessions Of A Dopamine Act”, “Birch Groove” (esta sí tiene el toque de lado B de discos anteriores), “Starrcraft” o “Black Forest, Black Hills”; de hecho casi toda la segunda parte es para borrarla de tu corteza cerebral.

También valen la pena las más alternativas como “Anno Satana” con un ligero toque de guitarras, “Save Your Tears”, “Telegenix” y si sobreviste toda la paja sonora anterior y llegaste a la meta como campeón, “Minerva” luce por sí sola pero tristemente acarrea demasiados golpes detrás.

Con este disco The Smashing Pumpkins quedaron mucho a deber, dieron muestras de que el talento está y no quisieron seguir esa línea, cayendo un en abismo de sintetizadores de lobby de elevador.