Reseñas Discos
Deep Purple – Turning To Crime
Con lujo de colmillo, Deep Purple ha entregado un trabajo más de primer nivel con el que siguen imponiendo su autoridad pisando el terreno que sea.
Deep Purple es junto a The Who y The Rolling Stones, una de las tres bandas de rock más longevas y en activo. Y con ese honor a cuestas cuentan con una discografía conformada por 22 discos de estudio, 45 en vivo (lanzamientos oficiales), 28 recopilaciones y salvo por los años en los que la banda ha estado desintegrada (entre 1976 y 1984), se la ha vivido prácticamente sobre los escenarios a través de 30 giras de carácter mundial y a lo largo de ya 53 años de carrera.
Así que bajo este contexto Deep Purple habría de ser una banda a la que le ha tocado vivir de todo y a la que poco (o nada), se le podría aún contar. Sin embargo, a esta altura del partido la vida le vino a demostrar que aún tenía que atravesar por una pandemia histórica y también bajo estas condiciones han salido avante.
El 13 de marzo de 2020 Deep Purple se presentó como cabeza de cartel en el festival Hell & Heaven, en Toluca, Estado De México, y al término de este la banda y el mundo entero se encerraron entre las cuatro paredes de la incertidumbre. En ese momento tenían ya un disco terminado (Whoosh!), el cual habría de ser lanzado a la venta en junio pero que finalmente fue lanzado ya bajo el margen pandémico hasta el mes de agosto. Y es ahora que bajo el mismo referente y quince meses después, la banda está engrosando su discografía con un trabajo más, ahora con la característica de que se trata de un disco compuesto íntegramente por covers.
Para poner en contexto acerca del entorno en el que Deep Purple decidió grabar Turning To Crime, un disco con canciones ajenas, y cómo es que finalmente lo hicieron sin arriesgar de más su integridad sanitaria, los cinco integrantes de la banda y su productor estrella, el también legendario Bob Ezrin, narraron cómo es que se fueron a “involucrar en el crimen”:
“La banda había lanzado el disco Whoosh! y tenían planeado salir de gira para promocionarlo. Sin embargo debido a la pandemia todo se tuvo que suspender y cada quien se encerró en su casa. Ellos ya estaban aburridos, además de que querían dar algo a los fans que esperaban verlos durante la gira. Así que a mí se me ocurrió proponerles que grabaran un disco de covers, lo cual me parecía extraordinario ya que son unos músicos extraordinarios. Grabar un disco de covers sería algo nuevo para ellos (aunque durante la época de la primera alineación de la banda, entre 1968 y 1969, sí grabaron varios), y al principio se opusieron un poco a la idea porque consideraban que de alguna manera eso era un poco “anti Deep Purple” y sentían que de alguna manera estarían “cometiendo un crimen” Bob Ezrin, productor.
“Afortunadamente tenemos unas casas muy cómodas, pero estar encerrados en ellas ya estaba siendo muy aburrido. Y hacer un disco de covers es algo que ya habíamos pensado en algún momento pero que nunca habíamos concretado y fue entonces que Bob Ezrin comenzó a presionar para que lo hiciéramos” Ian Paice, baterista.
“Originalmente acordamos reunirnos en Alemania para grabar los tracks básicos, incluso teníamos ya los boletos de avión para viajar. Sin embargo comenzó la cuarentena y nos enfrentamos ante el dilema de que cómo lograríamos hacer esto” Don Airey, tecladista.
“Todo comenzó haciendo una lista de las canciones que nos gustaría versionar y juntamos entre diez y veinte. Entonces votamos y así las seleccionamos. En general se trata de canciones de nuestra infancia o más bien de canciones que nos influenciaron durante nuestra etapa formativa. Cuando Deep Purple graba un disco nos reunimos todos en un salón para componerlo y para grabarlo hacemos lo mismo. Nos reunimos todos en el estudio y lo hacemos. A pesar de lo mucho que ha avanzado la tecnología, nosotros lo seguimos haciendo tal y como lo hemos hecho desde el principio, todos juntos en el mismo salón” Roger Glover, bajista.
“Yo propuse una canción que nadie había escuchado antes llamada “Lucifer” y la razón es porque cuando yo era un adolescente fui al Atlanta Pop Festival, más o menos cuando fue el festival de Woodstock, y ahí escuché a Bob Seger interpretarla y desde entonces me capturó. Posteriormente sólo la he escuchado en algunas ocasiones y fui capaz de reconstruirla de memoria. Así que pensé que esa sería una buena recomendación” Steve Morse, guitarrista.
“Hubo canciones que yo jamás hubiera propuesto, pero me dio gusto que las grabáramos porque finalmente fue muy divertido” Ian Gillan, vocalista.
DE LLENO A TURNING TO CRIME DE DEEP PURPLE
Así que conociendo estos antecedentes se entiende a fondo lo novedoso y extraño que fue para la banda grabar Turning To Crime. “Mucho de la química entre las bandas surge cuando están reunidos en el mismo salón, tocando juntos y mirándose unos a otros, comunicándose musicalmente, sin hablar” explica Ezrin. Una vez que la lista de canciones había sido determinada, Roger Glover, Steve Morse y Don Airey comenzaron a grabar demos muy básicos que enviaron a los demás para que fueran revisados e hicieran lo suyo. Gillan revisó los tonos y recomendó sólo hacer algunos cambios y Paice trabajó en los golpes de su batería, sin que le importara tener que hacerlo cientos de veces, con tal de que al final el resultado fuera perfecto.
Desde sus estudios personales, Roger Glover en Suiza, Don Airey en Inglaterra y Steve Morse en Florida, fueron enviados los demos que Ian Paice recibió en su propia trinchera (también en Inglaterra), con lo que la música de Turning To Crime quedó casi lista.
En el caso de Gillan sí se requirió trabajar un poco más y en conjunto con sus amigos, porque resulta que el estudio que él tiene es suficiente para grabar buenas pistas o demos pero no un trabajo totalmente pulido. Así que Bob Ezrin llamó a su amigo Peter Gabriel, quien tiene un buen estudio cerca de donde vive Gillan y le pidió su apoyo para esta misión. Así que con la colaboración de Gabriel y sus instalaciones, Glover viajó para apoyar a su viejo amigo y las pistas quedaron listas para ser enviadas a Ezrin, quien prácticamente ya sólo las mezcló y les hizo uno que otro ajuste.
El disco comienza con el dinamismo de “7 and 7 Is” (original de la banda californiana Love), haciendo creer que el baterista es un chamaco y apropiándose de la canción, logrando que esta sea una de las canciones del disco que más podrían parecer propias de Deep Purple.
“Rockin´ Pneumonia And The Boogie Woogie Flu” (original de Huey “Piano” Smith), tiene el título más apropiado para una canción grabada en estos tiempos y Deep Purple la interpreta con lujo de finura, distanciándose del olor callejero de la original y como a lo largo de todo el disco, el trabajo de Don Airey al piano es sencillamente soberbio y en esta aprovecha su espacio incluso para guiñarle el ojo al riff de Smoke On The Water.
Lo sorprendente de escuchar la versión que hacen a “Oh Well” de Fleetwood Mac, es corroborar que las canciones que seleccionaron explican de verdad el estilo que la banda eventualmente desarrolló con Streve Morse. Y hasta pareciera que hace más de 50 años cuando escuchaban esto, ya tuvieran planeado sonar así en un futuro muy lejano.
En “Jenny Take a Ride!” por supuesto que se rinden ante la original de Little Richard, pero entre el preámbulo y la conclusión intercalan también (y sin acreditarla), See See Rider de Eric Burdon & The Animals. Y de nueva cuenta la vida que inyecta Don Airey al piano y en el órgano es algo extraordinario.
“Watching The River Flow” (original de Bob Dylan), es hasta el momento quizás el arreglo que más variación presentó y es que en general cualquier versión que se haga del material de Dylan así será, pues de origen comúnmente se trata de canciones con un sencillo acompañamiento acústico.
Con “Let The Good Times Roll” nos remontamos de nuevo hacia la prehistoria del soul estadounidense (y obviamente), del R&B y el rock and roll. Este tema de Louis Jordan es remontado por los Purple con un arreglo de jazz a la Big Band, fino… ¡suave!
“Dixie Chicken” (original de Little Feat), es quizás la pieza más “contemporánea” a la que Deep Purple se acercó para esta colección y entre tintes de calipso y coqueteos con el reggae, la guitarra de Morse sabe mantener y presentar las credenciales del sonido rockero.
De todas las selecciones de este disco, “Shapes Of Things” de los Yardbirds es una de las más famosas, ya que sin duda se convirtió en la tarjeta de presentación de esta banda británica, semillero de guitarristas para la posteridad rockera universal. Y debido a la compartición de estilo rockanrolero, la interpretación de Deep Purple es tan fiel como renovadora por su actualización.
“The Battle Of New Orleans” (original de Jimmy Driftwood), es quizás la pieza más alejada directamente de cualquier extracción rockera, soul o R&B, que el criterio de los integrantes de Deep Purple acordó interpretar. Sin embargo el nexo del rock con la música country es una entidad latente y esta alegre versión (con la voz cantante invitada de Roger Glover, tal y como lo hacía en Episode Six, la banda en la que militó con Gillan antes de llegar a Deep Purple), incitan al escucha para el desfiguro de cantar a todo pulmón. Y como dato para la trivia, cabe subrayar que con esta canción ya van dos piezas en discos consecutivos en las que se nombra a México.
La versión original de “Lucifer” (la de Bob Seger), es una pieza breve de poco más de dos minutos, la cual goza de un ritmo bastante pegajoso. Así que Deep Purple la recreó fiel a su naturaleza original, pero la alargó casi al doble de duración por medio de sendos solos de guitarra y órgano. Y tras el primero de estos y mientras se desarrolla el segundo, con la mente muy volátil podemos escuchar que el riff sobre el que marcha la canción hace reverencia a “Zero The Hero”, una pieza demoledora que Ian Gillan perpetró con Black Sabbath en 1983.
“White Room” de Cream es un clásico tan sólido en la historia del rock, que respetando esta condición Deep Purple no hizo más que interpretarla con la categoría de artistas que se pueden ver frente a frente. El arreglo de las armonías iniciales entre Don Airey, Steve Morse e Ian Paice es simplemente conmovedor y ya sobre la estructura principal el bajeo de Roger Glover es el de un director musical que guía a su orquesta con elegancia y refinamiento. Y la interpretación de Gillan es la de un anfitrión recibiendo cálidamente a sus invitados en la sala de su casa.
El álbum se cierra con “Caught In The Act”, el cual es un medley conformado por fragmentos de cinco canciones: “Going Down” de Freddie King, “Green Onions” de Booker T & The M G´s, “Hot ´Lanta” de Allman Brothers Band, “Dazed and Confused” de Led Zeppelin y “Gimme Some Lovin´” de Steve Winwood (a su paso por The Spencer Davis Group). Y en realidad se trata de un catálogo con el que, desde hace varios años, la banda antecede la interpretación de “Hush” durante sus conciertos (y que por cierto también es uno de los primeros covers que Deep Purple grabó hacia el inicio de su carrera). Así que podemos considerar que este arreglo es ya un viejo conocido entre sus seguidores.
Y así es como con lujo de colmillo, Deep Purple ha entregado una vez más un trabajo de primer nivel, mientras también la vigencia de la banda se mantiene incólume ante el paso de los años, la embestida de las pandemias y la competencia ante bandas que van y vienen a su alrededor. Estos inquilinos del séptimo piso de la vida, siguen imponiendo su autoridad pisando el terreno que sea.