Soen – Imperial

Cuando Martin Lopez (baterista y fundador de la banda), para aclarar cualquier duda declaró “(Soen) estamos inspirados en Tool, pero considero que ellos no son sólo una banda, sino un género”, dejó claro el panorama de la planicie musical por la que habrían de andar.

Soen nació en 2004 bajo el estigma de “supergrupo” sueco de neo rock progresivo y debutó discográficamente en 2012, formando parte de una camada musical que ha venido a forjar las características del nuevo rock progresivo, el que ha cautivado a las nuevas generaciones ávidas de experiencias más allá de lo que ya el heavy metal  les estaba ofreciendo.

Así que con ese punto claro y con cuatro discos bajo el brazo [Cognitive (2012), Tellurian (2014), Lykaia (2017), y Lotus (2019)], Lopez y Joel Ekelöf (vocalista y comparsa fundador de la banda), acaban de entregar Imperial, una obra que por diversos factores circundantes será de mayor relevancia para Soen.

En 2020 la contingencia sanitaria vino a interrumpir la gira con la que Soen aún se encontraba promocionando Lotus (con la cual vinieron a México), así que sin dormirse en sus laureles optaron por encerrarse en el estudio de grabación y aprovecharon la oportunidad de pasar largas jornadas (de hasta 12 horas), de trabajo musical sin la menor preocupación. Incluso ellos mismos no han dudado en denominar a Imperial como un producto de la pandemia del Covid-19.

Así que durante su encierro artístico, se hicieron acompañar por Iñaki Marconi como productor y por Kane Churko, quien se hizo cargo de la mezcla y la masterización. Y en el terreno ejecutante, Lars Ahlund y Cody Ford persistieron al desfile humano, envolviendo al sonido de Soen con la contundencia de sus guitarras (una labor ahora ya madurada a lo largo de dos trabajos discográficos), y Oleksii Kobel soportó al ensamble completo con su bajo.

Así con todo este panorama como escenario, obviamente la expectativa por el nuevo trabajo de Soen, aparentemente se empató con lo que finalmente entregaron. Su base de fans no esperaba riesgos mayores, pues la naturaleza del rock progresivo constantemente lleva a sus fieles de paseo por el delgado filo de las fronteras. Y si acaso se perciben coqueteos, quizás tampoco han sido tan sorpresivos o es que necesitan de varias revisiones para ser develados.

Y es que controlando las pasiones se puede apreciar un manejo vocal, que armoniza en remembranza a las costumbres nu metaleras que reinaron en el mercado estadounidense de finales de la década de los noventas y principios de los dos miles, y que sin duda generaron adeptos por cualquier territorio. Temas como “Lumerian” y “Deceiver” son los que alimentan esta observación, así como también “Monarch”, “Illusion” y “Modesty” en los que aparte bajaron las revoluciones, ganando en compatibilidad radial y enmarcando al excepcional trabajo de Ford en la guitarra líder.

Pero nada tienen que temer los puristas, pues el filoso trabajo de las guitarras y la batería siguen cortando el aliento y se mantienen como la marca registrada de la banda. Y es que esta es una característica que sin duda corre por su venas, certificando su origen metalero (y de abrumador origen sueco específicamente). Para ellos temas como “Antagonist” y “Dissident” fungen como respiro y hasta un alivio.

“Fortune”, con cadencia encumbra a Imperial de forma monumental, con melancolía y contundencia. Transmitiendo la oscuridad, emocional y de incertidumbre, en la que esta obra fue engendrada. Así que este lanzamiento bien podrá ser el prisma de refleje el alcance de la luz de la banda.