Cine
GIFF 27: Black Dog, estupendo drama chino sobre las almas callejeras
Aunque el Festival de Cannes es conocido por sus grandes fiestas y ser uno de los más importantes en el cine, también presenta propuestas como Black Dog, una chula propuesta de cine chino contemporáneo que conquistó al público y que llegó al GIFF 27 como la cinta inaugural de la sede de León. Aquí les contamos sobre este relato de dos almas callejeras que se encuentran y encuentran un poco de esperanza.
De que trata Black Dog
Es el 2008, año en que el gobierno chino recibió los Juegos Olímpicos y, por ende, tomó una controvertida postura política gubernamental en contra de los animales. Aquel que no forme parte de un registro, será tratado como callejero y encerrado. En medio de esta decisión, seguimos los pasos de Lang, un exconvicto que acaba de cumplir su sentencia en prisión y se encuentra listo para regresar a su ciudad natal en el noroeste de China, pero no será tan sencillo ser aceptado nuevamente por su comunidad.
La historia de Lang, interpretado por Eddie Peng, es de aquel que añora pertenecer a un lugar que lo rechazó por un crimen y que, a su regreso, es incapaz de darle ese sentido de pertenencia. Es un hombre de pocas palabras, perseguido por los fantasmas de su pasado que incluyen la mala relación con su padre y su hermana así como el acto cometido del cual puede que no sea culpable. Violento de ser necesario, crea una conexión con un perro negro bastante territorial que sufre lo mismo que él: un rechazo por parte de todos.
Es esa relación entre Lang y el flacucho canino en la que se centra Guan Hu (The Chef, the Actor, the Scoundrel; Los 800) para poder trastocar el relevante tema de la gentrificación en China, esto a través de mostrar una cara de la gente olvidada por el Estado que poco a poco se convierten ellos mismos en perros callejeros. Es en esa interesante lectura que Black Dog se fortalece. Eso, sumado a la extensión que nuestro protagonista encuentra en el abandonado perro y esa relación que van desentrañando de confianza y reflejo entre ambos.
Y es que Lang encuentra que la casi única empatía que encuentra es en él. Mas allá de una domesticación, ambos se doman a si mismos y sus demonios a través del encuentro común, del abandono y de las penurias de no encontrar un lugar al que pertenecer mas que entre ellos mismos. Esa evolución de ambos se da de forma natural, mientras encuentran consuelo en el camino mísero del cual parecen no tener salida.
Cabe destacar que, después de tener proyectos de mucha mayor escala, Hu muestra su habilidad creando un drama mucho más íntimo. Black Dog no solo se centra en las personas y sus dos desamparados protagonistas, sino que también explora el desierto de la provincia de Gobi como el escenario de esta dura historia. Gracias a la excelsa fotografía de Gao Weizhe que usa colores fríos y azules para el pueblo junto a ese cielo anaranjado del horizonte y las montañas negras de las minas de la zona, le da una identidad de lugar olvidado perene.
El sentido visual de Black Dog es sin duda un gran acompañante de un relato que incluye venganza, soledad y hasta un sentido respeto por la naturaleza en general. Hu es capaz de usar un fenómeno como un eclipse par mostrarnos una secuencia que resuena como una de las más fuerte analogías del filme mientras todo un pueblo ocupa el mismo lugar de los perros callejeros en los montes para observar este hecho que implica un cambio mientras acaban de recibir la noticia de desalojo de su poblado.
Ni qué decir de aquella liberación de los animales del zoológico donde el tigre de bengala, símbolo por excelencia del estado chino, se pasea entre las calles solitarias del pueblo, reforzando la idea de que incluso los olvidados por aquellos poderosos son capaces de volver con un rugido desde las lejanas montañas y reclamar lo que es suyo. Y aunque la situación pinta desesperanzadora para todos, incluidos Lang y su perro, Black Dog se decanta por un final esperanzador donde el cambio y las segundas oportunidades son posibles.
Teniendo un balance adecuado entre un gran melodrama con momentos sorpresivamente cómicos, Black Dog cuenta con una impecable actuación protagónica de un dúo memorable que expresa mucho desde la fisicalidad estoica y los ladridos hasta mostrar que, incluso detrás de estos dos personajes rudos, existen almas nobles callejeras que buscan una nueva oportunidad y son capaces de soltar la fiereza con tal de seguir adelante.