El consuelo punk de los perdedores: entrevista con CHDKF

Me cagan las entrevistas por computadora, más aún las telefónicas. Bueno, yo siempre fui un tipo inclinado por la soledad, que vive agazapado, que no tiene amigos, mucho menos enemigos y encuentra la satisfacción en cosas para uno solo; sin embargo, las entrevistas eran ese contacto con otros humanos donde podía ser feliz.

Estar ahí, con tus héroes, poder tocarlos, abrazarlos, pedirles una foto y preguntarles los enigmas que siempre creíste escondidos detrás de un riff, un verso, un coro, la portada de un disco… PUFFF, espectacular.

Pero Marino, del Chingadazo de Kung Fu, estaba del otro lado de la pantalla, en un sillón, con un fondo blanco, sus audífonos y un poco de tiempo libre para conversar conmigo de su documental, del quinto aniversario de su debut y de su próximo disco.

Saludarlo, estrechar su mano, tomarnos una foto, es algo que tendrá que esperar unos meses, quizá otro año, o varios. La pandemia por COVID-19 nos tomó por sorpresa, a todo el mundo. al CHDKF, por ejemplo, le arruinó un poco su festejo de aniversario, aunque también lo mejoró.

“La pandemia nos llevó a pensar en cosas más ambiciosas”, me dijo el vocalista y bajista del proyecto ramonero-chilango. Claro que arruinó una gira en el interior de la república y, seguro que la fiestota por el quinto aniversario, pero ahora tenemos un álbum en vivo, un documental, se viene un vinil en camino y, claro, en febrero hay nuevo disco. No tenían otra opción, renovarse o morir.

Fue precisamente por el quinto aniversario que pudimos meternos en la intimidad del Chingadazo. No sólo conocimos el lado de la historia de sus integrantes, amigos, familia, fotógrafos y ex integrantes contaron su visión de la banda capitalina en un maravilloso documental corto.

En cuanto al disco, a la distancia, es un material tremendamente visceral, escrito desde los intestinos y desde un sentimiento muy humano de haber perdido, de no tener nada más que un montón de acordes, cocaína, letras completamente humanas.

“Envejeció bien. En retrospectiva, ese pasado abona al presente que estamos llevando Las palabras a lo mejor pierden significado, pero todavía tocan fibras sensibles. Al final toda esa adversidad hubiera tenido que pasar para llegar lo que tenemos ahora”, nos dijo Marino sobre aquella joya que hace cinco años irrumpió en una escena que parecía muerta en México: el punk rock.

Y también se mostró arrepentido de una que otra letra dentro del disco que, aseguró, no ha envejecido con dignidad, pues entonces no caía en cuenta que sus mensajes, lejos de ser cagados, podían incurrir hasta en una falta de respeto o dirigir mensajes erróneos al público (aunque sin mencionar nombres, podemos adivinar que se trata de “Sexo Anal con Hipsters (Por Detrás)”.

Son estos mensajes los que precisamente llegan a los fanáticos que atascan los conciertos, que compran los discos, que los reproducen en el Spotify, en el YouTube y que les mandan mensajes de aliento a través de las redes sociales. Es fácil identificarse con ellos porque hablan de la vida diaria, vivencias que todos alguna vez tuvimos (tendremos) que enfrentar, pero que pocos lo dicen sin tanta filosofía, sin tanto arte, con puro corazón, con honestidad.

Escriben así porque nos entienden, nos conocen, porque no les dan miedo sus sentimientos, ni se esconden para llorar. Saben, además, el gran poder que hay en un tema.

“Yo he encontrado fuerza en otras canciones, canciones que en momentos adversos me ayudaron a cambiar mi vida. Me han mandado covers y les cambian las letras, les han cambiado partes, yo hacía eso”, me contó Marino al respecto.

Pero al paso del tiempo, del cambio en las circunstancias, necesariamente han cambiado también los mensajes, las canciones. Ahora van por su tercer álbum, donde todavía cantan de los momentos duros, de los golpes más culeros de la vida, pero a la vez, intentan darle a la chaviza un motivo para seguir adelante, como ellos lo hicieron. Quieren ser esperanza, inspiración, cariño, acompañamiento.

“Nosotros vamos a cantar siempre de lo que creemos, de lo que sabemos. Pero en los shows tratamos de dar un buen mensaje. Alentar los sueños que tienen, porque son cosas que necesitamos escuchar, nunca falta quien les dice “nunca lo vas a lograr”, buscamos inspirar. La premisa de nuestra música es entretener, informar e inspirar, y de eso irá nuestro nuevo disco”, confirmó Marino.

Y a cinco años, también han cambiado las circunstancias que los llevaron a escribir el Orinando contra el viento. En el amor ya no están tan rotos, tienen un trabajo que los hace felices, que les permite vivir de gira, mantenerse de su pasión. Ya tocaron en los mejores festivales del mundo, en los foros más reconocidos del circuido independiente en México.

En este contexto, la pregunta es necesaria: ¿todavía se sienten perdedores?

“A pesar de que todo ha prosperado, todavía somos independientes. Siempre es difícil, pero digamos que esta es una victoria moral. Si lo ves de esa formal, todavía está ese sentimiento, es importante. Creo que si fuéramos millonarios, de otra forma, pues no cantaríamos esto. Vamos a ponerlo así: estamos tablas, es un saldo neural”, contestó Marino, quien carece de talento para ocultar en su mirada que por siempre será parte de nosotros, de los que pierden.

“En la vida, sólo va a haber un ganador, perdedores somos un chingo”, dijo en una de las escenas más significativas del documental.