Reseñas Discos
Camas separadas: la música para millennials con espíritu de señora by Daniela Spalla
La cantautora argentina escribió, compusó y grabó uno de los mejores discos del pop en español, démosle el crédito que se merece.
Ya tiene un resto que salió el álbum Camas Separadas de la cantautora argentina Daniela Spalla, desde 2018, pero apenas le vamos a tirar un review porque nos da la gana y, la neta, está chido.
Spalla estrenó este álbum, como ya quedó claro, hace un par de años. Que para 2020 siga todavía en boca de la raza no es gracias a la inteligencia o habilidad “marketera” de Universal, su compañía discográfica, bueno, sí, también, pero tiene un trasfondo importantísimo en las letras, además de un excelente trabajo musical que lo hará perdurar en el tiempo. Ya lo verán.
Daniela Spalla decidió tirar una onda romanticona al puro estilo de Amanda Miguel cuando esbozaba “La gata bajo la lluvia”, de Lupita D’Alessio al entonar “Qué ganas de no verte nunca más” o de Yuri con todo el sentimiento que le imprime a la fabulosa “Maldita Primavera”.
Antes de que empiecen con las muecas, el torcido de ojos o ya de plano los insultos. Este no es un disco de rock, nadie dijo que lo fuera. Es Pop, es el Pop más puro que se ha escuchado en los últimos tiempos, sin ganas de experimentar con algo, sin pretensiones de querer ser otra cosa.
¿Por qué lo publicamos en esta página, por qué la pasan en estaciones de radio rockeras, por qué toca en el Vive Latino? Pues porque los tiempos ya son otros, barrio, hay cabida para todos en todas partes y si no te late, abrigo.
Camas Separadas, uno de los mejores discos pop en español de la década
Camas Separadas empieza fuerte. “Estábamos tan bien” es la mejor composición del álbum. Es una balada romanticona super bailable y con un coro pegador de esos que saben hacer muy bien los grandes de la música comercial.
Musicalmente, también lleva en su estructura detalles cuidadosamente puestos como un piano bien tierno, silencios exactos, palmas, chasqueos. Todo lo necesario para rodearte por una atmósfera bien amable.
En grandiosa porque marca la pauta para sus nueve canciones restantes, les impone un límite. Las que siguen son una constante repetición de la fórmula, con variaciones aquí o allá como la melancólica “Costa Rica” en pura guitarra, el pasito lento de “Insomnio”, el experimento synth de “Los de siempre” y el protagonismo del piano en “Viaje a la luna”, etcétera.
¿Y las letras, qué pasa con las letras? Pues que son desgarradoras, le salieron de sus entrañas, de ese rincón donde un poquito de odio acumulado con el paso de los años aguarda la forma de salir en forma de arte, de un dibujo, una escultura, un performance, un deporte, de un puñetado en el box, de un golazo en la cancha e incontables ejemplos incluido, claro, un temazo.
Cada canción te da una patada en el culo con rumbo a los clásicos, a las épocas de Roberto Carlos, José Luis Rodríguez, de Daniela Romo, de Diego Verdaguer, de Dulce, Rocío Durcal y Marisela, pero con una personalidad única y fácilmente identificable con su generación. Una joya. Un clásico del romanticismo latinoamericano contemporáneo. Música para señoras millennials.
Las generaciones actuales integrarán “Estábamos tan bien” a sus listas en Spotify para Señoras dolidas trapeando el piso. Añadirán “Vete de una vez” a las dinámicas de Instagram que piden tu mejor canción de doñita. Se venderá en compilados de tianguis junto a Paulina Rubio, Thalía, Ricky Martin, Carlos Rivera, Yuridia y Enjambre. Compartirán “Pinamar” con sus hijas a la hora de comer sin olvidar frases clásicas como “esa sí era música, mijita”.
Se hablará, por los siglos de los siglos, de Daniela Spalla. Amén.