Cine
Mi Villano Favorito 4: una cumplidora pero olvidable aventura de Gru
Gru y los Minions están de regreso en Mi Villano Favorito 4, el duelo contra un viejo rival que pondrá en riesgo a su familia
Siempre se dice que segundas partes nunca son mejores pero, ¿qué hay de las cuartas? Es tan impredecible saber cuando una franquicia llegara a un número tan alto y mucho menos, saber si logrará mantener la calidad. Lo que estoy seguro es que nadie esperaba Mi Villano Favorito 4, un nuevo episodio en la saga del querido Gru que en la tercera parte, parecía tener su final de felices por siempre junto a su familia. ¿Qué más podía contarse después de intentar robar la luna, reunirse con su hermano gemelo, casarse y hasta voltear bandera a sus objetivos al unirse a la Liga Anti Villanos?
De nueva cuenta tenemos al genial Andrés Bustamente (afrontémoslo, nadie la ha visto en su versión original con Steve Carell) en otra cruzada contra un demente más en la lista que llega a irrumpir la paz de su tranquila vida, bendecida ahora por la llegada de un bebé. Una cinta donde la animación es muy lúcida pero no así el guión. Por su bien, ya es hora de colgar el rayo reductor y descansar un poco.
De qué va Mi Villano Favorito 4
Ahora que Gru y Lucy tuvieron a su bebé, Gru Jr., todo parece ir de maravilla hasta que una misión, lleva al otrora villano a enfrentarse a un viejo rival, Maxime Le Mal. Aunque el hombre convertido en cucaracha es atrapado, no tarda en escapar de prisión y por supuesto, buscar venganza contra su captor con el híper malévolo plan… De secuestrar al bebé.
Para proteger a todos, incluidas Agnes, Edith y Margo, Gru acepta la oferta de adoptar nuevas identidades en un aburrido suburbio. Por supuesto, esto no será tan sencillo y los llevará a distintas peripecias hasta que el peligro llame de nuevo a la puerta.
Con Mi Villano Favorito 4 me ocurrió algo similar al ver el cuarto capítulo Hotel Transylvania: un viaje divertido pero muy fallido, con un humor poco arriesgado y predecible en su fórmula que solo funciona como relleno en su universo. Aún hay secuencias agradables en el arsenal de Gru pero cada vez más, los Minions le roban por completo el reflector. Gru, al igual que Drac en la franquicia mencionada, se volvió demasiado blando a niveles exageradamente cursis cuando el encanto de su humor, recaía en la torpe malicia.
No solo eso, sino que la película satura con demasiadas cosas y eso a los niños, tal vez los distraiga demasiado. Que si la vecina de a lado es una aspirante a villano, que los Mega Minions, un escuadrón de secuaces modificados para tener súper poderes, que el bebé es bien pillo y siempre le juega diabluras a Gru, que la Cucaracha, que el robo a la escuela de villanos y un largo etcétera. Muchas cosas quedan al aire sin realmente explotarlas o concentrarse en solo una para mantener la atención. Ya ni siquiera brilla el trío original de las hijas adoptivas, totalmente relegadas al segundo plano atrás de un bebé genérico.
La figura antagónica de Le Mal logra arrancar algunas sonrisas (su disfraz de Boy George es lo mejor) pero nunca se siente una complicidad junto a su pareja ni inspira un mal mayor como lo fueron El Macho o Dru. Solo… Existe y ya. Tan así que tienen que recurrir a personajes del pasado para levantar el final.
Si se quiere mantener el interés de la audiencia o explotar más al personaje, ir hacia atrás parece ser la ruta más acertada, como lo vimos en Minions: nace un villano. Aunque explota a sobremanera la idea de una nostalgia setentera, al menos la dirección de arte es mucho más interesante y sobre todo, Gru muestra un lado más cotorro. Por mi que llenen de precuelas anticipando los inicios de la primera parte porque este cuadro de la familia, es aburrido. ¡O hasta un spin off de los Mega Minions estaría mejor!
Para las familias valdrá la visita al cine pero Mi Villano Favorito 4 será olvidada a favor de sus predecesoras y con justa razón. Aún hay chispazos de simpatía, lo random de los Minions ayuda en escenas, el trabajo de doblaje está bien realizado (hasta Chumel que seguro trae el ego hasta las nubes por doblar a Stephen Colbert), las texturas e iluminación en cada modelo y escenario es impresionante pero salvo cuando Gru es obligado a regresar un instante a la villanía, el resto es olvidable. Todo se siente más a la base para futuros trabajos a una historia en concreto. Honestamente, disfruté más la segunda parte de Minions que está desangelada aventura; es superior en todo.
Finalmente, algo que en verdad detesto de cada cinta animada de Illumination (lo único que odié de Super Mario, en realidad), es el uso de música de licencia totalmente al azar. Wuu, sí que emoción escuchar Van Halen en las “prendidísimas” secuencias de acción o a Pharrell Williams con una de las canciones más olvidables de la Historia. Ya basta, por favor.