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Cine

Crítica de Skinamarink: un intenso ensayo sobre el terror en la infancia

Skinamarink es una propuesta experimental de terror que llega a salas nacionales para incomodar al espectador.

Mario Valencia

Publicado

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Reseña de Skinamarink
3.5 Reviewer
Calificación

Hay películas que trasgreden las convenciones de los géneros establecidos. En los últimos años, esta revolución ha marcado sobre todo al horror pues mientras las fórmulas hollywoodenses no se cansan de reciclar nostalgia y sustos baratos, hay cineastas que lo llevan al terreno de lo poético. Skinamarink, ópera prima del director canadiense Kyle Edward Ball, es un excitante referente para futuros cineastas en busca de una musa que no tema incomodar al público, tanto en forma como trasfondo.

Lejos de ser perfecta, estamos ante uno de los filmes más propositivos que haya visto en años. Aunque la realidad es que al atreverse a tanto, alienará a muchísima gente en busca de lo convencional. Ahí queda la primera advertencia, luego no digan.

Reseña de Skinamarink
El filme posee una estética casera que ayuda a poner sobre la balanza un elemento realista dentro de lo onírico de las imágenes. Foto: Tulip Pictures.

De esto va Skinamarink

Una noche, Kevin y Kaylee, dos hermanos de 6 y 4 años, se encuentran atrapados en casa, sin rastro alguno de su padre. Las puertas, las ventanas y distintos objetos comienzan a desaparecer misteriosamente. Cuando una macabra voz contacta a cada uno por separado, la realidad sufre un infernal trastorno del que no hay escapatoria.

Durante los años 20 y 30, una práctica común entre los cineastas vanguardistas como Man Ray, Jean Epstein o Joris Ivens, era tomar un tema y desmenuzarlo en una abstracción donde lo importante, es la interpretación del espectador a través de sus sensaciones. Ivens creó mi favorito: un ensayo acerca sobre la lluvia abordado por el recién descubierto sonido y un manejo de la cámara que te coloca en cada escenario gracias a la cotidianidad presentada.

Ball hereda esta escuela experimental y lo traslada a esta visión irreal que posee un niño de 4 años al enfrentarse con un laberinto oscuro, a la sugestión que cada rincón provoca. Es una película para analizarse a partir de la vivencia que la gente haya sufrido de joven o si eres padre, seguro te será familiar esos traumas que los niños generan cuando se quedan solos en la noche.

Reseña de Skinamarink
Jamás se le había dado un sentido tan metafórico al uso de bloques de Legos para la deconstrucción del propio espacio. Imagen: Tulip Pictures.

De esta manera, Skinamarink presenta un desarrollo ambiguo pero excitante, apoyado por un escalofriante diseño sonoro. Aunque comparte algunos elementos comunes dentro del género, gran parte del horror te desafía a como interpretas y lees las formas que se te presenten. Piensa en la desesperación, los trazos agresivos que da un pequeño de cuatro años rayonea sobre una hoja en blanco para expresar todo tipo de sentimientos y entenderás mejor ciertas decisiones. Mi preferida ocurre casi al final: un largo pasillo oscuro se va perdiendo hasta lo único a la vista, es una enorme silueta. Después, llegamos a un final cuya imagen, dificilmente se olvida.

Desde el inicio, es una película visualmente violenta. Todo el tiempo existe una saturación artificial para recrear la textura de un video análogo. Aunque al principio el manejo del color es fascinante, aquí yace el gran problema. Esta sensación inicial pronto se siente cansada y salvo ciertas escenas, pierde el encanto, evidenciando aún más el problema de Skinamarink: su duración.

Dada la naturaleza de la obra, no creo que debió ser tan larga. Un filme de hora y cuarto habría quedado a la perfección y habría tenido mucho más efecto sin tanta divagación. Y tras la fría recepción de Beau hace unas semanas, me queda claro que la gente cada vez es más desesperada para leer el cine.

Conclusión

Skinamarink es una intensa pesadilla, incómoda pero encantadora. Sabe manejar sus sorpresas y consigue ser inquietante. El director posee algo que pocos tienen en la actualidad: un estilo. Aunque hay detalles por pulir, es un tipo de horror al que el espectador común, no está preparado para enfrentar pero que tiene un enorme potencial a futuro.

Para complementar, checa el canal de Youtube del director para adentrarte más en la psique de su obra.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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