Cine
Crítica de Morbius: no cualquiera puede ser el rata alada, ni siquiera Jared Leto
Morbius es uno de las mayores decepciones de DC, desperdiciando dos buenos actores como son Jared Leto y Matt Smith
Hay algo que no se puede objetar en el mundo del cine: el género de los superhéroes y sus respectivas adaptaciones lleva ya un rato dominando la taquilla, entregando eventos cinematográficos ovacionados por los fans como decepciones horribles que sólo los amantes de Zack Snyder pueden tolerar.
En una industria saturada de opciones para explotar y obtener un buen billete de por medio, Sony por fin parece querer sacarle jugo a todo lo que tiene que ver con el vecino amigable, Spider-man. Aprovechando la moda de los universos extendidos y después del sorpresivo buen recibimiento en taquilla de Venom y su secuela o la maravillosa animación del Spiderverse, toca el turno de otro villano para hacer su debut en la pantalla grande: Morbius.
MORBIUS CONTINÚA LA MALA RACHA DE JARED LETO
Con su look de Jesucristo resucitado, Jared Leto, también líder de la banda 30 Seconds To Mars regresa al mundo de los cómics después de su rol como el (peor) Joker en el universo de DC para probar suerte como el Dr. Michael Morbius, quien está en la búsqueda de una cura para su problema genético. ¿La forma de encontrarlo? Realizar un experimento inter especie buscando mezclar la sangre humana con la de un murciélago.
Como era de esperarse, esta combinación sale muy mal, por lo que, en el afán desinteresado de salvar su vida, el doctor Morbius se convertirá en un feroz vampiro que gruñe cada vez que tiene antojo por ‘la roja’, es decir, la sangre humana, misma que evita consumir para no volverse ese monstruo incontrolable, pero con cuerpo de atleta olímpico.
Pero el icónico personaje de Marvel llega acompañado de su amigo Milo, interpretado por Matt Smith en la peor parodia de Doctor Who que hemos visto, que padece la misma enfermedad que nuestro ¿héroe? ¿villano? ¿criatura? y que, con afán de salvar su vida, hará todo lo posible por obtener esa cura, aunque sea lo último que haga.
Después de muchos retrasos, de reshoots y de un multiverso desatado, Daniel Espinosa intenta hacer una historia de orígenes entretenida, pero termina por ejecutarla de la peor manera. Empezando por un guion que tiene tantos huecos como un pedazo de queso donde las líneas del absurdo son rebasadas a tal grado que caen en contradicciones y errores de continuidad increíbles.
Pero eso no es todo, pues Espinosa junto con sus guionistas Matt Sazama y Burk Sharpless, no tienen ni la menor idea de cómo hacer que Morbius, un personaje violento y oscuro, se adapte a una clasificación apta para los jóvenes que consumen cada producto de Marvel Studios. Y es que hay partes en que quieren hacer de esta cinta de vampirismo algo ligero, como Ruben Fleischer hizo con Venom hace un par de años, pero nunca encuentran el tono.
Además, los chistes que a veces mencionan suenan tontos, la historia es muy plana y aunque pasan y pasan los minutos, pareciera que realmente no sucede absolutamente nada importante. Eso, aunado a unos detalles que dejan al espectador haciéndose miles de preguntas sin molestarse en responderlas, como si todo pasara gracias a las fuerzas misteriosas vampíricas de este nuevo capítulo de Sony dentro del universo del arácnido consentido.
Las secuencias de acción son muy mal dirigidas y editadas, no tienen una forma clara además de que abusan de un slow motion (¿eres tú, Snyder?) en algunas partes como para mostrar lo imperceptible en ello. Y qué decir de la apariencia de Morbius, pues con esa melena larga, Jared Leto si aparenta ser este ente vampírico a lo Gary Oldman en Drácula de Bram Stoker pero región 4, explotando esa y otras referencias del vampirismo que nos llevan hasta Crepúsculo (oh sí) y que acaban por nunca encajar o tener sentido.
En medio de este desastre vampírico también hay descaradas copias de Batman Inicia, ya sea en la musicalización que de repente suena a lo que Hans Zimmer no usó en esa cinta de Nolan hasta secuencias donde el mismo Morbius actúa muy similar a las formas del encapuchado de la otra casa editorial. Sumado a ello, la presencia de Leto es, de nueva cuenta, inexpresiva ante un personaje complejo que aquí carece de esos líos morales inherentes a su personaje y parece actuar al ‘chilazo’.
Incluso llegando a su escena climática, Morbius se siente muy desaprovechada, dejando una sensación similar a la de cintas fallidas de Marvel, aquellas previas al Universo Cinematográfico que todos conocemos ahora, uniéndose a tropezones de la talla de Elektra, Los 4 Fantásticos de Trank o Ghost Rider: Espíritu de Venganza, poniéndole el pie a las ganas de ver más acerca de este vampiro maltrecho, demostrando que no siempre es fácil poder ser el Rata Alada.
Así, Morbius es una de esas entregas del cine de superhéroes que parece haber salido de un túnel del tiempo con una historia de hermanos enemistados que visualmente recuerda al estilo visual de filmes de los 80 y 90 del género, dejando como resultado un filme que tenía la idea, pero no la manera de hacerla, dándole un puntapié duro en la ingle a las ganas o intenciones de seguir explotando esos universos y sobre todo, es un duro revés para el debut de este personaje en la pantalla grande.