The Spits dieron un golpe recio de punk rock en House Of Vans

Fue en el 2020 que se anunció que los headliners del festivalazo MonkeyBee serían The Spits, leyendas vivas del skate punk, pero el maldito virus, el bicho se hizo presente y los planes tuvieron que cambiarse. Al final hubo un cambio por Frankie And The Witch Fingers y el show de los de Kalamazoo, Michigan se tuvo que posponer.

Así que realmente, este fin de semana pudimos darle finalizado a la segunda y maravillosa edición del MonkeyBee. The Spits cobró la deuda y se recetaron tremendo show en el House Of Vans de la CDMX y no lo hicieron solitos, los acompañó la banda nacional (con su toque teutón) de Carrion Kids.

El House Of Vans va arrancando en México, de hecho es un venue sui géneris donde un día antes estuvo Caloncho (zzzz…) y al otro este combo de guitarrazos locos. Y para quienes no han ido (ya que los boletos para sus shows duran minutos por ser gratuitos) les contaremos que es agradable en un inicio, unas pequeñas rampas de skate en la entrada y el escenario en una esquina; si alguna vez fuiste al Bulldog, que era lo que estaba antes en este lugar; simplemente baja de tu mente el escenario a una altura decente y quita la incómoda barra de alcohol.

Pero aquí hay un problema que mermó un tanto la experiencia, el audio. Cinco pesos para el ingeniero del lugar por favor, jamás le halló al estilo de las bandas y eso rebotaba, los graves se comieron todo lo demás y los teclados (y los coros) de ambas bandas pasaron inadvertidos y eso duele, ya que las dos agrupaciones rifan en ese sentido. Por suerte, el ambiente estaba arriba y abajo del escenario así que si no sonaron maravillosamente a la mayoría le importó un demonio, al final es rock and roll.

DOSIS DE PUNK ROCK CON CARRION KIDS Y THE SPITS

Así que vamos a lo bueno, empezando por los Carrion Kids, quienes subieron, despertaron morbo, una curiosidad ante el público habitual del lugar (los que ni idea quienes estarían esta noche tocando) y aunque tímidos, al final entraron al desmadre y adrenalina de los capitalinos. Por cierto, su vocalista Miki luciendo un bello atuendo en honor a Divine.

Esta banda merece más amor en la escena, pero sabemos es difícil si eres independiente. Se recetaron un set de 11 canciones, de corta duración, pero macizas. Miki es buen frontman, muy teatral en sus expresiones y ponen el ambiente.

Aquí les escuchamos rolas como: “Tu vicio crediticio”, “Señor Tocino”, “Por Mi Culpa (una canción punk que salvará al mundo)”, “Esquizo”, “Caja Negra”, “La liebre y la tortuga”, “Aquelarre”, “Ritalin”, “Mal”, “Las crónicas del hombre crustáceo”, las cuales puedes encontrar en su disco Hacer Daño, que data del 2019.

Aquí la gente ya sudaba del meneo propio de los riffs y en espera de los estelares. No tardó mucho el cambio de escenario y como buen evento punk old school, The Spits tomaron la tarima de cemento y le dieron rudo a sus labores.

Un set de más de 20 canciones en casi una hora aproximadamente con The Spits, sin descanso, sin palabrerías falsas más que la gratitud de sus integrantes por estar aquí. Nadie quiere un largo diálogo de una banda punk, sus letras y riffs hablan por sí solos.

Por fin Sean y Erin Wood (con su look de Andy Warhol) estaban en México, y no desperdiciaron ni un minuto, La gente estaba loca, desquiciada en el slam y crowdsurfin, lo cual emociona ya que, tras la pandemia, muchos conciertos (de todo tipo) se han hecho más solemnes y se ha perdido el disfrute de hace unos años. Claro, muchos salieron golpeados pero por las vallas de seguridad, el lugar es angosto en algunos lugares, está como en ‘L’.  

Si eres fan from hell de The Spits te cuento que tocaron “Rip Up The Streets”, “In A Van”, “Tired & Lonely”, “Out Of Time”, “Shitty World”, “Up All Night”, “Tonight”, “Don’t Shoot”, “Police”, “She Don’t Kare”, “19 Million AC”, “Black Kar”, “Witch Hunt”, “Lose My Mind”, “Rat Face”, “Bring”, “Sk8”, “Pissed Off”, “Spit Me Out”, “Let Us Play Your Party” y “Nuke”.

Con esto ya solo quedamos a la espera del MonkeyBee en su tercera edición, sus pre-fiestas que se ponen chulas y que no vuelva el bicho nunca más, ¡que nos dejen bailar!