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Rompan Todo: una simple introducción para nuevas generaciones

O mejor dicho, el CV de Santaolalla en video.

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Rompan Todo - Reseña

Como seguramente ya saben, el pasado 15 de diciembre se estrenó Rompan Todo, la docuserie de Netflix acerca del rock latinoamericano. Nos dimos a la tarea de verla y analizarla. Al principio las expectativas eran altas pero, conforme avanzaron los episodios, todo se volvió turbio. Vamos por partes.

Dejaremos de lado el estilo del documental, pues está realizado al típico formato de Netflix, yendo lo más apegado a la cronología histórica, pasando de un lugar a otro con entrevistas y narradores varios.

Con seis capítulos, de la mano de Picky Talarico y Gustavo Santaolalla en producción y dirección, hacemos un recorrido de los inicios del rock en México y Sudamérica: desde los Teen Tops hasta Calle 13, del rock para viejitos como alguna vez salió de nuestra boca, hasta las fusiones tribales. Nada mal para quien apenas se adentra al mundo de la música y el género.

Rompan Todo, la Historia del Rock Latinoamericano es eso, una introducción a grandes rasgos, donde nos presentan a una cantidad importante de bandas, algunas reconocidas mundialmente como Soda Stereo, Café Tacuba, Los Tres o Aterciopelados, con unas cuantas que tal vez sean conocidas a nivel local. Una bonita selección para buscar en Google sobre ellos.

Los Tres en Sala Puebla
Los Tres. Foto: Andre Dulche.

La serie se enfatiza más en cómo el rock se fue adaptando a los conflictos políticos, armados, de censura y represión. Que sí el 2 de Octubre, que si Videla o Pinochet. No estamos diciendo que no sea importante, el contexto claro que siempre importará, sin embargo, más que conocer de las bandas, “conocimos” todo el sufrir de la región. Algo así como si estuviéramos resumiendo Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

Esperábamos más acerca del encontrar su sonido, de los procesos creativos. Obvio nos importa si fueron perseguidos, encarcelados, pero esas cosas son conocidas, al menos para la gran mayoría que ama la música y el rock en español. Por eso decimos que es una muy buena introducción para nuevas generaciones, que no son muy gustosas de investigar acerca de los orígenes de sus bandas favoritas.

Porque, la verdad, otra vez escuchar anécdotas de cómo Javier Batiz descubrió a Santana o que si no es por él, el blues jamás hubiera llegado al antiguo Distrito Federal. Historias de Avándaro que ya sabemos como la encuerada, la carrera que no se llevó a cabo, el corte de transmisión por decir palabrotas, la prohibición de tocadas y nacimientos de hoyos funky. Eso en el caso de México.

Javier Batiz - Rompan Todo
Javier Batiz. Foto: Mario Valencia.

En Sudamérica, las dictaduras y persecución a grupos porque sus canciones contestatarias y podían alentar a la juventud a pensar de más y relevarse. Todo eso que seguramente vimos en clase de historia o que si le damos una leída aunque sea al Wikipedia de cada banda, descubriremos.

Sí, está muy padre reivindicar que el rock tradicionalmente sirve para hablar de los temas que causan escozor al gobierno, a los persignados y hasta los doble moral. Pero esas son cuestiones que se saben y que en pleno 2020 seguir hablando de ellas, solo denota que la propia industria sigue también estancada.

Hay que ver al pasado, respetarlo y aprender, por más difícil que parezca, pero parece que en América Latina siempre se repite cada cierto tiempo, y más en los países al sur del continente. Tal vez por eso se enfocaron en Argentina y Chile, quienes han sufrido una gran cantidad de golpes de estado y momentos donde la crisis económica y política aparece cada lustro.

Lo peor no es que sea más de lo mismo, porque puede ser hasta cierto punto entendible. Lo que más molesta, es que dejaron fuera a muchos grupos de otros países, pues parece que sólo estuvieron los que han trabajado con Santaolalla en algún momento.

Además, debería llamarse el Rock en México y algunas partes de América del Sur, porque apenas tocan Perú y Puerto Rico, y este último porque Calle 13 tiene todo el estilo rockero, como dijo David Byrne. ¿Brasil? No existe, es que hablan portugués y es puro metal, dice. Pero sí hablamos de Ekhymosis, la banda metalera de Juanes, o el punk estilo Sex Pistols de Los Violadores. En fin, la hipotenusa.

Otra cosa que nos sorprendió demasiado, fue el levantón de ego a Santaolalla. Eres productor y se vale, pero acá es grosero, llegando al punto donde nos dice que si no es por él, La Maldita, Cafeta o Molotov no hubieran tenido el éxito que lograron. Eso al final es malo para el propio documental, pues se pierde la objetividad y se vuelve más un catálogo de bandas donde el músico y productor argentino ha colaborado.

Molotov - Tito Fuentes
Molotov. Foto: Daniel Márquez.

¿Tiene puntos buenos? Claro que sí, como los pocos vestigios sobre como Los Jaivas, Bomba Estéreo, Los Fabulosos Cadillacs, hicieron uso de diferentes ritmos para llegar a tener su propio estilo e identidad. Incluso el único momento meramente musical lo tenemos cuando Favio Cianciarulo de los Fabulosos, nos cuenta sobre esas influencias.

También que no importaba el estilo de rock que fuera, hay para todo gusto, como el “Wadu Wadu” de Virus, lo experimental de Serú Girán, el folclor de Víctor Jara, el funk rock rapper de Illya Kuryaki and The Valderramas, el pop rock de Maná o el guacarock de Botellita de Jerez. Cada uno en su tiempo logro relevancia y trascendencia.

Otro punto positivo son ciertos pietajes para complementar, algunos nunca vistos. Pocos, pero se agradecen, pues hay imágenes o videos de archivo que han sido ocupados en los programas de Canal Bio de ciertos artistas, como Charly García. El soundtrack obvio es una joya, recordar rolitas de Soda, de Los Locos del Ritmo, de Sumo o incluso del Control Machete es muy, pero muy agradable. El mayor acierto de la producción.

¿Cosas malas? Sí, como ya pusimos líneas arriba, no descubren el hilo negro, se limitan a lo básico, para generar expectativa y llegar a nuevo público. Pero sí olvidan a un gran porcentaje de bandas, tanto mexicanas como chilenas y uruguayas, pues se limita a las conocidas o donde Santaolalla tuvo algo que ver. Incluso provocando el enojo en los fans y sobre todo, en los músicos, porque ego pero al final, con justa razón pues las vertientes del rock latino son inmensas.

Dejaron fuera a las mujeres, quitando a Andrea Echeverri de Aterciopelados y a Las Hijas y Viudas de Roque Enroll, no hay más. Si hay participación femenina, como Ceci Bastida, Mon Laferte, pero se limitan a dar comentarios, no una charla a fondo. Incluso se habla de ellas hasta el final del documental en serie, y más parece un “se nos olvidó incluirlas” a una continuación para segunda temporada.

aterciopelados
Sandra Echeverri de Aterciopelados. Foto: Andre Dulche.

Y ni hablar de los artistas que aparecen. Nos vendieron la idea que iban a ser más de 100 músicos y aunque lo cumplieron, está feo que algunos se limiten a decir dos frases sobre alguna banda y luego, no aparezcan más. Algunas se limitaron a material de archivo, lo cual se entiende en casos como el de Santa Sabina, pero de otros, como Caifanes, son actos que ni existen bajo la mirada de Santaolalla.

Como quizá ya has visto, tanto aquí como en redes sociales, Rompan Todo ha dividido opiniones. Pero cómo no hacerlo, si curiosamente se conjunta también con la reedición que se encuentra haciendo Sony Music en su catálogo de rock. Sospechoso que la gran mayoría de las bandas presentadas/entrevistadas hayan trabajado con la disquera, más raro que trabajaran con Santaolalla, ya sea como instrumentista, compositor o productor.

Periodista surgido de la Carlos Septién García, fotógrafo profesional. Se escribe de cine, deporte, y las bandas que son de cantabar pero llenan estadios.

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