Cine
Fantasia 2024: The Tenants, un flojo thriller surcoreano sobre una cruda realidad social
Si hay una filmografía que ha demostrado tener mucho poder recientemente, esa sin duda es la de Corea del Sur. The Tenants, selección oficial del Festival Fantasia de este año, se suma a una larga lista de proyectos de este país que ofrecen una compleja historia que busca crear un comentario sobre la situación social en la que muchos viven en este país. Aquí les hablamos de este thriller que tiene sus altibajos.
De qué trata The Tenants
En el futuro distópico de Corea del Sur, un exitoso inquilino que pronto será desalojado del departamento que renta decide complicarle el proceso a su arrendador alquilándole el baño a una pareja bastante excéntrica. Sin embargo, ante las presiones laborales y los extraños comportamientos de estos dos extraños, la coexistencia parece convertirse en algo insoportable. Es así que tendrá que tomar cartas en el asunto pero un inesperado giro complicará todo el panorama.
El filme de la directora Yoon Eun-kyung (Hotel Lake, 2020) busca retratar una realidad sobre el tema de los subarrendamientos, un fenómeno que es cada vez más común en las grandes urbes donde la gente es atraída por los grandes servicios, las opciones de empleo y la promesa de sueños cumplidos pero que, llegando ahí, se encuentra con un montón de dificultades que terminan por alienarlos y convertirlos en individuos solitarios, devorados por la voracidad de las mismas.
Tal es el caso de Shin-dong (Kim Dae-geon), un trabajador de una compañía que vende carne artificial a la gente y que tiene que enfrentar esos dilemas de sobre población, contaminación y altos costos en todos los servicios. Es ante el riesgo de quedarse sin techo que un amigo le recomienda el método de subarrendamiento como presión para que no lo desalojen de este lugar. Siguiendo su consejo, le abre las puertas a un tipo vestido de negro, (Heo Dong-won), pero es ahí donde las cosas se ponen muy raras.
The Tenants se ve envuelta entre las pesadillas que comienza a tener Shin-dong, creando una tensión que por momentos se siente distante. Ese es posiblemente el principal problema de este thriller ya que no consigue balancear el drama que vive día a día, ese fastidio constante traído por la desconfianza y la alienación de no pertenecer, sumado a la sensación de miedo de ser vigilado constantemente. Esa exploración de su soledad voluntaria parece desentonar por momentos en la historia.
Es cuando la realizadora entra en los terrenos de pesadilla y de miedo que la cinta logra chispazos muy efectivos a través de las secuencias donde las manchas y las sombras se convierten en el irremediable espectro de unos extraños que, aunque parecen tener los mismos problemas que nuestro protagonista, siguen siendo una incógnita especialmente cuando ciertas cosas comienzan a desaparecer del departamento. Los inquilinos entonces se convierten en el peor enemigo de este hombre, que tristemente averiguará su destino de una forma dura.
Lo que sí tiene The Tenants es una hermosa fotografía, donde el blanco y negro hace de esta sociedad distópica un sueño sin colores, potenciando así la escena del inicio donde nuestro protagonista muestra el gran sueño de vivir en un paraíso. Esto, sumado al manejo correcto de los vestuarios que ofrecen esta mirada monótona de una rutina fastidiosa, es algo que sí destaca en el relato. A pesar de que esta burbuja en la que nuestro protagonista vive es donde se siente cómodo, no logra jamás acoplarse a lo que la vida que lo rodea le pide.
Con todo y ese giro de tuerca final que resulta sorpresivo e impactante, The Tenants tiene el gran pecado de no encontrar no sólo el tono adecuado entre la ciencia ficción, el suspenso y el drama, sino en darnos una edición ágil, creando por momento un ritmo cansino con un personaje un tanto desesperante que se vuelve mucho más atractivo cuando detona en el último acto. A pesar de ello, esta propuesta surcoreana tiene cosas interesantes dentro del flojo ejercicio de su realizadora, que tiene una gran idea pero a la que le falta más oficio no creando atmósferas, sino contagiándolas y logrando el balance atractivo en las mismas.