Bruce Dickinson: “cuando era joven, nadie tenía estas categorías ridículas como 150 tipos distintos de metal”

Cantante, historiador, guionista, locutor y hasta aviador. Suena a la presentación de alguien soberbio en redes sociales pero no: todos estos títulos corresponden al gran Bruce Dickinson, saltarín frontman de la Doncella de Hierro que durante 40 años, ha cautivado a millones gracias a su virtuosa voz e innegable carisma. El tipo, es de las pocas personas que realmente merece el estatus de leyenda.

Prueba de que su talento abarca más allá de la banda que le ha dado fama, ahora está de regreso con su primer material solista en casi veinte años: The Mandrake Project, un proyecto que cobró vida gracias a su inseparable mano derecha, el guitarrista Roy Z y que para la ocasión, va acompañado de un cómic precuela ilustrado por su compatriota Tony Lee, responsable de la historieta de Dr. Who desde el 2008. Ahí nada más.

Previo a su primera visita en solitario a México, hablamos con Dickinson para conocer más acerca de esta producción, así como de algunas anécdotas interesantes de su vasta historia. Una persona increíble, amigable y de contagioso júbilo, debo decir.

Un geek análogo llamado Bruce Dickinson

Con The Mandrake Project, el vocalista amplió sus horizontes en un medio desconocido para él: los cómics, un extra que ayuda a expandir el universo de esta placa.

“Empecé a trabajar con Tony Lee después de crear el concepto artístico de The Mandrake, pues la historia y los personajes son míos. He escrito libros, guiones pero una historieta es algo totalmente distinto y me llevé muy bien con Tony para escribir hasta ahora los primeros tres episodios. Hicimos un gran equipo”, reconoció el cantante.

Dickinson siguió adelante narrando acerca de su trabajo con Ryan Mackfall para materializar estas ideas en los primeros videos promocionales del álbum.

“Le dije a Ryan que amaría que hiciéramos el video pero no podíamos pagar la idea que originalmente teníamos en mente. Entonces me dijo que leyó el cómic y quería grabarlo toma por toma. Le dije que la razón por la que escribí el cómic era porque precisamente no contábamos con el dinero para filmarlo. Sin embargo, siguió adelante y lo hizo.

Es genial porque a veces uno se limita con cuestiones de presupuesto o piensas que será mega caro pero algo llega a forzarte a pensar diferente”, añadió el británico.

Para el también aficionado del West Ham, elegir sus proyectos se ha vuelto una cuestión de instinto, en especial por su exigente agenda.

“Cuando planeo algo, pienso en cuanta energía puedo darle a realmente completar algo. Recuerdo que cuando era niño, mi maestro de historia me acusaba de tener un cerebro de saltamontes porque me la pasaba yendo de una cosa a otra. Yo pensaba, ¿por qué eso sería una cosa mala? Y no lo es, pero a veces debes terminar lo que empezaste.

No puedes hacer seis cosas a la vez pero tal vez puedes pasarte de un proyecto a otro. A veces veo las ideas y se vuelve una especie de supervivencia de las más aptas, como si fuese selección darwiniana. Tal vez una idea sea excelente pero solo sobrevive hasta la siguiente semana dada mi vida y todas las presiones en ella”, reconoció.

Dado que rara vez en la vida un Dios del metal baja con los mortales, era momento de preguntarle acerca de uno de los logros más llamativos de su carrera: la producción de Chemical Wedding, cinta de horror estrenada en 2008 sobre un hombre poseído por el espíritu del famoso ocultista del siglo XX, Aleister Crowley. Una experiencia que marcó su decisión de tal vez no volver al cine.

“Si alguien quiere lanzarse al ruedo, tengo un par de guiones más por ahí. Chemical Wedding fue hace mucho tiempo y cuando la hicimos, teníamos apenas la mitad del presupuesto que necesitábamos para hacerla. Entonces tuve que recortar muchas cosas para adecuarnos a lo que teníamos, incluso quitar algunas partes que para mí eran geniales o que pudieron mejorar todo.

Al final creo que es una película un tanto extraña e interesante si te adentras en ella. Originalmente iba a ser una pieza de periodo sobre la vida de Alistair Crowley pero no hubo dinero para hacer algo con ambientación. ¡Tenía un guión de 600 páginas sobre su vida que basicamente tiré y empecé de nuevo! Así fue como Chemical Wedding se convirtió en traer a Crowley al presente durante tres días.

La película iba a llamarse The Number of the Beast que por supuesto, era como él se hacía llamar pero lo cambiamos porque para aquel entonces, pensé que el track homónimo del disco Chemical Wedding que lancé, sería estupendo para la escena inicial”, recordó entre varias risas.

A diferencia de los puristas, para Bruce Dickinson la fusión del metal con otros géneros es esencial e importante para mantener vivo al género.

“Las fusiones siempre son buenas aunque para ello, necesitas un elemento puro y el metal es una forma de música que puedas definir de una forma. Tiene todo tipo de distintas facetas y para lo que algunos puede ser heavy metal ahora, para otra persona no. Es como con el rock clásico y todo eso. Existen tantas categorías y para nada tengo interés en cualquiera de ellas. Para mí es suficiente que la canción sea buena, no importa si es Scorpions, Cinderella o Uli John Roth. Me importa un carajo mientras sea genial.

Cuando era joven, nadie tenía estas categorías ridículas, como 150 tipos distintos de metal. ¡Ahora hay tantos tipos de música como tipos de herpes! Yo solo escucho la música y si me mueve de algún modo, la disfruto. Es así de simple”, reflexionó con harta sabiduría.

Al final, Bruce Dickinson cerró la charla de manera amena señalándose como un geek análogo. “No me enloquece el mundo digital. Aprecio sus ventajas pero la mayor parte del tiempo, aleja a la gente de su trabajo y le arrebata su motivación de pensar por si mismos. Pero soy un geek en el sentido de que me encantan los aviones, amo los cohetes y el espacio, también los submarinos y los trenes. ¡Cualquier forma de transporte masivo me emociona!”, concluyó con gran alegría. ¿Cómo no amarlo?

Bruce Dickinson traerá The Mandrake Project a la Ciudad de México y Guadalajara

El cantante traerá The Mandrake Project a México con dos fechas. La primera parada será en el Teatro Diana de Guadalajara el jueves 18 de abril y la segunda, lo llevará al Pepsi Center de la CDMX el sábado 20 de abril.

Aún hay boletos disponibles para ambos recitales, tanto en taquillas sin cargos o a través de Ticketmaster. En el caso de la Ciudad de México, el precio de las entradas en zona general es de 820 pesos, mismo precio que se repite para la sección de Luneta en Guadalajara.