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Casi el Paraíso, una estupenda adaptación para una gran novela mexicana

AJ Navarro

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El director Edgar San Juan trae exitosamente la clásica novela de Luis Spota a tiempos modernos y demuestra porqué México sigue siendo Casi el Paraiso
Casi el Paraiso
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La constante queja sobre el cine mexicano suele enfocarse por la mala calidad de sus producciones o la constante repetición de sus fórmulas. Sin embargo, Casi el Paraíso demuestra que la calidad no está peleada con el cine comercial y que hay historias interesantes que se pueden llevar a cine, como el caso de este clásico del periodista y escritor Luis Spota que recibe un tratamiento adecuado y actualiza de buena forma los temas como el malinchismo, la oda al extranjero y la corrupción que no han cambiado, tristemente, desde la década de los 50.

De que trata Casi el Paraíso

Al llegar a México, el Conde italiano Ugo Conti (Andrea Arcangeli) supo que había encontrado el paraíso. Recibido con brazos abiertos por la alta sociedad mexicana, especialmente por el político Alonso Rondia (Miguel Rodarte), que ve en él su pasaporte al poder, así como el tremendo interés de su hija Teresa (Karol Sevilla), Conti aprovechará su relación con Alonso sin saber que se reencontrará con Frida Becker (Esmeralda Pimentel), el amor de su vida pasada y la única persona que conoce la verdad sobre su identidad.

La labor de Edgar San Juan es notoria no sólo en la dirección, sino también en el guion, mismo que coescribió con Hipatia Argüero Mendoza (La Casa de las Flores; Cindy la Regia: La Serie), que logran traer la problemática y ambiente descrito por Luis Spota hace años a los tiempos modernos de nuestro país, ofreciendo sin duda una de las mejores adaptaciones de una obra mexicana desde El Complot Mongol de Sebastián del Amo, basado en la satírica novela del autor Rafael Bernal.

San Juan aprovecha la ventaja de la coproducción entre Italia, Estados Unidos y México y le saca jugo además al diseño de producción y las locaciones para que, más allá de una cinta de época, Casi el Paraíso se sienta como una sátira reciente en la que logra insertar la fiebre de las redes sociales y los likes en medio de la historia de popularidad y engaños que transcurre entre el conde y sus anfitriones, sacándole jugo y dotándolo de una veracidad palpable, especialmente en las partes en que el misterio detrás de Conti nos lleva por las calles italianas.

Karol Sevilla se sacude su imagen de Luna para encajar muy bien en Casi el Paraiso. Foto: Cinépolis Distribución
Karol Sevilla se sacude su imagen de Luna para encajar muy bien en Casi el Paraíso. Foto: Cinepolis Distribución

Asimismo, esta adaptación de Casi el Paraíso resalta por el gran vistazo para crear un ensamble actoral que no desentona en ningún instante. Comenzando con Andrea Arcangeli, quien da vida a Conti. Desde su primera aparición en pantalla, el histrión italiano demuestra un carisma digno del personaje, mismo que utiliza para siempre salirse con la suya, probando que el poder de las apariencias puede lograr cualquier cosa en el mundo del poder. Pasando de un personaje de poca monta al exitoso heredero italiano, Arcangeli luce siempre radiante al lado de sus compañeros de escena.

Uno de los que más sorprende en este filme es Miguel Rodarte, que logra mostrar la doble cara de la perversa política mexicana con su Alonso. Si bien el actor es conocido por sus disparatadas (y a veces bastante malas) comedias, aquí recuerda la versatilidad que demostró en Tiempo Compartido (Hoffman, 2018) y que recientemente también demuestra en la serie de televisión de Apple TV, Las Azules. En esta adaptación de Casi el Paraíso, San Juan logra sacarle uno de sus mejores papeles en su carrera siendo el perfecto antagonista que es capaz de todo con tal de conseguir más poder.

Miguel Rodarte es el político mexicano de dudosa reputación en esta adaptación. Foto: Cinépolis Distribución
Miguel Rodarte es el político mexicano de dudosa reputación en esta adaptación. Foto: Cinepolis Distribución

Pero la gran sorpresa la da Karol Sevilla, actriz y cantante que ha hecho labores de doblaje y por mucho tiempo hizo la serie Soy Luna con Disney. Aquí, Sevilla queda perfecta como la chica obsesionada con las redes sociales y la popularidades de los likes con su versión moderna de Teresa Rondio, uno de los principales cambios que hay al actualizar el contexto de la novela y que termina por funcionar de maravilla. Siendo éste su primer papel protagónico, la artista dota de encanto pero también de cierto aire maquiavélico a su papel, causando risas y sorpresa al sacudirse la imagen de niña buena a través de esta mordaz sátira.

Otro aspecto interesante recae en la gran banda sonora que cuenta Casi el Paraíso. La musicalización creada por Camila Uboldi encaja de buena forma al acompañar el drama, la comedia y la intriga que el relato abarca. Ni qué decir del soundtrack que contiene canciones tanto de reggaeton o corridos tumbados así como algunos temas cantados en italiano, destacando el momento de la Maldita Primavera interpretada por Loretta Goggi como una cereza de pastel para el relato, así como un gran tema original por parte de la misma Karol Sevilla que, en su lírica, captura de excelente manera la esencia de esta cinta.

Aunado a ello, la fotografía de Alejandro Cantú es capaz de darle una autenticidad al relato, sabiendo cómo lucir tanto la opulencia de la clase política iluminada constantemente como el amarillo y gris de la clase baja que azota el secreto de Conti. Asimismo, existe una edición dinámica en la que Casi el Paraíso fluye mientras, como en la novela, pasa por el deslumbramiento mexicano ante el extranjero, el drama oculto, la sensación de triunfo y el desenlace que sigue conservando esa crítica dura a la ambición, las pretensiones y lo advenedizo de la riqueza y la política mexicana que, como bien dicen, puede ser “peor que la mafia italiana”.

Así, Casi el Paraíso se coloca como una sorpresa por parte del cine mexicano, capaz de conservar la vena popular que la novela de Spota logró capturar, dándole en su momento el título de escritor plebeyo. Edgar San Juan demuestra su gran ojo en un filme que no parece ser una ópera prima pero que, como el lema que corresponde al aventurero Conde Conti, fortunis fortuna adiuvat (la fortuna favorece a los audaces), esta adaptación definitivamente merece el aplauso por el atrevimiento a no caer en los relatos simplones y la comedia formulaica sino por hacernos ver que se puede hacer buen cine con nuestras historias sin necesidad de caer en la pretensión artística festivalera.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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