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Álvaro López: una nostálgica postal en la lluvia previa a la pandemia

Una plática con Álvaro López sobre su documental, planes a futuro y los conciertos de Los Bunkers en 2019.

Mario Valencia

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Álvaro López - Entrevista

Álvaro López, ex vocalista de Los Bunkers, sigue adelante con su carrera en solitario abarcando nuevas áreas. Una de ellas es el estreno de su documental homónimo con material filmado desde 2015 por Tomás Utillano acerca de un par de noches vividas por el autor en su paso por unos días en Buenos Aires. El retrato de un artista en vísperas de seguir un nuevo andar que ya está disponible a través del canal de Youtube de Utillano y que pueden ver unos párrafos más abajo.

Nos conectamos hasta Concepción para hablar con Álvaro no solo acerca de este trabajo, sino de su próximo material solista y sobre la reunión con sus viejos colegas durante las protestas sociales en Chile a finales del 2019.

Háblanos acerca de tu documental homónimo. ¿Cómo surge la idea de sacarlo?

Es un registro que fue hecho hace seis años de un momento súper íntimo en una época particular de mi vida. Estaba saliendo de Los Bunkers y había llegado al cono sur con un montón de canciones nuevas pensadas a futuro. Este documental es una gran fotografía de ese punto. Fue grabado en Buenos Aires donde nos juntamos tres chilenos que nunca nos habíamos visto antes para compartir de la música. De hecho algunas de los temas que aparecen, después aparecerían en el disco López vol. 1 en otras versiones, con distintas letras.

En el fondo es una tertulia regada de vino chileno, regada de canciones. La decisión de lanzarlo ahora es porque, si tomamos en cuenta que ahora mismo el mundo es tan extraña y hay una necesidad de toda la gente, entre los mismos artistas de contacto físico, de intimidad, el documental propone eso. Un momento de tertulia familiar con harto guitarreo. Es el viaje hacia el living, una terraza y se agradece en estos tiempos.

Habrá que ver que tan fuerte repercutirá en la sociedad. Ya llevamos un año al menos aquí en Chile donde los niños no salen, no ven a sus compañeros. Es muy raro todo. Si no fueran estas las circunstancias, sería muy extraño lanzar este documental; no tendría mucho sentido porque no existe esa necesidad de contacto, buenas canciones y una conversa“.

Algo interesante que mencionas es que las personas que aparecen en el documental, no las conocías pero parece que llevasen años tocando. ¿Cómo se dio tan fácil la química?

Estaba pasando un par de semanas en Buenos Aires porque me habían invitado a tocar para la comunidad chilena durante las fiestas patrias. Estando allá, me llama un fotógrafo chileno, Matías González, para juntarnos a una sesión. Nos vimos y yo llegué con Tomás (Utillano), quien terminó dirigiendo este trabajo, listo con su cámara al hombro para documentar todo y al final, fue muy espontáneo.

La gracia de este documental, lo que propone a nivel de ritmo son momentos súper espontáneos. No es un videoclip de fotografías rápidas, ni un filme de promoción. Es una postal linda y artística del momento. Fue muy bueno lo que se formó entre los tres y lo que Tomás propuso en la edición, es algo ambiental: te coloca en medio del espacio. En medio de las canciones se va mezclando el ruido de ambiente, las conversaciones de fondo; se vuelve familiar y sobre todo, real.

Él también propuso que se filmara en blanco y negro y en cuanto empezó a grabarlo, me encantó como se veía el resultado. Las tomas y la forma, completamente borroso y desdibujado al frente, al fondo se ve una conversación normal. Ese día se cayó el cielo en Buenos Aires y la imagen fue tratada como si fuese de cine noir. Incluso hace que la lluvia parezca como si fuese de neón“.

Álvaro López, Los Bunkers documental.
Álvaro López en el documental homónimo. Foto: Matías González.

En este lapso entre la filmación y el estreno, ¿tuviste en mente añadirle más cosas o realizar grabaciones similares?

No necesariamente, lo que se logra aquí es tan particular que siempre lo quisimos mantener así, esperando a que tuviese sentido mostrarlo. Pero incluso ese mismo día antes de que Tomás lo editara, cuando seguíamos los tres juntos, se sentía como si fuese un momento bastante especial. Con lo que alcanzamos a ver, sabíamos que tenía una bonita fotografía, todo bien cuidado. Supe durante estos años que el producto valdría la pena“.

Pasando a otros temas, ya tiene rato de tu primer disco solista. ¿Ya se viene uno nuevo en puerta?

¡Sí, hay mucho material acumulado! Ya teníamos un par de canciones grabadas, listas para ser mezcladas. Pero no sólo por la pandemia, sino previamente por el estallido social en Chile, todos los tiempos quedaron en el aire. Pero hay demasiado que pronto será mostrado. Si algo he hecho en este encierro, es acumular nuevas canciones sobre lo que está ocurriendo. Hay una desesperación artística de mi parte por darles canciones a la gente.

Desafortunadamente por lo estricto de la cuarentena en Chile, es muy complicado reunir a tanta gente para trabajar. Es muy distinto a lo que me comentan amigos chilenos viviendo en México. Por ejemplo yo estoy en Concepción y si quiero ir a Santiago, debo pedir un permiso sanitario con las razones y dirección donde iré. Y si no hay mucha justificación, no te dan el permiso porque todas las regiones están en distintas etapas de avance del encierro. Tiene sus ventajas, pero alimenta la desesperación del lado cultural. Deben reactivarse los canales de comunicación que lleven a la gente a la música, al teatro, al cine.

Las canciones las he tenido que desarrollar un poco con la tecnología e ir pinponeando las ideas con los músicos a distancia. Así que por ahora, no daré tiempos de cuando podría lanzar algo“.

Quisiera aprovechar la ocasión para que me contaras sobre como se dieron los conciertos que dieron Los Bunkers durante las protestas en 2019.

Estos conciertos nacieron de nuestra cabeza, nadie nos invitó. Ante el estallido social, empezamos a conversar sobre la necesidad de dar una muestra de apoyo a la gente. Ellos saben que nuestras canciones siempre han cargado con una conciencia y una mirada a las situaciones que ocurren como país. Y nuestra mirada siempre fue crítica.

Nos pareció una gran idea dar un concierto sorpresa en el centro neurálgico de las protestas en Santiago, que es la Plaza de la Trinidad. Lo empezamos a armar sin permiso de la autoridad, ellos habían perdido toda… Autoridad, valga la redundancia. No ejercían poder, la gente tenía tomada la ciudad todos los días. Entonces entramos un viernes de reunión masiva con un camión a dar el concierto. Uno corto de diez canciones.

Afortunadamente se logró y al día siguiente dimos un concierto en el Auditorio de la Universidad de Concepción ante más de 100 mil personas.

Es importante que la gente sepa que esta no es la vuelta de Los Bunkers ni que nos estamos aprovechando de la revuelta social para hacernos notar. Todo lo contrario, quisimos que fuese un acto simbólico de apoyo. Los conciertos llegaron en un punto donde los ánimos se estaban polarizando, la violencia tomaba todo punto de vista. Y la gente agradeció, les fue especial el momento“.

Al ver estas audiencias de miles de personas reunidas para verlos, ¿habían hecho antes conciencia de que lo importante que se habían vuelto para una generación entera en Chile?

Es difícil de ver en el momento que uno se enfrenta al espejo, pero estamos conscientes sobre la relación que sentía la gente con nuestras canciones. Nunca fuimos un grupo donde pesara más algún nombre o un rostro que nuestra música. Siempre hubo mucho cariño de la gente por ella, haciéndola suya en el fondo“.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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